domingo, 26 de mayo de 2013

Miscelánea de dislates. Segunda parte

Hoy vuelvo a actualizar. Y lo hago con otra redacción que escribí como tarea de una asignatura. No es por falta de ideas (que también), es porque este tipo de ejercicios me encantan. Una vez más, se trataba de usar una serie de palabras determinadas en el cuerpo de la redacción (es fácil averiguar cuáles son). Espero que te guste.

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 -No intentes engatusarme con tus embustes y no pienses que voy a dar crédito a tus sofismas, porque tu pericia no está a la altura y hace ya mucho que no dejo que nadie me engañe...

Mi amigo Jorge siguió hablando durante un buen rato. Le encantaba usar palabras que nadie entendía cuando se acaloraba y esta vez, además, yo le había proporcionado una excusa excelente. En realidad, tan solo había propuesto que entráramos en el cine a ver una película de vaqueros. No es que me entusiasme dicho género, pero había empezado a llover y quería guarecerme de la lluvia. El cine nos cobijaría y, además, mantendría callado a Jorge durante dos benditas horas. Sin embargo, no me acordaba de que ahora mi amigo estaba en contra de las multinacionales, fueran del tipo que fueran, y pensó que trataba de poner a prueba sus principios.

-...sabes que estas compañías acabarán por acumular un porcentaje cada vez mayor de la riqueza mundial. Mi postura antagónica al capitalismo no me permite entrar a ver ese largometraje que me propones y ni siquiera entiendo cómo se te ha ocurrido sugerirlo...


Dejé que continuara con su perorata durante un rato, sin comentar que la mayoría de los cines de este país se estaban viendo obligados a cerrar porque ya no son un negocio rentable. Lo cierto es que me encanta escucharle, y reconozco que yo daría cualquier cosa a cambio de tener su misma habilidad para expresarme, o un vocabulario tan rico. Eso sí, creo que la próxima vez me lo pensaré dos veces antes de volver a quedar con él.

miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Whisky o güisqui?


Hay gente rara por el mundo a la que le gusta el whisky y lo bebe voluntariamente. Algunos lo toman solo, otros con hielo, otros mezclado con refrescos... Incluso hay quien se pide copas cuando sale de fiesta. Para el que no lo sepa, el diálogo que tiene lugar en la discoteca en cuestión sería algo así:

-Buenas noches, querido cliente, ¿qué le pongo?
-Hoy tomaré un whisky con cola, por favor.
-Ahora mismo.

Ninguno de los dos interlocutores se podría imaginar que en una conversación tan, aparentemente, inofensiva yo puedo encontrar un bonito tema para desarrollar en este mi querido blog. Efectivamente, me refiero a la palabra 'whisky' y a sus distintas posibilidades de escritura.

Hace unos años, la ilustre Real Academia Española (RAE para los amigos) decidió que era buena idea “españolizar” el término (es que era demasiado sajón, con tanta uve doble y tanta i griega... o ye, de lo que tal vez hablaré en un futuro) y, por eso, propusieron 'güisqui' como alternativa. Y se quedaron tan anchos.

A ver, entiéndeme, razón no les falta. ¿Para qué vamos a usar una palabra con una pinta tan rara y que tiene haches en lugares imposibles cuando podemos escribirla con letras más castizas y va a sonar igual? Así les ahorramos quebraderos de cabeza a las personas mayores, que no están familiarizadas con el uso aleatorio de la ka, o a los niños pequeños (que, para empezar, ni siquiera tendrían por qué emplearla). Además, el licor en cuestión va a saber igual.

Sin embargo... a mí no me convence. Primero, porque en “español castizo” sigue sonando igual de raro. Segundo, porque he visto la palabra 'whisky' escrita tantas veces que nunca me he planteado cambiarla o corregirla. Y, tercero, porque esto puede dar lugar a que se pongan de moda otros cambios similares y empecemos a encontrarnos con cosas como 'cederrón' o 'rocanrol'. De hecho, el primero ya lo han aceptado en el Diccionario de la RAE... ¡y se han quedado tan anchos! (otra vez).

