Mi historia de amor con Historias del Kronen es curiosa. Todo empezó en mi primer año de traducción,
cuando nos encargaron que reescribiéramos la primera página, plagada de vulgarismos y
coloquialismos, en registro neutro. Yo
memoricé el título y me dije que leería el libro en algún momento. Años
después (hace unas semanas, de hecho) volvimos a usar algunos
fragmentos para otra asignatura, esta vez traducción de italiano.
Y dirás '¿es que acaso
no hay más libros en español?', '¿Cómo es que ha coincidido que
han usado el mismo para dos asignaturas, además tan distintas?' Pues
hay una explicación muy sencilla, y es que el lenguaje utilizado en
este libro, ambientado en Madrid, en el verano de 1992, es,
probablemente, único.
Efectivamente, es el lenguaje que empleaban los jóvenes de la capital española en
la ya lejana década de los noventa. José Ángel Mañas no escatima
en términos coloquiales, vulgares e incluso jergales en el
transcurso de la novela, y también nos regala otros rasgos distintivos, que
incluyen la grafía a la española de términos en inglés (mi
favorito es jebi para 'heavy') o el uso de puntos
suspensivos como elemento separador en las conversaciones
telefónicas.
Debo admitir que yo mismo
no entendía el significado de numerosas palabras. Por ejemplo,
muchos de los términos que designan algún tipo de droga eran un
misterio para mí (se ve que soy un chico bueno, después de todo), o
numerosas referencias culturales, ya lejanas. Al fin y al cabo, es
una obra localizada en un periodo muy puntual de la historia de
España, con todo lo que ello implica. Además, es probable que
muchas de las expresiones plasmadas no llegaran a mi ciudad o que ya
se hayan perdido en el tiempo.
Por otro lado, es un
libro que engancha, del que no puedes dejar de pasar páginas, a pesar de estos términos desconocidos. La
acción es constante, las pausas son las mínimas imprescindibles y
el ritmo es frenético.También hay un cierto magnetismo en muchos de los personajes, y especialmente en el protagonista, que impulsa a continuar con la lectura.
Todas estas
características hacen de Historias del Kronen un libro
especial y único. Después de lo que he comentado, parece lógico
que se use en una asignatura como 'Español I', con el fin de
practicar el cambio de registros. Del mismo modo, resulta interesante
ver cómo una novela así puede atravesar fronteras. A mí me ha
transportado a mi niñez, a una década en la que la comunicación
tenía lugar por medio de llamadas a teléfonos fijos y en la que se
seguían comprando CD originales. Pero también a Madrid, esa ciudad
a dos horas de mi casa y con la que ya estoy familiarizado. Sin embargo,
tiene que ser fascinante ver cómo un traductor ha intentado
transmitir toda esta información en su versión en italiano (o en
cualquier otro idioma, claro).
Al pensar en la versión
italiana, he decidido que traducirlo tiene que ser una tarea muy
difícil, porque, además de comprender el significado, hay que
intentar transmitir la esencia de aquella época. Tal vez esto que
estoy diciendo te recuerde a una de mis últimas entradas y, efectivamente, es
una cuestión que abordamos con la misma profesora.
Para terminar, sólo me
queda recomendarte encarecidamente que leas Historias del Kronen
en cuanto te resulte posible. Y, si mi opinión no te parece
suficiente, te intentaré convencer diciéndote que fue finalista del
Premio Nadal en 1994.