lunes, 25 de julio de 2016

Traductores redactores

Últimamente he encontrado varios lugares en internet en los que buscaban una persona para redactar contenidos o, en general, para ayudar en labores de redacción. La mayoría eran prácticas o trabajos remunerados, aunque algunos simplemente pedían voluntarios (para colaborar en páginas web, por ejemplo). Yo, en un alarde de optimismo, he solicitado casi todos los puestos que he visto, incluso algunos de los no remunerados. Lo he hecho porque he pensado que puede ser un trabajo divertido y enriquecedor, que tal vez me permita seguir mejorando y, sobre todo, explorar esa faceta de mi vida que ya sale a relucir con cada entrada del blog. Me refiero, claro está, a la faceta de redactor.

En cierto modo, se puede decir que todo traductor tiene una parte de redactor. Tal vez no es un creador, como un “redactor puro”, pero una persona difícilmente podrá dedicarse a la traducción si no sabe redactar. Tiene tanto sentido y ambas cosas están tan relacionadas que, de hecho, en muchos de los anuncios pedían específicamente traductores (esto alentado, eso sí, por el hecho de que muchas veces hay que complementar las labores de redacción con conocimientos de una lengua extranjera).

No se puede negar que muchas personas estudian Traducción e Interpretación porque les gusta escribir (es uno de los motivos estrella, junto con ‘me gustan los idiomas’ y ‘quiero ser intérprete’). También hay que tener en cuenta que no hay muchas carreras en las que la escritura sea una parte central (posiblemente, las dos únicas sean Traducción y Periodismo) y que en un mundo tan interconectado como el nuestro, el conocimiento de idiomas extranjeros es un plus bastante valioso... y es algo que los traductores traemos de serie.


En definitiva, lo que vengo a decir es que el trabajo como redactor puede ser una salida perfectamente válida para alguien que haya estudiado Traducción. Es un trabajo relacionado con la carrera, para el que se nos ha formado y que nos puede proporcionar experiencia y ayudar en futuros encargos de traducción. Además, las condiciones pueden ser similares a las de un traductor e, insisto, nos puede descubrir una faceta nueva de nosotros mismos. Así que, ¿por qué no intentarlo?

sábado, 16 de julio de 2016

Mieses Karma, von David Safier



Hace no mucho oí hablar de este libro y, sólo con el título (en español, Maldito karma), supe que quería leerlo. Poco después me enteré de que el autor era alemán y decidí que era pertinente leer la versión original, con la suerte de que durante mi estancia en Leipzig he podido conseguirla.

No ha sido el primer libro que leo en alemán (a estas alturas ya llevo unos cuantos), pero creo que sí ha sido tal ver el primer libro para adultos que no leo por obligación y, sobre todo, del que disfruto de verdad. Y es que, aunque evidentemente ha habido palabras que no he entendido y es probable que se me haya escapado alguna referencia, es una historia dinámica y bastante sorprendente; una novela tal vez un poco surrealista, pero divertida y narrada con un tono desenfadado e irónico que ha hecho que se me haya escapado más de una carcajada (y esto, en un tranvía alemán, puede ser una situación un poco violenta).

David Safier consigue vadear la enrevesada gramática alemana para imprimirle a Mieses Karma (y supongo que a sus otros libros, aún no he leído ningún otro) un ritmo ágil, que hace que sea sorprendemente fácil de leer incluso para un no nativo como yo. También es digno de halago su hilo argumental, que es de los que continuamente te dejan con ganas de saber qué va a pasar.

Además, resulta que hay una segunda parte. No sé si se trata de una continuación de ésta o si es una historia completamente distinta, pero en torno al mismo tema. El caso es que espero poder leerla pronto y, con un poco de suerte, disfrutar con ella tanto como con la primera.

viernes, 8 de julio de 2016

Musik, música, music, musique, musica…



¿Conoces la sensación de repetir una palabra tantas veces que deja de tener sentido? Pues me acaba de pasar con ‘música’ y algo me dice que a ti también (si has leído el título, claro). Pero no he podido evitar dedicarle una entrada a tan elevado arte porque también puede ser nuestro aliado a la hora de aprender un idioma.

Ya he dicho alguna vez que no creo que sea necesario traducir las letras de las canciones. Primero, porque es muy difícil y, segundo, porque siempre se pierde parte de la esencia (como con toda traducción, por otra parte). Habrá quien argumente en contra y diga que si no entiendes la letra no sabes lo que estás cantando, pero ahora voy a plantear algunos contrargumentos: 

1. No lo sabes, pero lo puedes buscar. Tal vez no era tan fácil en los ochenta, cuando las baladas italianas triunfaban en España y los artistas correspondientes se apresuraban a lanzar versiones en castellano porque además era el único idioma que se hablaba aquí (lo del inglés llegó más tarde). Hoy en día, internet ha facilitado la búsqueda de la canción, la letra, la traducción y hasta la página de Wikipedia (muchas canciones tienen la suya propia).

2. ¿Hasta qué punto es importante? Sí, es cierto que muchas canciones ganan puntos cuando entiendes la letra, pero yo soy perfectamente capaz de tararear un estribillo en español sin ser consciente del significado y, por extensión, una letra inventada en idiomas como griego o noruego (lenguas que, evidentemente, no hablo). Y no por ello me va a gustar menos la canción.

3. ¿Qué pasa si alguien la traduce y no sólo no mantiene todo el significado, sino que también se pierde la armonía? Pues que a lo mejor el tema en cuestión deja de gustarnos. Y esto es algo relativamente habitual, porque NO ES NADA FÁCIL traducir la letra de una canción.

4. Al escuchar canciones en otro idioma, puedes aprender dicho idioma. De hecho, esto es lo que me ha llevado a hablar de este tema en la entrada de hoy: la música es una forma perfectamente válida y muy agradable de avanzar con el aprendizaje. Además, no sólo te permite aprender palabras nuevas, sino también descubrir cantantes, grupos y, por qué no, una parte de la cultura del país de origen.

Yo ahora mismo llevo una época escuchando casi exclusivamente canciones en alemán y estoy muy contento. No puedo decir que mi nivel haya subido escandalosamente, pero siempre es bueno para practicar y, sobre todo, estoy descubriendo artistas que me encantan y melodías que apenas me puedo quitar de la cabeza. Así que ya sabes, si estás aprendiendo un idioma extranjero investiga cuáles son algunos de sus cantantes más famosos (si no conoces ya unos cuantos), busca algunos de sus temas… Y estudia mientras escuchas canciones que pueden pasar a formar parte de tu vida.