Igual son cosas mías, pero creo que mantener la escritura del idioma original nos puede aportar mucho, seguramente más de lo que nos aporta la forma “españolizada”. ¿Es que acaso suena igual de exótico Qatar que Catar? ¿No es más elegante una mujer enfundada en un foulard que una que simplemente se protege el cuello con un fular?

En fin, siento haberme alargado tanto con esta entrada; me voy a tomar un cubata a tu salud para compensar. Pero que no lleve whisky, que la liamos. De hecho, es día de diario y es hora de irse a dormir, quizá sea mejor idea optar por un vaso de leche con cacao en polvo (diría cola-cao, pero el DRAE todavía no lo recoge...).

¡Buenas noches!

domingo, 12 de mayo de 2013

Anna Karenina: la película


El imperecedero poder de la novela Ana Karenina, de León Tolstói, puede resumirse con las palabras del realizador Joe Wright: "Todos intentamos aprender a amar de un modo u otro"

lahiguera.net

Hace un par de semanas fui al cine a reencontrarme con los grandes relatos rusos y cuando salí me sentí un poco estúpido. No sólo por haber visto la peli sin leerme el libro (algo que intento evitar en la medida de lo posible), sino porque llegué a pensar que habría disfrutado más con otro final... Luego me di cuenta de que era una adaptación y de que cambiarlo habría sido poco menos que un sacrilegio. En fin.

Resulta que cada vez es más difícil ser original en el mundo del cine. O, mejor dicho, es difícil ser original sin caer en lo absurdo. Argumentos imposibles aparte, algunos directores optan por volver al blanco y negro, al cine mudo, al musical...

Lo que ha hecho Joe Wright ha sido jugar con los decorados. El transcurso de una escena a otra podía llegar a resultar tan espectacular como la escena en sí, y los decorados también se pueden considerar pequeñas obras de arte en sí mismas (además de una alegoría a la situación sentimental que se refleja en la historia, por lo que he leído por ahí). Cuando no rodaban en el interior de un teatro, además, se desplazaban a los blancos parajes rusos y el conjunto ganaba unos cuantos enteros. Eso sí, por lo visto los pobres actorzuelos lo pasaron bastante mal en medio de capas de nieve y la soledad absoluta de la estepa rusa... (ojo, es el momento de añadir que no todos los paisajes que aparecen son del país eslavo, algunas escenas campestres se rodaron en la menos exótica Salisbury, en el sur de Inglaterra).

Y, hablando de actorzuelos, tengo que destacar que en Anna Karenina se dan cita dos de los grandes nombres del momento. Un desconocido Jude Law, muy en su línea, y una estupendísima Keira Knightley, más elegante que nunca. Tal vez dos motivos extra para que más de uno se anime a sentarse en una butaca durante dos horas.

Eso de las dos horas no suena del todo bien, pero no te equivoques, sería tiempo sabiamente empleado. Como la estoy liando y, de todos modos, no quiero alargarme mucho, lo dejaré aquí. Då svidaniya!

martes, 7 de mayo de 2013

Miscelánea de dislates

Sigo pensando que los deberes a veces pueden ser buenas entradas del blog, así que aquí te dejo una redacción que escribí para una asignatura de la carrera. Consistía en usar una serie de términos (los que están en negrita) y la única norma era que el texto tuviera entre 250 y 300 palabras. Más adelante subiré algún otro trabajo...


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Había gente que lo describía como una persona tímida. Otros, no tan benévolos, le calificaban de raro, perturbado y siniestro. Tal vez se debía a su manía de caminar con la vista fija en el cielo, o a su hábito de pasarse horas enteras mirando por la ventana del aula. En realidad, a él todo eso le daba igual. Ciertamente, era consciente de su escasa aceptación entre los demás y siempre se había definido a sí mismo como alguien introspectivo y reservado, pero no cambiaría su forma de ser porque no necesitaba el beneplácito de nadie.

Ella tampoco era la persona más popular de la escuela. Su manera de hablar, plagada de frases inconexas, y su risa estridente habían provocado que nadie quisiera estar con ella más tiempo del necesario. Además, la contribución de su ortodoncia y de sus gafas de pasta no era precisamente favorable. Al final, se vio obligada a pasar los recreos sola y a sentarse en clase con quien le asignara el profesor de turno.

