sábado, 31 de diciembre de 2016

Adiós, 2016



Hoy, 31 de diciembre de 2016, es un día de felicitaciones, propósitos, finales y comienzos. También un día para reflexionar, recapacitar y, por qué no, ser especialmente optimistas de cara al futuro.

Yo, que soy de naturaleza optimista la mayor parte del tiempo, aprovecho siempre estas fechas para hacer balance de lo que ha ocurrido durante los últimos doce meses y, de paso, recopilar datos, estadísticas y curiosidades relativas al último año.

Hoy, por ejemplo, he ido directamente a la página de la Fundéu porque quería buscar cuál ha sido la palabra del año del 2016 y he visto que la elegida ha sido «populismo». De una lista de doce finalistas, ha sido la ganadora debido a que refleja no solamente gran parte de la situación sociopolítica actual, sino también la evolución de una palabra que inicialmente era neutra, pero que se ha ido tiñendo de matices negativos en los últimos años.

La entrada de la Fundéu es francamente interesante e incluye enlaces a otros posts igualmente dignos de ser leídos. No obstante, como creo que es una palabra relativamente negativa y no especialmente bonita, también voy a incluir aquí un enlace a una lista de cuarenta palabras bonitas en castellano, ya sea por su sonoridad o significado. Paradójicamente, mis dos favoritas serían «sempiterno» e «infinito», que al fin y al cabo significan lo mismo.

En fin, cierro esto y te deseo lo mejor para el nuevo año (y para todos los siguientes, ya que estamos).

martes, 27 de diciembre de 2016

Pues las dos están bien



Te he desconcertado con mi título, ¿eh? Seguro que ahora estás pensando «¿A qué se refiere este [rellenar a su gusto] con lo de que “las dos están bien”?». Bueno, pues como no podía ser de otra manera, voy a hablar de anécdotas lingüísticas, porque resulta que hay algunas palabras que tienen dos grafías correctas. 

Me surgió la duda hace poco, cuando en un texto que tenía que traducir apareció la palabra «unscrew». Yo siempre había dicho «desatornillar», pero también «destornillador». Así pues, ¿se dice «destornillar» o «desatornillar», «destornillador» o «desatornillador»? Como mi curiosidad lingüística en ese momento iba de la mano con el deber profesional, me vi en la obligación de buscarlo y vi, para mi fortuna, que ambas opciones son correctas. En el diccionario de la Real Academia la primera (destornillar) redirige a la segunda (desatornillar), pero no especifica en ningún momento que una de las dos sea preferente (por cierto, pronto hablaré también del tándem preferente-preferible). En cuanto a «destornillador» y «desatornillador», lo mismo: «desatornillador», que según la RAE se dice principalmente en una serie de países, redirige a «destornillador», definido como Instrumento de hierro u otra materia que sirve para destornilla y atornillar.

Una búsqueda un poco más profunda me llevó a una bonita lista de otras palabras en la misma situación que «destornillar» y «desatornillar», ya que este no es ni mucho menos un caso aislado. De hecho, hay muchas que todos conocemos, como oscuro-obscuro, armonía-harmonía, kiosco-quiosco, mahonesa-mayonesa…

En realidad, podemos ver varios grupos perfectamente diferenciados: el primero sería el de extranjerismos con su adaptación al español (beige-beis), el segundo el de palabras con grafías un poco alejadas de la normativa del castellano estándar (eccema-eczema, euskera-eusquera) y el tercero el de palabras con letras «sobrantes», como pueden ser la p antes de consonante (septiembre-setiembre; psicólogo-sicólogo), la b en el mismo caso (sustancia-substancia) o la eterna h muda (arpía-harpía).

Otros casos que, lo reconozco, me parecen interesantes y dignos de mención, son los siguientes: fláccido-flácido, endivia-endibia, gineta-jineta, transbordo-trasbordo. ¿Qué por qué menciono éstos en concreto? Porque más de una vez he pensado que las había escrito mal y gracias a esta pequeña investigación me quedo más tranquilo. Ah, y tampoco podía dejar de mencionar otro caso: barajar y barajear. Ambas recogidas por el DRAE, que dice que la segunda opción es propia de México, Cuba y Guinea, aunque en realidad es la que he usado yo toda mi vida…

En fin, como la entrada se está alargando, te dejo aquí un enlace a una página con ¿todas? las palabras con grafía doble (paradójicamente, destornillar-desatornillar no figura) y prometo que, en un futuro próximo, además de hablar del binomio preferible(mente)-preferente(mente), dedicaré una entrada a las palabras que se pueden acentuar de dos (o más) maneras diferentes.

P.D.: sé que, oficialmente, ya es el Día de los Inocentes. No obstante, te prometo que todo lo que pongo aquí es cierto o, al menos, contrastable con otras fuentes.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Nueva etapa



Por algún motivo, siempre me ha gustado mantener a mis lectores (siempre en plural, uno que es optimista) al corriente sobre mis andanzas y mi trayectoria académico-profesional (ver aquí y aquí, por ejemplo). Pues bien, por eso mismo ha llegado la hora de publicar que, desde hace algo más de un mes, trabajo como traductor in house en una agencia de traducción de Barcelona.

Ya he hablado tanto de la ciudad condal como de algunos de mis trabajos anteriores, así que creo que es pertinente que explique también las particularidades de mi nuevo empleo. Para empezar, diré que se trata de un puesto de traductor, por lo que el grueso del trabajo consiste en eso mismo, en traducir (esto podía ser un poco obvio, pero me apetecía recalcarlo de todos modos). 

Esto es algo que me entusiasma y que me da la oportunidad de practicar y aprender muchísimo. Además, hay que tener en cuenta todo lo que hay detrás de un «simple» puesto de traductor: por ejemplo, hay que manejar correctamente todos los programas que se utilizan normalmente, ya sea de traducción y revisión o de gestión. También es necesario saber dónde buscar la información, cómo utilizar los diccionarios y documentarse lo mejor posible sobre las exigencias del cliente en cuestión, para adaptarse a ellas tanto en cuanto a la terminología como al estilo.

En realidad, todas estas cosas tiene que saberlas cualquier persona que se dedique a la traducción, trabaje donde trabaje. En mi caso ha sido especialmente relevante porque la agencia en la que estoy contratado utiliza programas bastante específicos y muchos de los clientes habituales tienen guías de estilo que hay que leer antes de ponerse en marcha.

Por el momento, la verdad es que tengo que reconocer que el balance está siendo francamente positivo y que espero poder exprimir esta experiencia al máximo. Y, como siempre, te mantendré informado. Ah, y te recomiendo que leas esta entrada, que escribí hace unos años y en la que predije que volvería.