martes, 25 de febrero de 2014

Harry Potter und der Stein der Weisen (traducido por Klaus Fritz)

Una soleada tarde de septiembre, recién aterrizado en Heidelberg y con el firme propósito de aprender alemán, salí de una famosa librería con el primer tomo de la saga de Harry Potter en las manos. Creo que leer es lo que más puede ayudar a quienes están estudiando un idioma, y yo decidí que la opción perfecta para tan noble labor sería una historia conocida, con un vocabulario asequible y, sobre todo, con un argumento con el que ya estuviera familiarizado... Para evitar excesivos bloqueos mentales.

Algunos meses después (más de los que me gustaría admitir), conseguí llegar a la última página y dar la lectura por terminada. Supongo que mi alemán sí es un poco mejor y parte del mérito se lo debo a tan idolatrado libro.

La verdad es que me gustaría poder opinar acerca del contenido, pero no lo haré, porque a estas alturas me parece prácticamente una obviedad, o de la traducción, pero tampoco lo haré, porque mi nivel de alemán no está a la altura.


Entonces, dirás, ¿para qué estás escribiendo esto? Pues muy sencillo. Únicamente quiero enfatizar el hecho de que la lectura te puede abrir innumerables puertas. No sólo te permite descubrir nuevos mundos, también te proporcionará una mayor soltura, un vocabulario más rico y una mente más lúcida. Y, cuando estamos hablando del aprendizaje de una lengua extranjera, los beneficios pueden ser incalculables.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Errores en español... O no

Me acabo de dar cuenta de que a veces escribo palabras cuyo uso sé que es incorrecto (o, mejor dicho, no del todo correcto) y, en vez de buscar una alternativa, pongo a continuación que es un fallo y que no se debe usar.

Si lo pensamos fríamente, ese modo de proceder me deja en muy mal lugar. No es algo que podría hacer en un examen ni en un futuro encargo como traductor profesional. Entonces, ¿por qué lo hago? Pues porque son errores que considero poco importantes o, incluso, con los que no estoy de acuerdo.

Un profesor de la carrera de traducción siempre decía que 'el diccionario es como papá: cuando eres pequeño, crees que tiene todas las respuestas, pero con el paso del tiempo acabas replicándole y llevándole la contraria'. Y es que algo tan rico, variado y complejo como un idioma no se puede aglutinar en un libro. Por eso siempre hay que cuestionar ciertas cosas.

Por ejemplo, hay muchas palabras que se dicen con frecuencia y que no están recogidas en el diccionario. ¿Qué quiere decir eso? ¿Que no podemos usarlas? Claro que no, es sólo un indicio de que la sociedad va por delante de la Real Academia o de la institución en cuestión. Esta situación puede aplicarse a neologismos, formas coloquiales (que no vulgares) o incluso calcos. Entiéndeme, no estoy a favor del uso indiscriminado de términos coloquiales ni de calcos, pero algunos están tan integrados en el idioma que yo a algunos ya los veo perfectamente lícitos. Y, muchas veces, es sólo cuestión de tiempo que acaben siendo incluidas en los diccionarios.

Algo parecido se podría decir de las palabras resultantes de las últimas modificaciones. No voy a volver a comentar la supresión de 'sólo' (con acento), pero se me viene a la cabeza el eterno ejemplo de Catar. A mí me gustaba escribirlo con Q, le daba un toque exótico y me venía muy bien para jugar al Scatergories, pero resulta que esa Q no es natural en español, ergo se tiene que que cambiar por la siempre castiza C. ¿Quiere decir eso que los textos que sigan optando por 'Qatar' están mal escritos? En mi opinión, no... Aunque tampoco me arriesgaría a ponerlo en un examen o un encargo.


Lo mismo ocurre con términos como blog o grandísimo. La primera es un préstamo: una palabra inglesa que, poco a poco, se ha ido introduciendo en nuestra vida de forma inalterada. No existía una traducción en castellano y resulta tan fácil usarla (¡sólo son cuatro letras!) que la RAE ha caído rendida a sus pies y se ha apresurado a dedicarle otra entrada. La segunda es un superlativo que no aparece en el diccionario (hay que recurrir a 'máximo', opción más correcta), pero que todos usamos continuamente en nuestro día a día... ¿pasará mucho tiempo antes de que las más eminentes instituciones lingüísticas de este nuestro idioma la reconozcan como término de pleno derecho, y no como opción incorrecta? Hagan sus apuestas...

domingo, 9 de febrero de 2014

La trilogía de la que habla todo el mundo

Creo que ha llegado el momento de reconocer que me he leído 50 sombras de Grey, el primer volumen de la saga promocionada como 'La trilogía de la que habla todo el mundo'.

No me da vergüenza admitirlo, la verdad. No pude resistir la tentación de leer un libro que inundaba los escaparates de todas las librerías y centros comerciales. Y, menos aún, uno que ya se habían terminado muchos amigos (mejor dicho, amigas) y del que me habían hablado bien - sí, lo digo en serio; las malas críticas llegaron más tarde. Por tanto, una vez que el volumen en cuestión abandonó uno de los ya mencionados escaparates y cayó en mis manos, decidí que lo terminaría. No quería perderme la oportunidad de ser parte del fenómeno editorial del momento.

Al respecto, únicamente me gustaría comentar dos cosas. En primer lugar, que es un libro escrito exclusivamente para gustar. O esa es la impresión que me ha dado. No hay profundas reflexiones, giros inesperados ni análisis exhaustivos de las personalidades de los personajes (aunque en este punto sí podríamos hablar, al menos, de 'intento'), pero está cargado de morbo, tiene un alto contenido sexual y se trata, a grandes rasgos, de una historia facilona y previsible con los ingredientes justos para agradar y que puede llegar a enganchar. No es mi caso: tardé más de un año en terminarlo... Pero lo conseguí.

En segundo lugar, que creo que la carta de presentación es cierta. Parece que 'todo el mundo' se ha leído al menos un libro de la trilogía y, evidentemente, hay situaciones en las que es el tema de conversación de todos. Supongo que, si no puedo sancionar a la compañía editora por dar información falsa, sí que puedo al menos criticar el hecho de que haya tenido que ser publicado un libro así, morboso y con numerosas escenas subidas de tono, para que 'todo el mundo' hable de literatura. En fin, algo es algo.


En realidad, esta entrada no es una crítica ni a la saga ni a la gente que se la ha leído. Considero que cualquier libro puede enriquecer al lector de mil maneras distintas y es una forma de descubrir nuevos mundos. Lo dejaremos en que me he leído libros mejores.