jueves, 29 de octubre de 2015

Lo que la revista Panace@ puede aportar a los estudiantes de traducción e interpretación



Hace poco, escribí una entrada en la que presentaba a la revista Panace@, con motivo de su decimoquinto aniversario y del acto conmemorativo que se celebró en consecuencia. Además de la breve descripción que hice de la publicación, comenté que yo había asistido a dicho acto en calidad de invitado para explicar los beneficios que de ella podía extraer un estudiante de traducción e interpretación… Y, por tanto, creo que procede publicar aquí algunos de los que expuse.

Comencé mi breve intervención con una metáfora de la revista y de mí mismo. Comenté que en pocos sitios confluyen las letras y las ciencias de una forma tan armónica como en esta revista, y da la casualidad de que a mí siempre me ha gustado pensar que yo también tengo algo de ambas ramas: primero fui un chico de letras en una carrera de ciencias para acabar convirtiéndome en un estudiante de ciencias en una carrera de letras. Esto es algo que Panace@ y yo compartimos, ya que se podría catalogar a esta revista tanto como una publicación de ciencias en un mundo de letras como una revista de letras en un mundo de ciencias. Sin embargo, no hace falta tener un carácter híbrido como el mío para sacarle partido a esta revista, hay muchos motivos que nos pueden empujar a engancharnos a Panace@. 

En este punto me veo obligado a repetir una frase que nos sirve de mantra durante la carrera: hay que leer todo lo que caiga en nuestras manos. No sólo en otros idiomas, para conseguir fluidez, sino también en español, porque es imprescindible que todo traductor/intérprete que se precie domine su propia lengua materna. Revistas como ésta, precisamente, pueden resultarnos especialmente útiles por varios motivos, desde el lenguaje cuidado y desprovisto de errores de cada artículo hasta las citas y referencias que aparecen continuamente y que permitirán que nos familiaricemos con esa forma de redactar, algo que nos vendrá muy bien en distintas situaciones.

Sin embargo, no me gustaría limitar las ventajas que puede tener Panace@ a simplemente eso. En parte porque esto es algo que se puede aplicar a casi cualquier publicación científica, al menos a cualquiera que se precie. Por eso, expondré con más detalle las ventajas que Panace@ puede reportar a estudiantes de traducción e interpretación.

En los quince años que lleva funcionando la revista, ha abordado todo tipo de temas, desde la traducción de términos concretos hasta la interpretación en el entorno biomédico. A mí este último me vino muy bien para un trabajo de una asignatura, por cierto. Esta versatilidad no sólo permite que Panace@ sea una revista que nos pueda iluminar en muy diversos ámbitos, sino que, hasta cierto punto, sea accesible para toda la comunidad universitaria, independientemente del grado al que pertenezca cada persona.

Es cierto, no obstante, que los que más partido pueden sacar de esta revista tal vez sean, precisamente, los estudiantes de traducción. Y es que en esta revista encontramos, por ejemplo, artículos en los que directamente se aborda la forma de traducir términos complicados e incluso que incluyen glosarios enteros. Esto puede ser muy útil, no sólo cuando queramos buscar una palabra que nos acaba de aparecer en un texto y que no sabemos cómo traducir, sino también porque nos ayudará a detectar falsos amigos o calcos, el terror de todo traductor y de todo estudiante de traducción. 

Por otro lado, no todo son artículos que hablan sobre la traducción de tal o cual término, y no sólo ésos artículos son útiles para los estudiantes de traducción. También encontramos otro tipo de textos, como reseñas o monografías. Creo que las reseñas pueden ser también importantes para los estudiantes de traducción, ya que nos pueden poner en contacto con libros que nos resultarán útiles en determinadas situaciones o, en su defecto, con autores.

Precisamente, ése es otro de los factores que debemos tener en cuenta: los nombres de las personas que escriben artículos para la revista Panace@. Hablo de personas como María Teresa Cabré o Fernando Navarro, autores de libros de referencia en terminología y traducción médica respectivamente.

Por último, y para no alargarme más de lo necesario, diré que no debemos limitar la lectura de Panace@ a momentos de, digamos, necesidad. Se puede convertir perfectamente en una revista de consulta habitual, debido a que algunos de sus artículos son de carácter general, pero también a que a un estudiante de traducción siempre le convendrá profundizar en el conocimiento de la traducción médica y, de esta forma, adelantarse a las dudas que le puedan surgir.

