viernes, 27 de abril de 2012

Condicionando...

Si hay algo que todo traductor debe controlar son los condicionales. Pesadilla de muchos y recurso de algunos, suponen un paso más en el aprendizaje de una nueva lengua, para bien o para mal. Con el fin de manejarlos, hay que dominar todo tipo de tiempos verbales, conocer las distintas estructuras y, por qué no, tener un poco de imaginación. Veamos algunos ejemplos.
If I had to be a colour, I woul be… el violeta. Sin duda. Es un color original, diferente y bastante poco convencional: apenas aparece en la naturaleza, ni en las construcciones que llevan la firma del hombre. Además, es un color profundo, infinito y que aglutina lo mejor del azul del mar y del rojo sangre. Eso sí, hacedme el favor de no confundirlo con el morado ni el lila.

Se fossi un animale, sarei… un águila. Claramente. Pocos animales tienen esa elegancia, esa belleza salvaje o esa velocidad al caer en picado. Además, posee ese poder con el que el hombre sólo se ha atrevido a soñar: puede volar.

Si j’étais une ville je serais… Salamanca, Barcelona, Praga, Oxford, Siena, Santander, Brujas… He tenido la suerte de haber estado en lugares maravillosos y, aunque la ciudad perfecta no existe, me sentiría orgulloso de ser cualquiera de éstas.

Si fuera un árbol, sería… Un eucalipto. Vuelvo a ser poco convencional, pero pocas cosas en el mundo infunden la elegancia y la serenidad de un eucalipto. Con su tronco claro y recto, su olor fresco y agradable y sus ramas poderosas. Además, ‘eucalipto’ tiene las cinco vocales, otro punto a favor.

Si fos un sentiment, seria… La risa. No sé si cuenta como sentimiento, pero no hay nada mejor que esos momentos en los que no puedes parar de reír. En los que las tonterías más absurdas te cortan la respiración, hacen que se te escapen las lágrimas y te doblan de dolor. Ese “sentimiento” es insuperable así que, a poner más risas en nuestra vida.

En fin, espero que hayas disfrutado con este repaso de los condicionales. Cuando domine más idiomas lo ampliaré.

viernes, 20 de abril de 2012

Apostillas a 'A traducir se ha dicho'


Después de la última entrada, me he planteado hacer una lista de canciones que han triunfado a pesar del terrible hándicap de no estar en inglés ni en español para redondear mi triunfo. Pero creo que es mejor dejar las cosas como están y limitarme a criticar las que han sido traducidas al castellano para desgracia nuestra. Bueno, mejor no. Es de mis primeras entradas, no quiero crearme enemigos tan pronto.

Simplemente, el tema de la música hace que me ponga sensible y combativo al mismo tiempo. Qué se le va a hacer.

El caso es que es algo en lo que todo traductor tiene que pensar tarde o temprano. Al traducir un texto se pierden muchas cosas. La esencia de ciertas palabras, la sonoridad, algunas aliteraciones imposibles de mantener… Y eso sólo para respetar el significado. Cuando hablamos de poesía, la traducción se vuelve algo prácticamente utópico, por todas las demás dificultades que ésta conlleva.

Pero ¿qué pasa con las canciones? Hay que mantener el significado, las rimas, el número de sílabas, la sonoridad y el registro, exactamente igual que para poemas. Pero también hay que pensar en el cantante, el título y en cómo son los sonidos de un idioma respecto a otro. Pocos artistas ingleses (y extranjeros en general) superaron la prueba de cantar en condiciones un tema traducido al español, cuando antaño estaba de moda traducir todo lo mínimamente traducible. Eso, qué quieres que te diga, quita puntos de forma inevitable, lo cual es una pena. Mejor disfrutar de la esencia de un tema en el idioma original, por muy desconocido que sea.

En definitiva, en esta entrada sólo añadiré que temo el momento en que me toque traducir una canción, si es que llega. Cruzaré los dedos para que sea del italiano al español (indiscutiblemente más fácil) y para que la letra no contenga la palabra stanza (Nek, Franco Battiato, disculpadme).

Vaya, a pesar de todo ya me he hecho un par de enemigos. 

lunes, 16 de abril de 2012

¡A traducir se ha dicho! O no…

-¿Es necesario traducir?
-Claro que sí. (Soy un traductor en potencia, mi respuesta no podía ser otra).
-Pero, ¿siempre?
-Hombre, siempre no… Depende de la situación, del texto fuente...
-¿Cuándo no hace falta?
-Pues cuando entiendes el idioma original, cuando no tienes ningún tipo de interés por el texto en cuestión, cuando hay fotos de por medio (ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras)…

Vamos bien. Conocer nuestras limitaciones para ser conscientes de nuestros puntos fuertes. Pero hay un caso en el que tampoco es necesario traducir, y es cuando hablamos de canciones, de lyrics, de música.

