Hacía mucho que escribía una de mis “criticas” (siempre entre comillas). Es
cierto que este año estoy más relajado y muy lejos del ritmo de un libro
semanal que mantuve durante casi todo el 2015, pero supongo que el motivo principal es que
tampoco quiero que este blog se convierta únicamente en una página web con
reseñas de libros.
Sin embargo, he querido sacar a la luz este título en concreto (que terminé
hace ya bastante), por un motivo un poco tonto. Resulta que una vez alguien me
dijo ‘me gusta hablar contigo de libros, porque no te cierras a nada’ y Paper
Towns es el ejemplo perfecto. Se trata de una historia (y de un autor) que ha
triunfado mayoritariamente entre el público adolescente, lo que le hace ser descartada e incluso vilipendiada por el grueso de lectores adultos
(pero no por mí). Además, la comercialización y la publicidad que se le han
hecho a John Green y a todas sus obras, incluyendo las versiones
cinematográficas de alguna de ellas, no ayudan.
Y es por eso por lo que quiero sacar este libro a colación. No niego que habría
disfrutado más de él si lo hubiera leído en mi ya lejana etapa de adolescente,
pero eso no me ha impedido valorar el conjunto muy positivamente. A pesar de
ser “literatura juvenil”, consiguió engancharme bastante, me sentí en todo
momento bastante identificado con el personaje y, además, pude aprender mucho
de temas tan variopintos como X e Y (no voy a decirlo, desvelaría demasiado).
En realidad, no es la primera vez que alabo libros considerados de niños o
juveniles. Tal vez es porque hay una parte de mí que se quiere seguir aferrando
a esa época o porque no me cuesta ver la parte positiva de todo, o a lo mejor
es que no soy un lector adulto digno de tal nombre. Lo que está claro es que no
me arrepiento de haber leído Paper Towns y te lo recomiendo si no eres de los
que denuestan la “literatura juvenil”.