lunes, 31 de diciembre de 2012

Bienvenido, 2013


Paso demasiadas horas al día escribiendo. A los múltiples trabajos, traducciones, memorias y redacciones que nos mandan se le suman las esporádicas entradas para este blog y creaciones varias, incluyendo el diario que relleno puntualmente al final de cada jornada.
Sí, escribo un diario.
Pues bien, se me ha ocurrido que una forma de economizar mi tiempo es publicar en el blog lo que escribo para el diario. Al fin y al cabo, ya he publicado anteriormente trabajos de clase, ¿por qué no?
Es cierto que casi todas las cosas que van completando dicho diario son demasiado personales como para estar en la red, al alcance de cualquiera, pero una despedida de año me parece lo suficientemente inofensiva (y apropiada) para una entrada. Especialmente la de un día como hoy.
De modo que aquí la tienes. Es una adaptación (he quitado lo que sobraba) y ha quedado un poco a medias. Aún así, welcome to my life y… ¡FELIZ 2013!

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Acaba de empezar el último día del 2012 y me siento raro. Lo que en realidad ha sido un gran año se me antoja ahora un montón de recuerdos, a cual más difuso.
Supongo que podría repasar todo lo que ha ocurrido en los últimos doce meses y recopilar los buenos momentos. Pero no voy a hacerlo. No sé por qué, pero creo que este año no toca.
Lo que toca ahora es vivir el presente. No es el momento de hacer listas y clasificaciones de los mejores recuerdos de  2012, ni tampoco de redactar incontables propósitos de fin de año, porque son sólo una ilusión falsa, espejismo de un futuro menos caótico. Por eso, para los próximos doce meses sólo buscaré dos cosas: una nueva experiencia cada día… y ocho horas de sueño.

viernes, 28 de diciembre de 2012

¡Feliz día de los inocentes!


Es periodo de celebraciones y fiestas varias. Si hace apenas tres días felicitaba públicamente las Navidades en los idiomas que tengo el gusto de controlar, ahora le toca el turno a una festividad patria y mucho más prosaica: los Santos Inocentes.
Ya sé que no está de moda gastar bromas por el simple placer de gastarlas. Estamos todos tan ocupados en nuestra vida moderna, llena de blackberries y whatsapps, que no nos damos cuenta de que aún podemos reírnos de cosas sin importancia.  Sólo necesitamos una excusa.
Es cierto que me estoy quedando sin ideas. Ya son muchos años de existencia y las inocentadas se pueden repetir un número limitado de veces. Pero yo seguiré dándole vuelta a la cabeza cada 28 de diciembre y espero seguir sorprendiendo a conocidos y amigos durante mucho tiempo. Y, por qué no, espero seguir riéndome a su costa (eso sí, tal vez es el momento de decir que mis bromas no son de mal gusto, ni mucho menos).
Por ello, vete preparando, porque el 28 de diciembre del año que viene publicaré una entrada en este mismo blog que será una inocentada… O no.

lunes, 24 de diciembre de 2012

We wish you a...


Merry Christmas!

Sólo hace diez meses desde que empecé a escribir este blog. Eso quiere decir que aún es un cachorro y que éstas son sus primeras Navidades. Por ello, me veo en la obligación moral de desearos unas felices fiestas y de hacer un balance de lo que ha sucedido últimamente.

Joyeux Noël!

Resulta que, como ya dije en su día, empecé este blog como excusa para una asignatura de la facultad (la inefable ‘Documentación Aplicada a la Traducción e Interpretación’), pero le cogí el gustillo a esto de escribir lo que se me pasa por la cabeza y publicarlo para sentirme importante. De modo que aquí estamos, cumpliendo meses y manteniendo el tipo con unas cuantas actualizaciones al mes.

Frohe Weihnachten!

No sé qué es lo que te ha traído hasta aquí. Tal vez seas amigo, conocido o un simple descarriado que se ha encontrado con esto mientras navegaba por la red. En cualquier caso, me hace mucha ilusión que me suban las visitas, así que ¡gracias!

Buon Natale!

Espero que, sea cual sea tu caso, te haya gustado lo que has leído, ahora y siempre. Yo seguiré escribiendo las paranoias que pasan por mi cabeza y publicando lo que me parezca lo suficientemente aceptable.

Bon Nadal!

Ya sé que no siempre he atinado con mis entradas y que lo he descuidado más de lo que debería, pero lo importante es que no lo haya abandonado del todo y, sobre todo, que llegado el caso te haya gustado, al menos un poquito. Además, tengo que decir que a mí me ha ayudado en momentos de bajón, cuando me proporcionaba una vía de escape, y me hacía sentir orgulloso de mí mismo.

Boas festas!

Así que, en definitiva, tan sólo quiero agradecerte de nuevo que hayas aterrizado aquí y, cómo no, desearte una vez más…

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO! 

martes, 18 de diciembre de 2012

Más lecturas recomendables

Últimamente estoy leyendo muy poco y me odio a mí mismo por ello. Pero bueno, supongo que hacia final de curso conseguiré haber devorado suficientes libros como para hacer una bonita lista con los diez mejores; uno de mis famosos 'top ten'. De momento, publicaré la que escribí hace un par de años. Obviamente, algunas de mis opiniones han cambiado y está claro que ya no escribo de la misma manera. Sin embargo, me ha gustado recordar tanto los libros como el momento en que decidí hablar sobre ellos y puede que así te dé la oportunidad de disfrutar de historias que no conocías. Espero que te guste.

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1.-Harry Potter and the deathly hallows (J. K. Rowling): los incultos lo llamarán Harry Potter y las reliquias de la muerte, pero el título es lo de menos. Lo importante es la historia: la perfecta culminación de mi saga favorita. Un libro que me sigue arrancando sonrisas después de haberlo leído incontables veces, que me sigue ayudando en muchos sentidos y que mientras siga leyendo, será mi favorito y seguirá encabezando todos mis tops.
2.-The curious incident of the dog in the night time (Mark Haddon): cuando trataba de buscar una palabra para definir este libro sólo se me ocurría ‘precioso’, pero la encuentro demasiado cursi (y un poco superficial) para una obra de arte como es este pedazo de libro. Cada palabra ayuda a crear una historia interesante y capaz de enganchar, pero sobre todo, ayuda a visualizar a Chris, el protagonista, y a cogerle un cariño inimaginable. Ha conseguido que se me encogiera el corazón con casi cada párrafo y ha supuesto una lectura agradable, reconfortante y absolutamente recomendable. El título en castellano es ‘El curioso incidente del perro a medianoche’, pero siempre es mejor la versión original.
3.-Entre limones (Chris Stewart): hay quien lo ha definido como ‘Historia de un optimista’. Con esta carta de presentación, no podía dejar de gustarme. Ha sido un libro ameno, divertido y adictivo. Una historia autobiográfica excepcionalmente narrada con un tono gracioso, casi irónico y con una continuación también digna del top ten: El loro del limonero.
4.-Guinea (Fernando Gamboa): si un libro ha conseguido engancharme este año, ha sido Guinea. Una historia sobrecogedora, que cuenta las cosas como son y sin demasiados tapujos. Incluso las que preferiríamos no saber. El final no me entusiasmó, pero el hecho de que me leyera más de trescientas páginas en una sola noche hace que se haya ganado a pulso su puesto en el top five.
5.-El secreto (Rhonda Byrne): no, no es una gran historia (bueno, ni grande ni pequeña: no es una historia). No, no dice nada mínimamente remarcable. No, no tiene ningún tipo de base científica. Pero a veces te gusta que te digan cómo tienes que pensar, y qué hacer para que las cosas funcionen. Saber que todo va a salir bien. Por eso goza de un puesto tan alto a pesar de que aún voy por la mitad. En cuanto me lo acabe, intentaré ir a por la segunda parte (El poder) y me volveré invencible.
6.-Nadie lo ha visto (Marie Jungsten): lo cierto es que las novelas policiacas suecas me están empezando a cansar, pero le voy a dar una oportunidad a Marie Jungsten porque todos sus libros me han gustado y porque este año no he leído muchos más de este género. Una buena lectura para pasar el rato. No dejará huella en ti, pero no está nada mal. También me gustó Nadie lo ha oído (o Ningú ho ha sentit, teniendo en cuenta que me lo leí en catalán) y estoy deseando ir a por Nadie lo conoce.
7.-La pasión india (Javier Moro): siempre he dicho que me gustan los libros que transcurren en la época actual y en un mundo no demasiado exótico (vamos, que no me gusta salirme de la Europa y Norteamérica actuales), pero cuando empecé La Pasión India no pude dejar de leerlo. En principio iba a haber sido un documental: una recopilación de información sobre los últimos años de los rajás indios, pero la historia de “la pequeña camelia” tiene el suficiente gancho como para modificar el rumbo de la obra y conseguir un gran libro. Una gran historia (verídica, por cierto) y una fuente de información considerable.
8.-Todo bajo el cielo (Matilde Asensi): otro libro que se sale de mis estereotipos. Ahora nos vamos a la China de principios del siglo XX. Lo hacemos de mano de una serie de personajes que a priori pueden resultar poco atractivos, pero que acaban tejiendo los hilos para bordar una historia con suficiente fuerza para cumplir mis expectativas, a pesar de lo inverosímil de algunos aspectos (sobre todo hacia el final).
9.-El primer dia (Marc Levy): no es un libro espectacular, pero Marc Levy se merece estar en el top. Además, el libro engancha mucho y tiene un final que te deja con ganas de más. Así que ahora toca ir a por La primera noche y ver qué tal se defiende Marc con las segundas partes. Y Word, deja de subrayarme la palabra ‘dia’. Ya sé que lleva acento, pero es que éste también me lo leí en catalán, y en catalán se escribe así.
10.-El símbol perdut (Dan Brown): parece increíble pensar que la persona que ha escrito una obra de arte como es El código da Vinci sea también capaz de crear bazofias como pueden llegar a ser prácticamente todos sus demás libros. El final de Ángeles y Demonios, las descripciones de Fortaleza digital y la trama completa de La Conspiración lo desacreditan no ya como escritor sino como creador de historias. Con El Símbolo perdido, Dan Brown ha retomado un poco de cada cosa y nos ofrece una historia inverosímil, una trama descabellada y algunos episodios que llegan a resultar desagradables por ser demasiado escabrosos. Pero tengo que tragarme mis palabras por dos motivos: primero, que a pesar de todo me he leído todos sus libros y seguramente seguiré haciéndolo y segundo, que con este libro se nos ofrece la posibilidad de seguirle la pista al flamante protagonista de El Código da Vinci (Michael Landon) mientras nos introduce en el interesante mundo de la noética. Así que top ten a pesar de todo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El azul de la virgen, de Tracy Chevalier