Imaginemos una situación ficticia. Se escuchan de fondo unas notas. Te enganchan y prestas atención hasta que escuchas la canción entera. Te gusta. Decides que averiguarás el título, te la descargarás y, por qué no, la incluirás en un CD con temas dignos de tal honor. Puede que entiendas parte de la letra y que incluso te acuerdes de ella lo suficiente como para tararearla o inventarte algo con sentido. Pero puede que no, y de todos modos te bajarás esa canción y la incluirás en ese CD.

Vale, mucha gente dirá que la letra es importante porque “a lo mejor es una canción que habla de tortura, de racismo, de plantas árticas aburridísimas” y que “es mejor entender la letra para saber qué estás escuchando”.

¿Pues sabes qué te digo? Tururú.

No hay nada mejor que no entender en absoluto la letra de una canción. Así, su significado se basará simplemente en las emociones que nos provoque. Y si es un tema que nos gusta, dichas sensaciones serán tirando a buenas. Además, seamos realistas, las posibilidades de que la letra trate de tortura, racismo o plantas árticas son más bien bajas. Y, puestos a desarmarte y dejarte sin argumentos, ¿cuántas canciones tienes en tu ipod de las que no te sabes más que un par de estrofas, muchas de las cuales ni siquiera tienen sentido? Por mucho que estén en español, o por mucho inglés que sepas, siempre habrá cosas que no entiendas o de las que no te acuerdas cuando la estás cantando.

Ojo. No quiero decir que la letra no sea importante. Algunas de mis canciones favoritas lo son porque su mensaje me ha tocado la fibra sensible. Pero también es el momento de confesar que no entiendo NADA de la letra de muchas de ellas y que alguna incluso está en un idioma del que no sé más palabras que el título de la canción.

¿Friki? Sólo voy a decir una cosa: Dragostea din tei.

No soy el único, ¿eh?

jueves, 12 de abril de 2012

La traducción de Harry Potter


Los niños se hacían mayores con los personajes” (adaptación de las palabras de Nieves durante la entrevista).
http://programadondelenguas.blogspot.com.es/2012/03/la-traduccion-de-harry-potter.html

Acabo de escuchar una entrevista a dos de las traductoras de los libros de Harry Potter: Gemma Rovira y Nieves Martín. Ha sido genial.

Es que cuando terminé de leer el séptimo libro me quedó un sentimiento de vacío increíble. Pero entonces todavía me quedaba la traducción al castellano. Cuando salió y pude leerla, todavía me quedaba la peli. Y el director tuvo la delicadeza de hacer dos partes, así que la ilusión de que Harry Potter no había terminado seguía estando ahí. De hecho, al salir del cine, después del final de la segunda parte de Harry Potter y las reliquias de la muerte fue cuando dejé definitivamente mi infancia atrás.

Ahora, la entrevista ha sido como un espejismo. Una ilusión a la que aferrarme, una vuelta a mi adolescencia y a los años que pasé devorando un libro tras otro, en cinco idiomas distintos, sin importarme el saberme diálogos enteros de memoria.

Además, también ha sido una especie de reconciliación. Después de todo lo que he criticado las traducciones de Harry Potter (pido perdón por ello), al menos ahora se me ha proporcionado una justificación. Y digo que ‘se me ha proporcionado’ porque después de todas las horas que me he pasado en Hogwarts, casi me siento como si me la mereciera. Por supuesto, no es el caso.

De hecho, después de estos minutos de entrevista he llegado a la conclusión de que en un futuro (si Dios quiere, no muy lejano) volveré a leer los libros en todos los idiomas que pueda (en principio ya serán seis) y volveré a escribir al respecto. Si me atreviera, hasta haría mi propia traducción, pero creo que eso ya sería demasiado optimista. Y bastante innecesario.


lunes, 9 de abril de 2012

Todos los días de mi vida

Pues sí, esta tarde ha tocado cine. Predecible de principio a fin, con el guaperas de turno y la típica chica mona, ‘Todos los días de mi vida’ es una comedia romántica, ñoña y empalagosa, de las que a mí tanto me gustan. Es muy entrañable, resulta fácil de ver y, lo que es mejor, está inspirada en hechos reales, que siempre da puntos.