Los compañeros, en medio de la miscelánea de dislates y frases banales que constituían sus conversaciones, llegaron a comentar que ambos deberían hacerse amigos. En una ocasión incluso les pareció verlos juntos a la salida de clase. Sin embargo, no es que estuvieran disfrutando de la mutua compañía, es que él la estaba adelantando a ella de camino a casa.

De modo que nunca se hablaron y ambos terminaron el curso en la más absoluta soledad. Ella confiaba en que los años que estaban por venir fueran mejores que los que dejaba atrás. Él sólo quería poder seguir mirando al cielo desde su ventana.

domingo, 5 de mayo de 2013

Blood from a Stone, by Donna Leon (parte II)


[…] 'Clothes?'
'No, she's got too many already.'
Brunetti stopped in his tracks, turned to her, and said, 'I think that is the first time in my life, perhaps in recorded history, that a woman has admitted the concept of too much clothing might exist.'

Hace casi un año (como pasa el tiempo) comencé a leer este libro y, por cuestiones técnicas, no pude terminarlo. Sin embargo, sí que dejé constancia por escrito (en este mi querido blog) de que tenía intención de hacerlo y, sobre todo, de que tenía muy buena pinta.
Efectivamente, el argumento me parece excepcional. 'An unlikely victim. An elusive killer. An inexplicable murder?', como reza la portada de la edición inglesa. La combinación de estos tres factores, unida a la forma de escribir de Donna Leon, a sus reflexiones internas (que pone en boca del protagonista, Brunetti) y a la magia de Venecia, podrían haber hecho de este libro una obra de arte.
Y digo 'podrían' porque, en realidad, me ha sabido a poco. Tal vez me esperaba más después de un comienzo tan bueno. Tal vez he leído ya demasiadas novelas policíacas como para que sea fácil sorprenderme. Tal vez simplemente no era el mejor momento, o no he prestado suficiente atención.
Sin embargo, me quedo con la exótica forma de escribir de Donna Leon, con el hecho de que me ha acercado un poco más a la 'Ciudad del amor' y con el orgullo personal de haber cumplido la promesa que me hice a mí mismo el año pasado. Y, por supuesto, con esas pequeñas joyas (como la que da comienzo a esta entrada) que salpican todas sus obras.

sábado, 4 de mayo de 2013

Happy birthday to... me


Resulta que me acabo de dar cuenta de que este mi querido blog ya tiene más de un año. La primera entrada es del 25 de marzo de 2012 y, a día de hoy, estamos a 4 de mayo de 2013... Y yo, que no me había dado cuenta, ni lo he celebrado, ni he comido tarta, ni he soplado velas en su honor. ¡Ni siquiera lo he felicitado!
Sin embargo, supongo que más vale tarde que nunca y que nunca es tarde si la dicha es buena, así que ¡muchas felicidades! No voy a repetir lo de escribir la formulita en todos los idiomas que hablo, como ya hice cuando la facultad cumplió años, pero sí que te deseo que cumplas muchos más.
Porque eres un chico excelente (carita sonriente).

viernes, 3 de mayo de 2013

Efectos secundarios (la película)


Resulta que he visto en el cine la película 'Efectos secundarios'. He tenido la suerte de que me han invitado, porque no me he enterado de gran cosa. Eso sí, he pensado varias veces que es una película perfecta para que yo (o alguien como yo, no seamos egocéntricos) la traduzca. Incluso me ha parecido detectar algún error que, seamos sinceros, siempre sube la moral.
Sin embargo, insisto: apenas he podido seguir el argumento porque he tenido la cabeza en otra parte y porque la trama me ha parecido un poco intrincada. Por ello, no voy a opinar al respecto y me voy a limitar a publicitarme desde aquí como una buena opción para traducir este tipo de largometrajes (o textos en general, que estamos en crisis) pseudo-farmacéuticos.
Al fin y al cabo, la traducción científico-técnica es una rama tan noble como cualquier otra. Y yo prometo hacer un buen trabajo (carita sonriente).