Tracy Chevalier mola (hacía mucho que no empezaba así una entrada). Vale, sólo he leído dos de sus libros, pero está claro que tiene un estilo claro y definido y que es capaz de crear grandes novelas. De hecho, había escrito la palabra ‘historia’, pero la he cambiado porque no son las historias lo que te engancha a sus libros, sino su forma de escribir, la sencillez con que narra las cosas, las distintas escenas que describe.
En El azul de la virgen van rotando las historias de dos mujeres. Muy parecidas y a la vez muy distintas, los giros de ambas le dan al libro un ritmo más dinámico y dos motivos independientes para seguir pasando las páginas.  De la primera tengo que destacar que te transporta a otra época y te transmite magníficamente lo que le ocurre. De la segunda, lo mejor es cómo describe la evolución de su vida, jugando con estereotipos y diciendo de los franceses verdades como puños (para bien y para mal)… Y es que, independientemente de lo que diga de nuestros queridos vecinos galos, Tracy Chevalier le da a sus libros un toque francés que resulta exquisito y totalmente auténtico. De hecho, yo he tenido que asegurarme un par de veces de que en realidad es americana y de que la versión original que ella escribió está en inglés y no en francés (The Virign Blue, título que, by the way, me parece mucho más evocador que en español, pero eso son cosas mías).
En fin, para terminar, simplemente te recomendaré el libro, porque no está nada mal; y aprovecharé para prometerme públicamente a mí mismo que en algún momento de mi vida leeré La joven de la perla, libro emblemático de Tracy Chevalier por excelencia.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Erasmus... coming soon


Si hay una palabra que se asocia con el Grado de Traducción e Interpretación (así, con mayúsculas), ésa es Erasmus. Son muchos los proyectos de traductores que deciden emigrar durante un curso, y son también muchos los beneficios que puede reportar dicha experiencia. A mí me tocará vivirla, Dios mediante, el año que viene. Ya he atravesado todas las fases previas a la solicitud (sólo queda la espera por ver cuál será mi ciudad de residencia en el curso 2013-2014), y las podría resumir así:

FASE 1 – documentarse… y elegir.
Esto es lo que habría escrito en los primeros días:
“Por si mi vida empezaba a resultar poco sencilla, ahora me meto en la aventura Erasmus. He analizado detenidamente los destinos posibles y ME VOY A VOLVER LOCO. Hay muchas ciudades que podrían merecer la pena, pero todas tienen alguna pega: que si la universidad, que si el entorno, que si la posibilidad de no encontrar alojamiento y tener que volverme a casita en octubre…”
Por suerte, al final pude elaborar un top 3 bastante aceptable.

FASE 2 – entregar la solicitud… y cruzar los dedos
“Por fin llega el día en que hay que entregar los papeles de Erasmus. Tengo que ir al banco a pagar, preguntar en secretaría si está todo bien y, tal vez, ir a la EOI para que me den algún titulo o justificante de idioma. En fin, no parece demasiado trastorno para una experiencia que, a priori, me va a proporcionar tanto. Al final he puesto mis tres destinos predilectos en los tres primeros lugares, seguidos de una serie de ciudades casi aleatorias hasta un total de diez.”
Vamos, que aquí no me quedo.

FASE 3 - ¿dudas?
“Tengo ganas de vivir el Erasmus. Quiero saber cómo es la vida en otro país, con otra gente, con la libertad de la que gozan los Erasmus y con las ganas de comerme el mundo. Sólo hay un ‘pero’, y es que siempre me quedará el sentimiento de estar desaprovechando oportunidades, de dejar en Salamanca algo (o alguien) que verdaderamente merezca la pena. En fin, he tenido muchos años para darme cuenta de que la vida no se limita a lo que hay aquí y, llegado el caso, puedo rechazar la beca.”
Es normal no estar seguro, basta con no pensarlo.

FASE 4 – esperar
Los trámites burocráticos y administrativos hacen que las adjudicaciones de destinos no sean definitivas hasta abril. Eso implica una espera de seis meses y muchos nervios cada vez que piensas en la posibilidad de quedarte fuera o de que algo haya salido mal y tu solicitud haya desaparecido. No es mi caso (nunca me pongo en lo peor, soy un tipo optimista), así que el año que viene estaré escribiendo desde Alemania. Y tendré muchas cosas que contar, permanece atento.

martes, 27 de noviembre de 2012

¿Ciencias o letras?


Si me has leído asiduamente, o bien si tienes el gusto de conocerme, sabrás que soy de letras y de ciencias; de las dos y de ninguna...
Me gustaría pensar que aglutino las cosas positivas de ambas y que puedo sacar el máximo partido de cualquiera de ellas. Por eso, la asignatura Introducción al Lenguaje Científico-técnico no debería ser un problema para mí y, sin embargo, en clase me dedico a hacer cosas tan desconcertantes como fusionar un poema de Juan Ramón Jiménez y un breve texto explicativo sobre el diagnóstico de la diabetes. Sí, tal vez sea una aberración para las normas del buen gusto, pero es lo primero mínimamente poético que escribo en años, así que voy a compartirlo. Además, lo he prometido.
No me juzgues.

“Me embriagan los pacientes con gran hiperglucemia.
No tienen flores, sino fuerte glucosuria.
Sus síntomas son como la tarde,
estrellas tristes, bajo sus brazos mustias”

domingo, 25 de noviembre de 2012

Amanecer: la película (parte 2)


El fin de una saga siempre te deja una sensación un poco extraña (ya estamos otra vez con lo del vacío en el pecho), pero ahora voy a cambiar de tercio. No voy a hablar del libro, de la saga ni de la película. Voy a hablar de las licencias que se toman algunos directores a la hora de hacer las adaptaciones cinematográficas, porque hace poco fui al cine a ver la última película de Crepúsculo y salí bastante impactado por una de esas licencias.
Por un lado, quería gritar de indignación, de frustración y de rabia. ¿Qué está pasando? ¿Quién ha rodado esto? Por otro, no podía menos que aprobar internamente los derroteros que estaba tomando el hilo argumental. Y, por otro, acabé extasiado por un giro de acontecimientos que, en mi opinión, mejoró lo que narraba Stephenie Meyer en su cuarto libro.
Cierto, hay que tener mucho ojo antes de cambiar algo. Pero supongo que también hay que atreverse con algunas cosas porque, aunque no lo parezca, hay mucho que ganar. Yo diré que la película me gustó tanto o más que el libro, me pareció una buena adaptación y me hizo desear, una vez más, que no hubiera tantos prejuicios con lo comercial y los ídolos de masas. Yo tampoco soporto ciertas actitudes de ciertas personas, pero intentaré que eso no me impida disfrutar de buenos momentos como el que pasé en el cine hace menos de una semana.
En fin, a lo que iba. Quienes vayan a ver esta película y hayan leído el libro previamente se sorprenderán en un determinado momento; pero muchos de ellos, como yo, aprobarán el cambio hecho por el director. De hecho, creo que la película tiene justo lo que le falta al libro. Pero no diré qué, a ver si le estropeo la sorpresa a alguien.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Media docena de películas, por favor

Ya hablé hace poco de un Ciclo de Cine que iba a tener lugar durante el mes de noviembre. Pues bien, me congratula decir que he tenido la suerte de sacarle el máximo partido: he ido a ver nada menos que seis películas en tres idiomas distintos. Éstas son:

La pesca del salmón en Yemen / Salmon Fishing in the Yemen: esta película tiene título de documental. Y yo soy lo suficientemente ingenuo como para creer que, efectivamente, trataría sobre la pesca del salmón en Yemen. De hecho, no me llamaba la atención para nada y, si fui a verla, fue única y exclusivamente porque estaba en versión original, no porque me atrajera el argumento. Sin embargo, lo cierto es que resultó ser una buena película, con tintes de comedia romántica pero también toques originales y diferentes.  Además, verla en inglés hizo que ganara puntos.