Sin embargo, y sin ser gran cosa, lo más destacable es el argumento. Espero que ya la hayas visto o, al menos, que no tengas intención de verla, porque a lo mejor te destripo el final, pero el caso es que trata de una chica (Paige) que pierde la memoria en un accidente de tráfico y sólo se acuerda de sus primeros años, de todo lo que vivió antes de decidir romper con todo y cambiar de carrera, ciudad y entorno. Así, al despertar, es como si el último lustro hubiera sido borrado de su mente y la nueva Paige (la que rompe con todo) nunca hubiera existido.

En el fondo, te hace pensar. Es increíble lo que nos puede hacer el cerebro. Si yo ahora tuviera un accidente así, ¿qué es lo que recordaría? ¿Qué cosas borraría mi cabecita? ¿Y por qué? Últimamente está habiendo muchos cambios en mi vida y, con un poco de suerte, los seguirá habiendo… Puede que mi Sistema Nervioso Central deje de funcionar correctamente en cuanto se le dé la oportunidad... Debería poner a salvo mis buenos recuerdos y cruzar los dedos para que nada los haga peligrar.

Así pues, ya tengo deberes para estos días: coleccionar buenos recuerdos. No es mala idea. También me puede venir bien como antídoto para los periodos de bajón y, por qué no, puede ser motivo de una futura entrada.

A todo esto, yo había empezado a escribir porque el título original de la película es ‘The vow’ (el juramento) y no deja de ser sorprendente que lo hayan traducido por ‘Todos los días de mi vida’. Por esta vez se salvan, porque a mí (por lo menos) el cambio me gusta. Pero para otra vez seré crítico e inflexible, ahí lo dejo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Sorpresas de Pascua

Las últimas clases de cada trimestre son muy predecibles. Por lo menos si estás estudiando idiomas: vocabulario de la festividad de turno, expresiones, costumbres… Por ejemplo, hoy en clase de alemán hemos comparado las tradiciones españolas con las germanas (salimos perdiendo, lo tengo que reconocer) y en la de italiano ha surgido una cuestión que me ha descolocado bastante: ¿qué sorpresa te gustaría encontrarte dentro de un huevo de pascua?

Es una pregunta típica, todo hay que decirlo. Si me ha descolocado es sencillamente porque no sabía qué responder. ¿Dinero? Nah, demasiado superficial… ¿Billetes de avión para un destino lejano y exótico? No estaría mal, pero los viajes los hacen las personas, no los lugares. ¿Un boletín de notas con todo dieces? ¿Para qué? Las buenas notas sólo molan si ha habido esfuerzo detrás, tampoco me sirve.

Supongo que en el fondo es bueno no saber qué quiero. Significa que ahora mismo no hay nada que me falte, o que necesite. Eso sí, me imagino que no estaría mal abrir un huevo de chocolate y encontrar dentro una canción que me siga poniendo los pelos de punta después de mucho tiempo, un libro que me enganche o una peli que me haga llorar. Bueno, no, eso no, que luego se meten conmigo.

En fin, cosas buenas hay muchas, y algunas de ellas caben en un huevo de Pascua. Sólo hay que elegir una y cruzar los dedos para encontrarla… Claro que eso se puede hacer en cualquier época del año, y se puede buscar más allá de unas chucherías con forma de huevo. Así que a por ellas.

lunes, 2 de abril de 2012

El Helio también mola

¿Hay algo mejor que un globo flotando en el aire, desafiando a la Gravedad? Vale, un montón de cosas. Pero, ¿hay algo mejor que la cara de un niño viendo cómo el globo se eleva? Ya no tantas, ¿eh? Pues el responsable de ello es el helio, otro elemento de la tabla periódica. No mola tanto como el litio porque sus aplicaciones terapéuticas son muy limitadas (diría nulas si no fuera porque hace que la voz suene mucho más aguda y eso, por fuerza, tiene que ser bueno para la salud… de los demás), pero es todavía más pequeñito, así que también se le coge cariño. Y es un gas noble, que no está mal.

En realidad, es complicado conseguir que la voz se vuelva aguda después de inhalar helio. Hay que hacerlo bastante bien (ayuda si sabes fumar, que no es mi caso) y el efecto dura más bien poco, pero puede ser la forma de pasar un buen rato. ¿Que ya tenemos una edad para hacer esas cosas? Habla por ti, yo todavía me siento lo suficientemente joven.

Por cierto, el helio tiene el punto de ebullición más bajo de todos los elementos, no es inflamable y se puede usar en globos y dirigibles, en criogenia y como anticongelante. Yo lo digo por si acaso, que saber estas cosas a veces viene bien.