Lo confieso
públicamente: amo a Marc Levy. Son muchos los autores franceses que han
conseguido mi bendición, pero Marc se merecería un puesto de honor en esa
lista, sobre todo ahora que acabo de finalizar la lectura de La primera noche.
Ya comenté
hace tiempo (¡Lecturas recomendables!) que El
primer día me había parecido un libro estupendo, pero no acaba ahí la cosa:
resulta que hay una segunda parte, y ésta está a la altura de la primera.
Me daba miedo
que la historia continuara, porque me parecía un final muy cerrado… en cierto
modo. No sé si Marc había planeado una saga desde el principio o simplemente
dejó la puerta abierta a la publicación de una novela más, pero lo cierto es
que yo estoy encantado cada vez que me topo con un libro suyo en alguna librería
o biblioteca, así que no le reprocho que haya seguido con la historia.
A lo que
íbamos. Aunque La primera noche no
alcanza el grado de perfección de Las
cosas que no nos dijimos, es un libro que no me ha dejado indiferente. La
forma de escribir de Marc (y de su traductora) me resulta muy amena, la
historia da bastante juego y, para terminar, todo el conjunto engancha
bastante. Además, los escenarios que se describen son de lo más variopinto y
Marc se luce con algunas de sus frases: pequeñas joyas que no he podido evitar escribir
para poder recordarlas siempre.
De hecho, voy
a compartir contigo parte se sus sabias enseñanzas. From the very first page, así no desvelo gran cosa:
‘La felicidad nos
vuelve distraídos’.