El irlandés / The Guard: otra película singular, pero a otro nivel. Cómica y trágica, juega con los estereotipos de una forma poco sutil, pero muy acertada. Los personajes tienen una personalidad única y los acentos de la versión original hacen que resulte mucho más auténtica. Trama muy buena y banda sonora muy bien escogida.

Las nieves del Kilimanjaro / Les nieges du Kilimanjaro: genial. Parece una película normal en la que no ocurre nada, pero lo cierto es que cada escena esconde un trasfondo exquisito. Emotiva y enternecedora, en parte por su sencillez, es un pequeño regalo del cine francés, siempre inconfundible.

Almanya: otra película un poco fundamentada en estereotipos y tal vez algo caótica. Y ahí termina lo malo. Una familia turca emigra a Alemania, donde tiene que enfrentarse a todo tipo de situaciones, malentendidos y conflictos morales. Película sensible para todos aquellos que se hayan visto en su situación y con momentos tanto cómicos como tiernos. Muy recomendable, pero ánimo con el alemán… ¡y el turco!

El amigo de mi hermana / My sister’s sister: comedia romántica… ¿de las buenas? Me he reído mucho y no me he aburrido en ningún momento, pero tampoco podría decir mucho más. Perfecta para pasar el rato.

El Skylab / Le Skylab: prototipo de cine francés; es decir, poca acción. Narra las vacaciones de una familia francesa, en las que realmente no ocurre nada destacable. Y, sin embargo, ése es el auténtico encanto de esta película. Por lo visto, la directora (Julie Delpy) se limitó a contar su historia, a relatar una experiencia, un recuerdo de infancia. Vale, el resultado no ha acabado de convencerme pero, ¿a quién no le gustaría hacer algo parecido y narrar un bonito recuerdo?

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ese vacío en el pecho...

Me acabo de terminar Canción de hielo y fuego: Choque de reyes, escrito por George R. R. Martin y traducido por Cristina Macía. Es un libro francamente espectacular, que te absorbe y te deja con ganas de más (espero poder empezar el tercero pronto…) y que te descubre un nuevo mundo. Sin embargo, hoy no voy a hablar de la trama ni de la saga, ya lo haré a su debido tiempo. Hoy toca abordar el vacío que te invade cuando terminas un buen libro. Ese sentimiento de que has perdido algo irrecuperable y de que una parte de ti no volverá a ser igual; esa duda existencial de si llegará un nuevo libro que esté a la altura, una historia que pueda hacerte reír o soñar… Incluso de si aparecerá otro autor capaz de mantenerte entretenido durante largas horas, noches, días…

Ahora estoy un poco melancólico y haberme terminado esta segunda parte de Canción de hielo y fuego me ha dejado algo bajo de moral. No obstante, he tenido suerte en una cosa: sé que encontraré un nuevo libro que llenará mi vacío, basta con seguir avanzando en la serie. Siguiente paso: Tormenta de espadas.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cine e idiomas


Un famoso cine de esta nuestra ciudad tiene la sana costumbre de hacer un ciclo de películas en versión original todos los años. Es una grandísima idea, pues ofrece a sus sufridos habitantes la oportunidad de disfrutar de experiencias nuevas y emocionantes.
Además, la versión original siempre es mejor. Eso vuelve a dejar a mis queridos traductores en mal lugar, pero es lo que pienso. Los acentos, las bromas y los juegos de palabras son difíciles de mantener y, lo que es más importante, se pierde la autenticidad. No estás escuchando a tu actor favorito, sino a la persona que lo dobla. No estás experimentando lo que planeó el director, sino una versión adaptada.
Y, lo mejor de todo, este ciclo me sirve como excusa para ir al cine tanto como pueda (y más barato). Encima, las películas elegidas suelen ser buenas... Ya te contaré qué tal.

martes, 30 de octubre de 2012

Oda al otoño


Hace años, supongo que por estas fechas, me dio por escribirle una ‘Oda al otoño’. Aunque no recuerdo cómo he conseguido recuperarla, me ha arrancado una sonrisa… y me han entrado ganas de compartirla, así que aquí la tienes.

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El otoño es sin duda el patito feo de las estaciones; pero ahora que por fin hace frío, que se caen las hojas y que hay que ponerse abrigos y cazadoras, no puedo evitar pensar que tiene su encanto.
El principio de curso, el olor del material escolar recién comprado, una nueva rutina, Hallowe’en, los árboles de colores dorados, las hojas por el suelo, estrenar la ropa de invierno nueva, la espera de la Navidad...
En fin, que el otoño mola. Y quién piense lo contrario, que recorra el camino que tengo yo de casa a Zacut y se convencerá.

domingo, 28 de octubre de 2012

El regalo del tiempo


Las agujas de los relojes avanzan inexorablemente en su eterno recorrido circular, testigos y verdugos del paso del tiempo. No saben que miles de manos por todo el mundo se pondrán de acuerdo esta noche para frenar dicho avance y para obsequiarse a sí mismos con el regalo del tiempo.
A cambio de sesenta minutos más, tan sólo deberán pagar con un periodo de oscuridad y frío. También deberán presentar un aval: la promesa de que devolveremos esa hora robada en abril. Entonces, seremos nosotros los que recibiremos una recompensa: días más largos y luminosos, y la posibilidad de dar la bienvenida a la primavera.
Sin embargo, lo importante es que hoy no debemos bajar la guardia: el invierno acecha tras los relojes vilmente violados, mientras que los inocentes habitantes del mundo moderno tratan de apurar al máximo esos sesenta minutos que han recibido a cambio sin ser conscientes de lo que aguarda. Vulgares mortales…

viernes, 26 de octubre de 2012

El coche ha llegado solo hasta aquí


Sí, ya sé lo que estás pensando. ¿El coche ha venido por su propia cuenta o es que ha llegado únicamente hasta este punto? Si la RAE me permitiera poner acentos, esa pregunta no sobrevolaría tu mente. A no ser que dieras por hecho que no tengo ni idea de ortografía y siguieras con la duda… Pero eso es culpa tuya, por no fiarte de mí.
Resulta que a mí siempre me ha gustado acentuar la palabra ‘solo’ cuando significa ‘solamente’. Llámame lo que quieras, pero creo que era una forma de discernir quién sabía escribir y quién no. A mí, por lo menos, me hacía creerme listo… y tengo la firme convicción de que en muchas ocasiones el acento era necesario. Además, ¿qué necesidad había de retirar una norma que era opcional? ¿Por qué nos han quitado la posibilidad de seguirla? Lo mismo se puede decir de los pronombres demostrativos, que ahora, muy a mi pesar, nunca pueden ir con acento.
            De modo que desde aquí me quejo abiertamente y exijo que… Nah, es coña. Realmente sólo (con acento) he actualizado con esto porque aún no tengo claro si en este blog quiero acentuar el ‘sólo’ y los pronombres demostrativos. He pasado por todo tipo de posturas, y puede ser que en algunas entradas haya acentuado y en otras no. Ésta (con acento) me sirve de justificación.
            Realmente, en su día prometí que seguiría poniendo tildes mientras mi sustento no dependiera de ello. Sin embargo, quién sabe, puede que el día en que me gane las lentejas escribiendo bien esté más cerca de lo que pienso. Tal vez debería decidirme pronto, y cuando lo haga te lo comunicaré oportunamente. ¡Ésa es la actitud! Con acento.

martes, 16 de octubre de 2012

Vigésimo aniversario de la Facultad de Traducción y Documentación de la Usal... ¡FELICIDADES!


Bien. Resulta que este año la ilustre Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Salamanca cumple la tierna edad de veinte años. Quién los pillara, dirán los más mayores. Yo seré un poco menos profano y me limitaré a mandarle desde aquí una cordial felicitación.

Happy birthday.

No soy amigo de todas las instituciones públicas y no voy a fingir que en dicha facultad todo funciona de manera impecable, porque no es cierto. Sin embargo, tampoco voy a pasar por alto la fantástica labor que se lleva a cabo entre sus cuatro paredes cada día.

Tanti auguri.