Evidentemente, hay muchos otros factores por los que un estudiante de traducción podría ser lector asiduo de Panace@ pero, como ya he dicho, no me quiero alargar mucho más y, de momento, lo dejaremos ahí. Sólo espero haberte convencido lo suficiente para que abras el link de acceso y eches un vistazo, aunque sea rápido.

lunes, 26 de octubre de 2015

Brújulas que buscan sonrisas perdidas, de Albert Espinosa



Va de reencuentros la cosa. Resulta que, después de El mundo amarillo, Si tú medices ven lo dejo todo… Pero dime ven y Todo loque podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, tenía ganas de reencontrarme con Albert Espinosa y ver si seguía sintiendo el mismo cariño hacia él y su obra.

Y lo cierto es que no sabría qué responder. En su momento dije que la trama se convertía en algo secundario ante las hermosas frases que poblaban sus libros y ante el mensaje que quería transmitir, y que eso era lo más positivo. Aquí estamos ante un caso parecido, pues (en mi opinión, por lo menos) lo mejor de la historia es todo lo que quiere transmitir. Por otro lado, nos encontramos con escenas difíciles de seguir (o de creer), con algunos rasgos estilísticos decididamente pobres e incluso leves errores de ortografía y puntuación.

Por rasgo estilístico, por ejemplo, me refiero al excesivo uso de puntos suspensivos de Albert Espinosa en este libro. Parece claro que es algo que hace intencionadamente, pero llega a resultar tedioso. En cuanto a los fallos gramaticales y ortográficos, pueden perfectamente ser despistes que no han superado el proceso de revisión, pero difícilmente perdonables. 

Evidentemente, las normas de la lengua no son 100 % rígidas y se admite manga ancha para según qué casos. Por ejemplo, la proliferación de puntos suspensivos no contraviene ninguna norma de la lengua española, y de hecho son muchos los escritores que juegan con los signos de puntuación e incluso con la ortografía (empezando por mi idolatrado Reverte). Sin embargo, creo que algunos aspectos se deberían cuidar mucho más en un libro que va a ser publicado, y sobre todo en uno que se va a convertir en un superventas, como en este caso.

No pretendo ser crítico, y desanimarte en caso de que quisieras leer este libro. Tan sólo intento exponer mi humilde punto de vista sobre la (falta de) rigidez en libros que, como ya he comentado, se van a alzar hasta los primeros puestos en las listas de ventas. Por lo demás, sí que te animo a que no dejes de disfrutar de las frases de Albert Espinos y atrévete a descubrir qué significa el título.

jueves, 15 de octubre de 2015

Los hombres mojados no temen la lluvia, de Juan Madrid



Hace poco hablé de los títulos de los libros y del papel fundamental que pueden llegar a desempeñar. Comenté que podían tener fuerza por sí mismos pero, al mismo tiempo, también reflejar el estilo del autor o la temática del libro.

Aquí estamos ante un título que cumple la primera característica, ya que tiene mucha fuerza. Sin embargo, después de haberlo terminado, creo poder asegurar que no se le podrían aplicar las otras dos. Yo lo escogí porque su autor me sonaba (de unas traducciones que nos mandaron en una asignatura de la carrera… ¡Qué ironía!), y pensé que en él encontraría algo parecido a un ensayo, con moralinas y reflexiones del autor, el protagonista, o ambos. También me imaginaba una trama que girara en torno a un hombre depresivo o derrotado. Sobre todo, di por hecho que sería una frase que apareciera en el libro, probablemente en el punto culminante.

Aunque todos mis razonamientos parecían lógicos, la realidad fue otra: ni reflexiones, ni hombre derrotado (paseando bajo la lluvia), ni la más mínima mención a la lluvia. Y sólo una breve referencia a la palabra mojado, que aparece explicada al principio del libro (¡no es spoiler!).

En fin. Paradojas aparte, lo cierto es que he disfrutado bastante con esta novela y, sobre todo, me alegra haber descubierto un nuevo autor. Especialmente uno tan prolífico como Juan Madrid y con tanto reconocimiento. Resulta que, entre los muchos libros que ha publicado, algunos de ellos conforman una saga de novela policiaca de las que a mí me gustan. Creo que esto puede ser el principio de una hermosa amistad…