El trabajo que se realiza en ella merece, al menos, cierto reconocimiento. Los profesores son, por norma general, excelentes profesionales que imparten sus materias de forma incuestionable. Y no sólo es destacable la forma en que dan clase y comparten sus conocimientos, también lo es la alta calidad humana de la mayoría de ellos. Cosa rara, la verdad.

Joyeux anniversaire.

Y, si el personal docente está a la altura, los estudiantes no nos quedamos atrás. En pocos sitios se encuentra esa mezcla de culturas y procedencias, y pocas facultades pueden presumir de haber permitido a tantos de sus alumnos haber explorado Europa con la ayuda de una beca Erasmus. Además, no creo que haya muchos lugares en los que se organicen fiestas de forma tan activa y donde tan alta proporción de personal participe. Ver una oda al diccionario en pleno salón de actos o cómo Abba vuelve a resurgir para representar a Suecia (esta vez en un festival de menor tirada) provoca un sentimiento que no se puede expresar con palabras. Al igual que presenciar cómo escenifican el anuncio de la batamanta un trío de profesoras. Sí, he dicho profesoras.

Molts d’anys.

 Sin embargo, no todos los buenos momentos han tenido lugar en el marco de una distendida fiesta de facultad. Desde conferencias hasta carreras por la clase o recitales de poesía improvisados, yo me he reído mucho cada día que mis pies han pisado el suelo del indescriptible edificio (y lo de indescriptible lo digo con conocimiento de causa). Incluso les he cogido cariño a las incontables horas que he pasado en la biblioteca.

Alles gute zum Geburtstag.

Por no hablar de aquellos compañeros de clase, de carrera o, al menos, de facultad, que acaban abriéndose paso en tu lista de amigos. Aquellas personas sin las que tu vida no habría sido la misma. Me estoy poniendo sentimental, así que lo dejaré aquí. Además, ya sabéis quién sois, no necesito nombraros.

Feliz Aniversário.

De modo que aquí lo dejo. Es una de mis entradas más largas, no te puedes quejar. Y, evidentemente, tengo que terminar diciendo…

¡CUMPLEAÑOS FELIZ!

domingo, 14 de octubre de 2012

¡A interpretar se ha dicho!


Hace tiempo publiqué una entrada que titulé ‘A traducir se ha dicho’. Pues bien, ahora me toca dedicarle un pequeño espacio a la otra mitad de la carrera: la interpretación.

La gran desconocida de las ramas que se enseñan en la facultad es también la que ejerce sobre mí la mayor atracción (al menos la interpretación consecutiva, que es la que estoy cursando ahora). Me gusta no sólo porque con ella se puede poner en práctica tu conocimiento de un idioma, sino también porque es un gran reto. Sí, has leído bien. Un reto.

Para empezar, son necesarios un buen manejo del inglés y un dominio “absoluto” del español. Sin embargo, también hace falta tener una buena memoria, velocidad para coger apuntes, poco sentido del ridículo… Además, ayuda ser buen orador y contar con una aceptable presencia física. Todo ello hace de cada discurso una nueva aventura y un objetivo más que hay que superar. Sea cual sea el tema, el ponente, el lugar, tienes que estar preparado para asimilarlo y listo para interpretarlo. Al fin y al cabo, y por mucho que el intérprete sea una herramienta más, sin ti la gente del público está perdida. Pobrecillos.

De modo que toma tus notas, repasa el ustedeo y hazte coleta… ¡A interpretar se ha dicho!

sábado, 13 de octubre de 2012

UNIFORM JUSTICE, by DONNA LEON


‘It’s because the parents don’t pay attention to them. I stayed home to take care of my children, and so nothing like this ever happened.’ A stranger to this culture might well assume that no option was open to the children of working mothers but suicide. The three women nodded in united disapproval at this latest proof of perfidy and ingratitude of youth and the irresponsibility of all other parents but themselves.’

Hace meses comencé a escribir sobre un libro llamado Blood from a Stone. Dije que el plazo de entrega de la biblioteca expiraba en pocos días y me veía en la obligación moral de devolverlo, pero que tenía buena pinta y volvería más adelante para terminarlo. Pues bien, soy un tipo práctico y, en vista de que no lo tenían (alguien ha debido cogerlo prestado), he optado por la alternativa más parecida: Uniform justice, de la misma autora, con el mismo protagonista e, imagino, una trama similar. Además, también está en versión original (en inglés), que era lo que yo quería.

Pues bien, éste sí conseguí acabarlo antes de que venciera el plazo. Es cierto que me costó (no me enganchó lo suficiente, qué le vamos a hacer), pero también me regaló buenos momentos. Es una historia prototípica, para qué negarlo. Sin embargo, también tiene grandes escenas, párrafos cargados de ironía (véase encabezamiento), el encanto de Italia y de Venecia en cada una de las páginas… y un final sorprendente.

Eso sí, aún tengo la intención de terminar Blood from a Stone. Tenía buena pinta y ya he comprobado que Donna Leon puede gustarme. Y, cuando lo haga, ya te contaré qué tal.

domingo, 30 de septiembre de 2012

SI TÚ ME DICES VEN LO DEJO TODO… PERO DIME VEN


“Nunca me han gustado los aeropuertos. Siempre he considerado que hay que pasar demasiadas barreras para disfrutar de un avión.
Los controles, las facturaciones, el temor a las pérdidas apestan enormemente en este lugar.
Leí una vez un estudio que explicaba que el corazón de una persona no para de latir a toda velocidad desde que entra en un aeropuerto.
Y esa aceleración es debida a las… Prisas por encontrar el mostrador de facturación, por facturar lo deseado o no facturar absolutamente nada y que te obliguen a facturarlo todo, por obtener el asiento perfecto, por pasar el control de seguridad […], por el nerviosismo del despegue, por aquellos instantes de turbulencias, por el miedo al aterrizaje  […] y por llegar a tu destino final.”


Ya sé que no es propio de mí copiar párrafos ajenos tan largos, pero es que me encantan las descripciones de las pequeñas cosas; de todo aquello a lo que no damos importancia pero que esconde en su interior un microcosmos lleno de estrellas, planetas y satélites. Y, en el fondo, ¿qué otra cosa es un aeropuerto? Un mundo aparte donde las pistas de aterrizaje son las estrellas; los aviones, los satélites, y las personas que pululan de un lado para otro, los planetas.
Yo mismo comencé una vez una serie de “descripciones de pequeñas cosas” entre las que incluí la de un aeropuerto. Tal vez un día la publique, ya veré.

Por el momento, volveré a hablar de uno de mis temas cliché y daré mi humilde opinión sobre una obra de Albert Espinosa: Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven. Es una novela rara, diferente (como todo lo que él hace), pero con un magnetismo propio y exclusivo. El hilo argumental es tan confuso como a los que nos tiene acostumbrados, lo cual no es malo en absoluto. Simplemente refuerza lo que ya he comentado sobre él en alguna ocasión: no es un libro para leer de un tirón y descubrir el final; sino más bien una serie de grandes frases y párrafos dispuestos a lo largo de 201 páginas para descubrir poco a poco.
El título es un ejemplo claro. Once palabras que pueden hacerte pensar en miles de cosas, desde historias románticas hasta canciones de antaño, una declaración de amor y una situación de impotencia al mismo tiempo. Una pequeña obra de parte para dar nombre a otra pequeña (o no tan pequeña) obra de arte.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Bilingües, trilingües y bífidos



Todos y cada uno de los profesores de traducción en interpretación de la universidad de Salamanca insisten a todas horas en la imperiosa necesidad que tiene un futuro traductor de leer a todas horas. Una máxima que, por cierto, yo intento cumplir en la medida de lo posible. Pero si hay algo que un verdadero traductor (futuro o presente) tiene que dominar, es su primera lengua o, en mi caso, el español.
 Lo cierto es que parece una obviedad. Cuando te están evaluando de tu lengua materna no puedes evitar sentir que estás jugando con ventaja. Al fin y al cabo, es una herramienta de trabajo del día a día y nunca llegarás a conocer un idioma extranjero al mismo nivel. Entonces, ¿qué dificultad hay en una asignatura que lleva el nombre de Lengua Española I? Es tu lengua materna, la dominas y no hay más cáscaras.
Sin embargo, eso es una auténtica gilipollez. Una tontería, una chorrada, una sandez, una estupidez, una bobada, una absurdez. Es imposible controlar un idioma hasta ese punto y, aun si llegas a ese nivel, tienes que mantenerte al tanto de los cambios, de las nuevas normas, de los neologismos. Creo que la única meta razonable que puede fijarse una persona normal es la de conocer el máximo número de términos y usar el idioma con propiedad, sin faltas escandalosas ni problemas evidentes de redacción.
Obviamente, no puedo decir que yo me encuentre en ese punto. El hecho de que diga eso y, al mismo tiempo, escriba un blog relacionado (aunque indirectamente) con el tema puede resultar paradójico. Qué se le va a hacer. Lo importante es que hoy he escuchado una frase que me ha iluminado y que merece la pena compartir:

‘En interpretación, lo fundamental es que se os entienda. No importa el acento que tengáis. Hay gente que es bilingüe, trilingüe o bífida. Pero, aunque habléis con acento de Garrido, podéis llegar a ser grandes intérpretes’.

Es una frase de la que se pueden comentar muchas cosas, y probablemente lo haga. Hoy me quedo, no obstante, con lo de bífido. Me parece una analogía absolutamente perfecta. No sólo es un exquisito juego de palabras con los “múltiples” significados de lengua, sino que resulta mucho más acertada. Si partimos de la suposición de que nadie puede conseguir el dominio absoluto de una lengua (significado: idioma), tampoco podrá ser bilingüe. Sin embargo, sí puede contar con dos pequeños apéndices o lenguas (significado: músculo) que, en un momento dado, le resulten útiles. Dichos apéndices no serán instrumentos completos, pero sí parciales. Exactamente igual que la lengua (significado: idioma) de que pueda gozar una persona.
De modo que, cuando me pregunten si me considero bilingüe, ya sé cuál será mi respuesta: ‘más que bilingüe, yo soy bífido’.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Vuelta al cole


Septiembre es el mes de los cambios; de los finales y de los inicios. Es un mes mágico, con lo mejor del verano y del otoño; lleno de oportunidades para vivir nuevas experiencias y para mirar al futuro con optimismo.
También es el mes en el que empiezan las clases. En mi caso particular, este momento y este curso, significa que entraré en materia de traductores y redirigiré el blog hacia un camino más recto y razonable. He estado un poco errático durante todo el verano y he convertido este amado espacio en un cajón desastre donde publicar periódicamente todo tipo de cosas… vinieran a cuento o no.
Así que ahora sólo queda esperar a que mis amados profes propongan temas interesantes, y cruzar los dedos para formarme una opinión al respecto. Aprovecharé para mojarme más y tratar de convertirme en alguien profesional y competente. Tal vez incluso comience a dividir mis entradas por categorías, dame tiempo.
Sin nada más que añadir, ¡que tengas un buen curso!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucía Etxeberria


-No entiendo por qué lees esa basura –le dije yo, enfurruñada, no porque censurase realmente sus gustos en materia de lectura sino porque quería llamar su atención. […]
-No me seas fascista cultural, anda. ¿Qué pretendes? ¿Que me pase el día entero leyendo Dostoievski o algo así?


No estoy demasiado familiarizado con la obra de Lucía Etxeberria: sólo he leído Amor, curiosidad, prozac y dudas. Y lo hice porque tuvo el detalle de poner un nombre de medicamento en el título… y porque estaba en mi famoso Los 101 libros que deberías leer. Sin embargo, no bastó para que me aficionara. Si me animé a cogerlo en la biblioteca fue porque estaba buscando Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dimeven y me topé con éste en la misma estantería (Espinosa – Etxeberria). Leí la primera página por curiosidad (no por Prozac, ni por amor) y me encontré con este párrafo… tenía que ver cómo seguía, no podía evitarlo.

Resulta que ya he tenido muchas discusiones parecidas a lo largo de mi corta vida literaria, a veces porque yo no me he limitado a los grandes clásicos. Nada más lejos. De hecho, siempre he leído lo que mi estado emocional me permitía según el momento y, a veces, el cuerpo te pide algo ligero, infantil o, simplemente, inofensivo. Tal vez sea mejor leer un best seller, o una novela juvenil que un clásico que no podrás apreciar en toda su magnitud.

Además, creo que hay que considerar una cosita sin importancia: no todos los best seller son malos. ¿Por qué deberían serlo? Simplemente son libros que se han vendido bien, que ya han gustado a miles de personas antes y que algo bueno tienen que tener.

Así que me pongo en el lugar de Mónica (el personaje en boca del cual pone Lucía Etxeberria las palabras de la cita del principio) y defiendo la libre lectura. ¡Fuera el fascismo cultural!

En cuanto al libro, ha terminado por engancharme. Está enfocado desde una perspectiva totalmente distinta a cualquier otra novela que haya leído, pero aborda los temas de siempre: el amor, la soledad, las dudas, la necesidad de cambio… Todo ello con un hilo conductor muy original. La redacción es impecable, y tiene muchos otros párrafos que merecen la pena y que bien podrían abrir esta entrada... La única pega que le pongo es que la portada, al menos la de la edición que he leído, no está a la altura.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Antes de que hiele, de Henning Mankell


-¿Antes de que hiele o antes que hiele?
-Las dos son correctas.

(Adaptación de un fragmento del libro Antes de que hiele, de Henning Mankell)

Sí, ese fragmento me llamó especialmente la atención porque huele a adaptación de la traductora a kilómetros de distancia. Obviamente, no es lo mejor de un libro que, en cualquier caso, tampoco es nada del otro mundo. Ya sé que ha sido un éxito de ventas y que Henning Mankell es un escritor reconocido, pero no me ha convencido. Supongo que esperaba otra cosa, o incluso que tenía el listón muy alto. Me explico.

Resulta que tengo un libro cuyas sabias enseñanzas me han orientado en tiempos difíciles. Sus páginas recogen consejos y recomendaciones y cumple mi desconcertante obsesión con las listas y los tops. Se llama Los 101 libros que deberías leer; y Antes de que hiele es uno de los elegidos.

Eso siempre hace que las expectativas suban y, además, Henning Mankell llevaba mucho tiempo en mi lista personal. Es un autor sueco (¡bien!) escribe literatura policiaca (¡bien!) y centra la trama de sus novelas en distintos puntos de Suecia y de toda Escandinavia (¡bien!). Además, se le puede considerar una especie de precursor de la ‘Generación Millenium’, a la que pertenecen autores como Camilla Lackberg, Marie Jungsten, Asa Larsson, Arnaldur Indridasson o, en su papel de hombre emblemático, Stieg Larsson (que, por otro lado, es quien dio nombre al grupo).

Y aquí es cuando empieza el problema. Antes de que hiele es una historia correcta, con un desarrollo aceptable (si bien un poquitín pesado) y que plantea temas interesantes. Sin embargo, tras su lectura, me da la impresión de que Henning Mankell no tiene la facilidad narrativa de Camilla Lackberg ni el magnetismo de Stieg Larrson. No consigue la cruda intensidad de Arnaldur Indridasson y los lugares donde transcurre la acción quedan poco definidos: no opta por el clima benigno de Gotland como hace Marie Jungsten ni por unas condiciones salvajes y extremas, como Asa Larsson. Tampoco los personajes resultan demasiado atractivos, aunque tengo la impresión de que eso es un fallo de este libro en concreto, no del autor.

Tras todo lo dicho, podría parecer que la conclusión es algo así como ‘No leas Antes de que hiele si no necesitas completar una lista’. Para nada. En realidad, es una novela que puede merecer la pena y que te hará pensar. Por mi parte, yo no cierro las puertas a este hombre, y no descarto echarle el guante a alguno de sus primeros títulos. Un libro no es, ni de lejos, material suficiente para emitir un juicio (mucho menos negativo) y, como ya he dicho, creo que cualquiera de los otros títulos de la saga pueden tener puntos positivos de los que Antes de que hiele carece. Dejaré pasar una temporada y le daré una nueva oportunidad a Henning. Ya te contaré.

lunes, 3 de septiembre de 2012

POLSERES VERMELLES, PULSERAS ROJAS


Hoy he terminado de ver la primera temporada de la serie catalana, de la que ya comenté que era demasiado buena para decir nada. Sin embargo, eso fue poco profesional por mi parte. Para compensar, aquí te dejo una “crítica” larga y elaborada, en la que repaso los aspectos positivos y los “negativos” de Polseres Vermelles.
Se trata de una serie de TV3, dirigida por un tal Pau Freixas y creada por mi archimencionado Albert Espinosa. Basada en El mundo amarillo, libro escrito por este último, narra las andanzas de una panda de niños en un hospital de Barcelona. Y lo hace con mucho acierto. Para empezar, cuenta con actores excepcionales (la mayoría de los cuales son entrañables jovenzuelos, lo cual da puntos) y con una banda sonora magnífica, compuesta íntegramente por canciones en catalán. Cierto, juega con el moralismo comercial que no podía faltar, pero lo hace de una forma apropiada: sin buscar el morbo fácil, sino la sonrisa tonta. No persigue hacerte llorar, pero consigue que no falte la lagrimilla al final de cada capítulo.
 Otro motivo que ha hecho que la serie me guste tanto es que el verano pasado leí El mundo amarillo y pensé que a esa historia se le podía sacar mucho más partido (por ejemplo, una serie). La vida del autor es fascinante y los relatos que mencionaba eran intensos y entrañables a partes iguales. Sin embargo, el libro quedó en poco más que un manual de autoayuda. Agradable de leer y fuente inagotable de pequeñas joyas (huella inequívoca de Espinosa), no me aportó gran cosa porque, por un lado, yo andaba detrás de una novela y, por otro, no necesitaba ese tipo de autoayuda.
Lo que sí que necesitaba era un empujón para ver la serie, que ya conocía desde hacía meses. Dicho empujón me lo ha proporcionado Antena Tres, que ha emitido (de hecho, a día de hoy, sigue emitiendo) la primera temporada en toda España. Ellos han sido los responsables de que haya podido disfrutarla, aunque lo he hecho en la página web de TV3 y he visto los capítulos en versión original (dicen que siempre es mejor, y en este caso es indiscutiblemente cierto). He desenterrado mis conocimientos de catalán para poder seguirla y, gracias a eso, la serie me ha proporcionado grandes momentos con cada escena; pero también me ha traído recuerdos de una Barcelona que fue mía y de una vida que ya no tengo y que siempre recordaré con cariño; de unos meses que me hicieron madurar, crecer y convertirme en una persona distinta y (espero) un poco mejor.

lunes, 27 de agosto de 2012

The lost symbol, by Dan Brown... O, mejor dicho, El símbol perdut


Tengo la fea costumbre de copiar párrafos que me gustan especialmente. Hace poco, me topé con éste en concreto y no pude evitar divagar al respecto. Bueno, más o menos... Es como una carta abierta a Dan Brown (o lo sería si estuviera a su altura). Dejémoslo en "ida de olla" y en el uso de la segunda persona del singular porque yo soy así. Y, como leí el libro en catalán, cambio de coletilla y te digo que 'Espero que t'agradi'

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“Els avenços de cada generació resulten ser falsos segons la tecnología de la genreació següent”. I així havien anat les coses al llarg del temps. Com més aprenia l’home, més s’adonava que no sabia.

Ay, Dannie, Dannie… Después de haber leído todos tus libros (bueno, los que conozco, no sé si habrás sacado algún otro sin que me haya dado cuenta) ya me puedo permitir ponerte motes y “criticarte” de tú a tú. No te preocupes, seré bueno.
Siempre me he referido a ti como “mi idolatrado y aborrecido Dan Brown” y es que te tengo que confesar que tengo contigo una relación de amor-odio. Sí, como lo oyes. El código da Vinci es una gran obra, y todo su éxito es totalmente merecido bajo mi humilde opinión. En otros muchos de tus libros aportas joyas como la frase que ha abierto esta entrada, y además sueles plantear temas que hacen pensar. Profundizas mucho en cada uno de ellos y das a conocer al gran público datos nuevos sobre todo tipo de cosas. Supongo que ahora cualquier lector medio está pensando en El código da Vinci y en el colapso que pudo suponer para toda la cristiandad, pero yo no hablo de eso. Me refiero a tus investigaciones sobre noética, la NASA, el Vaticano… Las considero irreprochables.
Sin embargo, no acaba de convencerme el desarrollo de tus novelas. No sólo tiendes a hacer que resulte poco creíble, sino que llegas a rozar lo cansino. A veces la clave de un buen libro está en la sencillez. No por ser más enrevesado va a ser mejor, y ése es un error que has cometido en todas y cada una de tus obras. Repito, desde mi humilde opinión.
En fin, ya sabes que soy un buen chico y que mis “críticas” no sirven para nada, así que me despido felicitándote por tu éxito y por todas las creaciones que han hecho que sea merecido. También te recuerdo que he leído cada uno de tus libros y que seguiré haciéndolo… Una de cal y una de arena, como nuestra relación de amor-odio. Un saludo de un fan que te aborrece y un abrazo de un admirador que te idolatra.

domingo, 26 de agosto de 2012

Artículo de opinión: el libro electrónico

En lo que acabo de escribir un montón de entradas que tengo pendientes, vuelvo a echar mano de algunas cosillas que tenía guardadas por las distintas carpetas de mi ordenador. Ahora es el turno de un artículo de opinión que tuve que escribir para Lengua Española II. Espero que te guste... Y que no estés demasiado en desacuerdo conmigo.


El libro electrónico es algo que tenía que irrumpir en nuestras vidas de forma irremediable, como ya había sucedido con cacharros anteriores, desde el ordenador hasta el mp3. Es cierto que el formato tradicional está presentando una dura batalla, pero eso también era algo previsible y evidente.
Reconozco las incontables virtudes del libro electrónico y no me importaría tener uno para determinadas situaciones. Pero eso no me impedirá seguir comprando las historias que me apetece tener o seguir buscándolas en la biblioteca. No hay nada comparable al olor a tinta (o a papel viejo, dependiendo de su estado), ni al susurro que hacen las páginas al ser pasadas, incluso aunque los ingenieros hayan incluido un sonido que hace lo propio en la versión electrónica. No creo que resulte igual de satisfactorio que poder sentir entre los dedos los filos de las hojas que contienen esos relatos que han dejado una huella especial.
En fin, mi postura parece clara. No puedo negar que me siento invadido (y un poco abrumado) por tanta tecnología, y los libros tradicionales son una de las pocas cosas que me ofrecen refugio y consuelo. Y no quiero renunciar a ellos. Quiero coger un volumen de mi saga favorita y ver las palabras que tengo subrayadas, los dibujos que hice en momentos de confusión mental y otras huellas que han caído en el olvido y que sólo las moléculas de celulosa pueden recordar. Quiero comprar los títulos que más me han marcado y poder envolverlos en papel de regalo para obsequiar a quien se lo merezca con algo que yo aprecio. Quiero ver en la cara del afortunado la expresión correspondiente al ver la portada. No quiero asociar ciertas historias con un cacharro frío, impersonal y promiscuo.
Porque no hay nada como rastrear un libro, hojearlo, llevártelo a casa y sumergirte en sus páginas. Todo eso se puede hacer también con el electrónico, diría un defensor de las nuevas tecnologías. Sin embargo, yo no me lo trago.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Sinsajo, de Suzanne Collins (traducido por Pilar Ramírez Tello)


No sé si dejé lo suficientemente claro que adoro Losjuegos del hambre. Los dos primeros libros me engancharon muchísimo y me encantaron, era cuestión de tiempo que me leyera el tercero… y que acabara hablando de él en este mi querido blog.

Resulta que, de primeras, hay dos palabras que se me vienen a la cabeza, y ninguna de las dos particularmente buena: Mockingjay e… innecesario.

La primera es una cuestión de traducciones. Soy un chico aplicado, tarde o temprano tenía que abordar el tema. Resulta que Pilar Ramírez Tello (la traductora) se vio en una situación algo peliaguda: tenía que traducir una palabra que el diccionario no recoge, que salió de la mente preclara de Suzanne Collins. O, lo que es lo mismo, que tenía que inventársela. Resulta que el término en cuestión en inglés es Mockingjay, una palabra que evoca todo tipo de sonidos y situaciones y que suena fantásticamente bien; un cruce entre los jabberjays (criaturas creadas artificialmente) y los mockingbirds (sinsontes, un tipo de pájaro oriundo de Norteamérica). Resulta un poco lioso y es muy complicado traducirlo. Además, primero hay que encontrar una traducción apropiada para jabberjay y después otra para mockingjay. La opción de Pilar Ramírez fue ‘charlajo’ para el primero y ‘sinsajo’ para el segundo. Ambas son perfectamente válidas, pero me quedo con las originales.

La segunda palabra que se me venía a la cabeza al leer el último libro de la trilogía era ‘innecesario’… Cuando acabé En llamas (no hagas el chiste fácil, por favor), tuve la impresión de que la historia no aportaba gran cosa y era sólo una introducción al tercer libro, lo cual hacía presagiar un argumento vibrante y un final apoteósico. Puede que sí haya sido así, pero a mí no me ha convencido. Muchas de las escenas que se describen son bastante prescindibles, y la dureza de algunas situaciones llega a ser absurda… De ahí lo de innecesario, tanto por las escenas como por el libro en sí, si nos ponemos criticones. No digo que no sea bueno (de hecho, todas las personas que sé que lo han leído me han dicho que es el que más les ha gustado de los tres), pero supongo que esperaba otra cosa.

En cuanto al final, no voy a desvelarlo (eso me convertiría en la clase de persona que odio). Me voy a poner enigmático y diré que una de cal y una de arena.

lunes, 13 de agosto de 2012

Mola ser de pueblo... aunque sea un par de semanas al año


Despertarse y no tener nada que hacer, salir a la puerta y ver un bonito paisaje verde en lugar de una selva de cristal y cemento, vagabundear todo el día sin un destino fijo, tener toda la noche para comerte el mundo...
En fin, que el año no sería lo mismo sin esos días en el pueblo. Sin esas inigualables fiestas, sin los partidos de frontón, las charlas en La Puente, esas queridas luciérnagas, los gritos de Tere o "el envidioso-vano-artero" y toda su tropa de diablillos...
Porque este año quiero volver a irme Pa' lo oscuro, quiero destrozarme los tobillos de camino a la verbena, quiero repetir cada palabra de La Loa y quiero que la gente me pregunte de quién soy y que cuándo hemos venido.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Territorio comanche, de Arturo Pérez-Reverte


Me daba miedo enfrentarme a un libro escrito por Reverte. El club Dumas no acabó de convencerme y no quería que él perdiera puntos ahora que le admiro más que nunca. Sin embargo, tengo que admitir que Territorio Comanche no me ha desilusionado. Es una obra de arte.
Escrito con la ironía que le caracteriza y siempre fiel a su estilo directo y un poco caradura, este libro aglutina anécdotas curiosas en un hilo conductor tan simple como sublime. Los múltiples personajes salpican la historia con toques de humor y realidad a partes iguales; y poca gente habría conseguido al mismo tiempo un testimonio tan desgarrador y una lectura tan agradable.

Reverte describe escenas brutales de una forma casi cómica. Se queda con lo bueno de cada viñeta sin quitarle una pizca de autenticidad. Supongo que eso es complicado y que para conseguirlo necesitas haber pasado por esas experiencias. Él lo ha hecho y eso le honra; ha vuelto a conseguir encandilarme.


Además, es un libro muy cortito. ¿Qué más se puede pedir?

martes, 7 de agosto de 2012

Polseres vermelles


Ojalá pudiera decir algo que dejara a la serie en el lugar que merece. Sin embargo, es tan buena que ni lo intentaré. De momento.


PD: perdón por la entrada tan corta pero, ¿para qué añadir nada más?

martes, 24 de julio de 2012

De verano a verano... y tiro porque me toca

La vida laboral y todo tipo de circunstancias están haciendo que mi verano sea, como poco, atípico. A falta de viajes exóticos y de grandes planes, me contentaré con desenterrar un resumen que hice del último mes de julio, cuando aún era un joven despreocupado e inocente que se dedicaba a viajar por el mundo... Lástima que no lo terminara, agosto tampoco estuvo mal.



En lo que termino de pulir mi próximo top 20, no podía evitar hacer un pequeño homenaje a este verano, que aunque ha sido un poco extraño ha estado bastante bien (guiño).
¿Cómo empezar? Los últimos días en la ciudad condal se vieron interrumpidos por un viaje relámpago a Salamanca, un par de días de piragüismo en el Ebro y el jaleo que supone empaquetar un año entero de recuerdos. Una despedida sin duda un poco desconcertante.
El caso es que cuando me echaron (jo, qué mal suena) tenía un mes de julio por delante cargado de visitas. Así fue como me subí a un bus que me llevó a Barajas y a un avión que me llevó a Menorca, con parada en Barcelona incluida. Fue raro volver y no poder ver más que el aeropuerto (y ni siquiera eso) pero cuando conseguí llegar a mi destino todo vino rodado.
A partir de ahí, tocó navegar hasta Mallorca (accidentes inesperados, autopistas eternas, Singstars a veces un poco frustrantes…), a Santander (con pérdida de infancia incluida) y a Valladolid. Mi disfraz de dios romano no triunfó tanto como otras veces (ejem ejem), pero fui el más friki (¡conseguido!) y la idea de la cámara subacuática no tuvo precio.
Continuará…


Sí, hay cosas que debería explicar y admito que no es mi mejor entrada... Pero me ha traído buenos recuerdos y me hacía ilusión compartirlos. ¡Hasta la próxima!

domingo, 22 de julio de 2012

Vacaciones forzosas


Y tú, ¿qué te llevarías a una isla desierta?

Pregunta tópica donde las haya. A este paso, pronto acabaré hablando de qué tres deseos le pediría al genio de la lámpara; pero es que hoy algo me ha hecho pensar en esto desde otra perspectiva. Supongo que, hasta ahora, siempre había pensado en las cosas que pasan por mi vida dejando huella, y seguramente habría respondido algo así como ‘mi portátil, el último libro de Harry Potter en inglés y el Bonnier, para determinar las plantas’.  Las dos cosas que más echaría de menos y algo que le dé el toque friki a mi respuesta.
Sin embargo Albert Espinosa ha sido más listo que yo: él se llevaría una almohada. Creo que esta respuesta es insuperable, y ni el mejor ordenador del mundo, por muchos megas que tenga, llegará a estar nunca a la altura de un objeto tan cotidiano y tan absurdamente pasado por alto como es una almohada.
Además, en cuanto se acabara la batería, el portátil se convertiría en algo inservible. Por no hablar de lo poco que aguantaría la acción de los elementos…. En fin, cruzaré los dedos para no tener que ir nunca a una isla desierta con una limitación de tres objetos. Dejémoslo en una semana de verano y una maleta de las que hay que facturar.

PD: Sí, esto es de Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo. Gran libro, como ya dije en su día.

miércoles, 18 de julio de 2012

No coincidieron los bailes


Hace poco tuve una “cena de empresa” que se convirtió en reunión familiar. La vida, que a veces te sorprende. Lejos de ser una situación violenta y poco más que un compromiso, se convirtió en una velada agradable y en una bonita experiencia con la que no quiero aburrirte; lo que me ha llevado a escribir sobre esa noche es una historia que contó mi padre. Supongo que el vino, el chupito de aguardiente y la copa de después tuvieron algo que ver, pero el caso es que estuvo relatando batallitas de sus ‘años mozos’, una de las cuales me hizo reflexionar bastante.
Resulta que un amigo suyo (llamémosle Jesús) estuvo locamente enamorado de una chica del pueblo (digamos Isabel) durante gran parte de su vida, desde los cinco o seis años. Eran otros tiempos, y el pobre chico nunca se atrevió a decirle nada. Además, vivían en un pueblo pequeño y supongo que el ‘qué-dirán’ sacechaba en todo momento. Para esas situaciones, sin embargo, los hobbitonianos (no me hace demasiada gracia desvelar el nombre del pueblo) inventaron algo que permitía mayor fluidez en las relaciones sociales: las verbenas o, como se decía entonces, el baile.
Ahora parece cómico, pero en aquella época la aburrida vida de domingo giraba en torno a ellos. Todo el mundo asistía y lo pasaba bien; bailando a veces, observando otras. El procedimiento era sencillo: los chicos se acercaban a las chicas, bailaban una “pieza” y después se acercaba un amigo del mozo, bailaba con la misma muchacha para que al primero no se la quitaran, y así hasta que finalizaba la noche.
El último baile era el más importante, porque después el chico acompañaba a la chica a casa. Así podían hablar más tranquilamente y el zagal tenía oportunidad de deslumbrar a la inocente doncella con su mejor repertorio de tácticas. Y, lo creas o no, de este modo se formaron muchas parejas.
El problema venía cuando el chico no podía bailar con la chica que le gustaba. O, al menos, no la última pieza. Cada semana, el pobre Jesús vería cómo se escapaba otra oportunidad y trataba de encontrar el lado positivo, bien mirando al futuro, bien divirtiéndose con otras chicas. Por eso nuestro amigo, que nunca le confesó a Isabel lo que sentía por ella, no pudo tener la relación con la que soñaba. No coincidieron los bailes.

domingo, 15 de julio de 2012

El nombre del viento, de Patrick Rpthfuss (traducido por Gemma Rovira)


Cuando las circunstancias (en este caso, el aburrimiento) prácticamente te obligan a leer cuatrocientas páginas de un libro, pueden pasar dos cosas: que te guste lo suficiente para que lo disfrutes y un día que iba a ser un "coñazo" se convierta en una jornada agradable… O que acabes odiándolo con toda tu alma. En este caso ocurrió lo primero, así que tiene mérito que haya conseguido terminarme El nombre del viento sin odiar a su autor y a todos sus personajes.


Patrick Rofthuss ha conseguido unir un montón de retazos para crear una bonita novela prácticamente biográfica, salpicada de pequeñas historias épicas, y adornada con escenas de gran intensidad, bien por su crudeza, bien por su ternura. La evolución del libro se aleja un poco de lo que promete la sinopsis (fallo mío por haberla leído), pero también es cierto que El nombre del viento es sólo la primera parte de una saga o trilogía (no estoy seguro) que continuará con El temor de un hombre sabio.

Vale, da pereza comenzarlo cuando ves que hay casi novecientas páginas de literatura fantástica… Pero para mí eso no supone un problema. Eso sí, dejaré que pase una temporada antes de leer la segunda parte. De momento, tengo que devolver el libro a la biblioteca. ¡He conseguido terminarlo a tiempo para que no me penalicen! ¡Tiene que ser un récord!

sábado, 7 de julio de 2012

En llamas (Catching Fire), de Suzanne Collins, traducido por Pilar Ramírez Tello


Sí, hijo, sí. Volvemos a Los juegos del hambre. Es que es una trilogía, me veo en la obligación moral de hablar de los tres. Y eso que aún no he leído el último…

El caso es que tampoco hace falta para saber que el segundo (o penúltimo) es, con toda probabilidad, el peor. Mejor dicho, el menos bueno (si digo que “es el peor” parece que estoy dando a entender que es malo; y nada más lejos). Lo mismo ocurre con muchas otras trilogías y sagas. Desde El Señor de los anillos hasta Harry Potter, pasando por Millenium y La materia oscura, es inevitable que el penúltimo libro sea el menos recordable. Muchas veces es un mero introductorio al final de la saga (Harry Potter) o flaquea por el hecho de no tener ni principio ni fin (es la pega que le ponía todo el mundo a mi idolatrada versión cinematográfica de Las dos torres). Claro que muchas otras sólo son una forma de explotar un producto que ha dado resultado y sacarse un dinerillo…

Bueno, al tema, que me voy por las ramas y no son horas. En llamas es un libro más que aceptable, con la cruda intensidad de Los juegos del hambre, pero también con esa ñoñería propia de las novelas para adolescentes. Es una buena continuación del primer libro hasta que la historia evoluciona y te acabas dando cuenta de que en realidad se podría resumir con la última frase, que lo que en realidad importa vendrá en el tercero… Así que te dejo dos opciones: disfruta de las quinientas-y-pico páginas de “buena” literatura o léete la primera y la última página.

Nah, voy a dejar de decir tonterías. Ve a por él, túmbate debajo de un árbol (es verano, puedes hacerlo) y pasa las páginas mientras la brisa estival te acaricia y el sol se refleja en las hojas (las del libro o las de los árboles, las que más te gusten). Cuando acabes, estarás preparado para leer Sinsajo. Eso sí, no te lo acabes antes que yo.

jueves, 5 de julio de 2012

Frases que no te esperas encontrar y que te alegran el día


“Thank you all for your hard work. If you have not made it through, please know that there is often a specific part of the exam where you are doing poorly, and your performance is usually completely curable by continuing to work hard. Please continue to challenge yourselves to meet the high standards of the fields of translation and interpreting.”

Es genial ver que algunos profesores se toman en serio su trabajo, e incluso intenten ir un poco más allá: tratan de animarnos, de hacer que nos esforcemos, de sacar lo máximo de nosotros. Vale, ésta en concreto es de un profesor que me puso buena nota, pero creo que aunque me hubiera suspendido habría conseguido arrancarme una sonrisa. Puede que incluso hubiera pensado ‘Es verdad. Tengo que entregarme al 101%, debo estar a la altura’.
Ahora es verano; tal vez no es el mejor momento para proponerse una entrega total. De hecho, es la época perfecta para plantearse un montón de propósitos que luego no cumpliremos. El caso es que, en el futuro, trataré de recordar esta frase cada vez que esté demasiado estresado o cansado como para desmotivarme, y espero que me ayude. Será una especie de talismán.
De modo que gracias, Linder. 

miércoles, 27 de junio de 2012

Curiosidades farmacogenéticas


Como no le deseo a nadie estudiar los polimorfismo de miles de genes para cientos de enfermedades distintas, aquí te dejo un pequeño resumen de los datos más curiosos que he encontrado ojeando mis apuntes de Farmacogenética. Además, me sirvió de repaso para el examen y creo que fue bien (estoy esperando la nota).

-Los pelirrojos son más sensibles al dolor… pero responden mejor a pentazocina, un analgésico opioide.
-La prevalencia de hipertensión arterial y asma es más alta en individuos de raza negra.
-La genética hace que las dosis de fármacos no sean las mismas para personas de distinta raza y, en general, pueden variar a nivel individual. Por ejemplo, la cantidad de warfarina requerida por dos pacientes distintos puede llegar a ser hasta cuatro veces más grande en uno de ellos.
-En el ser humano hay unos 22.000 genes, menos que una planta normal, cuyo número ronda los 25.000. Descubrir este dato fue una sorpresa, pues se esperaba encontrar más de 100.000.
-Para que el virus VIH (el del SIDA) entre en la célula, necesita la presencia de CCR5. Hay individuos en los que este gen no aparece o no es funcional y, por tanto, no pueden ser infectados. Ésta es una importante línea de investigación para su tratamiento.
-Las células madre tienen numerosas aplicaciones terapéuticas, desde curar la Diabetes Mellitus hasta el tratamiento de la calvicie. La más curiosa, sin embargo, es que pueden llegar a evitar que un individuo se quede tetrapléjico si se administran en menos de 24 horas. El problema es la polémica que hay con su uso…
-El linfoma folicular es un tipo de cáncer con un tiempo de desarrollo muy corto. Por este motivo una vez se dio el siguiente caso: a un paciente al que se le había hecho un trasplante por una leucemia y al donante les apareció el mismo linfoma.
-Los escandinavos metabolizan más lentamente los fármacos antipsicóticos, por lo que necesitan menos dosis que los mediterráneos. Estos últimos también son más rápido a la hora de metabolizar opioides como la codeína.
-El coste de los tratamientos anticoagulantes (TAO) en España es de 60 millones de euros… ¡Pero conlleva un ahorro de 970 millones!
-Por último, comentar algo respecto al litio: el alelo C del gen CACGN2 puede provocar mayor respuesta. Fascinante. 

domingo, 24 de junio de 2012

Beautiful words


Ayer fue el día del español (el idioma, claro). No tuvo mucha repercusión en mi vida, a decir verdad, pero ha dado lugar a todo tipo de reportajes y artículos que resultan bastante curiosos. Por ejemplo, los británicos llaman ‘Armada’ a la selección española de fútbol y los franceses se han adueñado del término ‘gazpacho’ para designar cualquier sopa fría que no sea la Vichyssoise. También me ha parecido curioso enterarme de que la Vichyssoise se inventó en Nueva York, aunque eso es otra historia.
Lo mejor del día es la elección de la palabra más bonita de nuestro idioma. No he podido encontrar la ganadora de este año (a lo mejor no ha habido votación, estoy poco informado), pero sí la de 2011. Y no, no fue ni ‘amor’, ni ‘madre’, ni ‘libélula’. Ha sido ‘Querétaro’. Es sorprendente por dos motivos: el primero, que ni siquiera aparece en el diccionario. El segundo, que muchos hispanohablantes no sabrán lo que significa. En ese grupo me encontraba yo, pero ahora puedo informarte de que es una ciudad mejicana, fue propuesta por el actor Gael García Bernal y resultó elegida en una votación en la que participaron 33.000 personas.
Pues ahora me toca a mí. Para variar, no voy a hacer un top ten: me llevaría mucho tiempo elegir sólo diez palabras y seguramente cambiaría de opinión enseguida. Por eso, únicamente diré que siempre le he tenido especial cariño a la palabra ‘azul’. Es sencilla, corta, suena bien y me hace pensar en cosas bonitas (el mar, el cielo, mis vaqueros favoritos…). Lo mejor de todo, sin embargo, es que el azul no es mi color preferido… Necesito litio.

P.D: poner el título en inglés es un poco irónico, pero me sonaba mejor que en español…

lunes, 18 de junio de 2012

Farmacia moderna

Durante unas semanas dejaré aparcada mi faceta de traductor y me centraré en la otra mitad de mi carrera: los cuatro créditos que me quedan para acabar Farmacia (al menos la parte teórica, luego vienen las "tutes", el examen de prácticas, el TFG...). La asignatura que me falta lleva el sorprendente nombre de Farmacogenética y Farmacogenómica, y es lo suficientemente interesante como para comentar algo al respecto. Pero por falta de tiempo lo dejaré para otro día. Hoy tiro por el camino fácil y actualizo con una reflexión filosófica que escribí, seguramente, en uno de mis inevitables periodos de crisis farmacológica...
Si es que cuando quiero puedo ser muy profundo...

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“Hay cuatro grupos de antidepresivos: los antidepresivos tricíclicos (ATCs), los inhibidores de la recaptación de serotonina, los antidepresivos de acción mixta y los iMAO…”.
Estudiar Farmacia puede llegar a molar bastante. Acabas aprendiendo un montón de cosas, y lo mejor es que la mayoría de ellas son útiles, aunque sólo sirvan como una mera curiosidad.
Pero también es duro. Muchas horas de estudio, muchas noches de biblioteca (mientras el resto de la gente está de fiesta) y poco reconocimiento. Además, hay demasiada ciencia. Todo tiene una explicación basada en receptores y sustancias que los activan. Si no fuera por este tipo de descubrimientos, no podríamos tratar ciertas enfermedades y no habría tanta calidad de vida, pero yo sigo siendo un poco soñador y quiero seguir viendo la parte mágica y misteriosa de algunas cosas de la vida.
Quiero seguir pensando ‘¡Qué ojos azules más bonitos!’, y no ‘Seguro que sus padres eran homozigóticos para el carácter “color de ojos”, por eso tienen un color tan claro, que no es dominante’, o seguir sorprendiéndome cuando unas gotas hacen que todo un líquido cambie de color, sin pensar en el efecto quelatante de ningún indicador.
Y, sobre todo, quiero seguir pensando que a veces la solución a los problemas no es hacer que tu organismo reaccione frente a drogas exógenas. Puede que sea suficiente un poco de chocolate y unas risas inesperadas...