martes, 30 de agosto de 2016

La palabra del mes


Ha sido un mes de agosto más movidito de lo habitual, gracias a los Juegos Olímpicos, la incertidumbre postelectoral en España y demás novedades geopolíticas a nivel mundial. Sin embargo, no podía dejar de dedicarle una entrada a algo tal vez más trivial, y el tema que nos ocupa hoy será el lanzamiento de Pokémon Go. Como el tema del día es poco serio, la entrada será cortita y trataré de centrarme en las curiosidades lingüísticas, que para trucos y estrategias ya hay miles de páginas más especialiadas y muuuucha gente con más experiencia que yo.

Lo primero que quería comentar es que he elegido hablar de esto como podría haber escogido cualquier otro tema de actualidad, pero éste es el primero que se me ha ocurrido. Sin embargo, y como ya he dicho en alguna ocasión, considero que los traductores siempre tenemos que estar tan bien informados como nos resulte posible, y esto a veces incluye investigar temas que no nos gusten o no nos parezcan del todo serios, como resultados deportivos, prensa rosa y, cómo no, los juegos de moda.

Lo segundo es que el vocabulario relacionado con estos monstruos de bolsillo (y ahora más de bolsillo que nunca) está sorprendentemente regulado. Todos los nombres son marcas registradas y hasta la Fundéu le dedicó una entrada hace algunas semanas, en la que se explica la diferencia entre ‘Pokémon’ y ‘pokemon’ (la primera hace referencia al juego y la segunda a los personajes) y se recomienda evitar ‘pokémons’ en favor de ‘pokémones’. A mí no este último no acaba de convencerme, pero no niego que tiene todo el sentido del mundo y se adapta a la normativa de la lengua española tanto como palabras que sí uso, como pueden ser ‘másteres’ o ‘pósteres’.

Así pues, si tú también te has enganchado al celebérrimo Pokémon Go, trata de no descuidar tu lenguaje mientras repostas en las pokeparadas, combates en los gimnasios y lanzas Pokéball (o pokebolas, la Fundéu no se ha pronunciado al respecto). ¡Ah! Y si además eres traductor, ten en cuenta que en algunos países los nombres fueron traducidos y, por tanto, no serán iguales que los que conocemos en España. Dicho esto... ¡Hazte con todos!

miércoles, 24 de agosto de 2016

Ciudades alemanas: top ten actualizado



Pues sí, señoras y señores. Ya vaticiné en su momento que mi segunda experiencia “Erasmus” probablemente traería consigo una actualización de mi celebérrimo top ten de ciudadesalemanas... Y aquí está. Antes que nada, me gustaría aclarar un par de cosas: la primera es que, evidentemente, no he estado en todas las ciudades de Alemania. La segunda es que, también evidentemente, y aunque he tratado de ser razonablemente objetivo, se trata de mis gustos personales. Las ciudades que he elegido han sido las que me han transmitido algo más que las demás, pero no mejores, ni mucho menos, que las que se han quedado fuera. Dicho esto, comencemos (una vez más del décimo puesto al primero, para mantener la emoción).

10.-Bonn: esta pequeña ciudad, que sería perfectamente anodina en mitad de la cuenca del Ruhr si no fuera por su pasado como capital de la República Federal Alemana, ha conseguido mantener su presencia en el top ten a pesar de la durísima competencia. Y no sólo por los buenos recuerdos que guardo de allí, sino también porque es una ciudad muy agradable (perfecta para dar un paseo, ya sea por el centro o a orillas del Rin), por sus increíbles museos y, por qué no, por su Haribo Store.

9.-Hamburg (Hamburgo): sigo anunciando públicamente que Hamburgo no me gustó: me pareció un poco fría y tal vez más grande de lo que puedo soportar. No obstante, no puedo negar que es especial y que tiene un ambiente único… Y tal vez más fiesta que cualquier otra ciudad de Alemania. Además, la catedral, el ayuntamiento, el puerto y el lago Alster, en pleno centro, hacen que la visita merezca la pena. De hecho, es la única ciudad que sube puestos, por algo será.

8.-Erfurt: aquí tenemos otra ciudad que puede parecer anodina en el mapa y que a muchos niveles tal vez no pueda equipararse con otras capitales de estado (precisamente es la capital de Turingia). Sin embargo, tiene un encanto especial, una arquitectura única, un centro histórico bien conservado, que mantiene la esencia alemana, y una catedral muy bonita. Lo suficiente como para que (spoiler alert) sea la única ciudad que he visitado por primera vez en estos meses que consigue meterse en esta elitista lista.

7.-Aachen (Aquisgrán): en su día alabé las bonitas calles del centro, las tiendas de chocolate, la catedral y, sobre todo, la interesantísima historia que hay detrás de esta ciudad, capital del Sacro Imperio Romano. Una visita merece mucho la pena, ya sea en verano, para disfrutar del buen tiempo tomando algo en una terraza, o en invierno, para gozar de la vida universitaria. Y no puedo evitar hacer una nueva mención a la traducción al español, ya que ‘Aquisgrán’ es una palabra que me hace mucha gracia.

6.-Nürnberg (Núremberg): aquí nos encontramos otra hermosa ciudad con otro precioso centro histórico (reconstruido en parte) y, sobre todo, con una historia muy interesante. Denominada por Hitler ‘la ciudad más alemana de Alemania’, Núremberg fue la sede de los juicios homónimos, donde numerosos criminales de guerra nazis fueron juzgados y donde, detalle importante, se usó interpretación simultánea por primera vez (esto es discutible, pero lo daremos por válido). Aunque los museos dedicados a ellos son fascinantes y son una visita obligada, puede ser una idea especialmente buena ir en noviembre o diciembre, meses en los que se puede disfrutar de los mercadillos navideños, tal vez los más famosos del país.

5.-Dresden (Dresde): también conocida como la Perla del Elba, efectivamente es toda una joya. Además de tener un espectacular museo en plena plaza principal (para más información, buscar Zwinger), tiene un precioso centro histórico y un interesante barrio alternativo. Llama especialmente la atención el hecho de que todos los edificios del centro son reconstruidos, ya que toda la ciudad fue destruida durante unos bombardeos que tuvieron lugar justo antes del final de la guerra. Aunque estos bombardeos son los peores de la historia (sólo por detrás de los de Hiroshima y Nagasaki) y devastaron la ciudad completamente, ahora, setenta años después, Dresde vuelve a ser toda una perla en la que merece la pena pasar un día… O más.

4.-Köln (Colonia): es, junto con Hamburgo, la única ciudad que no ha bajado posiciones. Y es que, insisto, Colonia me transmite una energía especial. Además, la catedral es uno de los edificios más impresionantes que he tenido el placer de ver, con el plus añadido de que está justo al lado de la estación. También hay que destacar el paseo fluvial, el museo del chocolate y el hecho de que es una de las ciudades con más ambiente nocturno de toda Alemania. 

3.-Berlin (Berlín): y llegamos a la capital de Alemania y la ciudad que se llevó la medalla de oro en la primera edición. Berlín tiene una historia fascinante, una vida cultural vibrante y un ambiente único en el mundo (hay quien se refiere a ella como la última capital bohemia de Europa). Monumentos, museos, bares… Cada minuto transcurrido en Berlín está lleno de posibilidades y hay tantas cosas que hacer que no sabrás ni por dónde empezar. Un recorrido por el centro es la mejor opción, pero reserva fuerzas para alguno de los cientos de museos berlineses y para salir de fiesta por la noche, pues aquí seguro que encuentras lo que estás buscando.

2.-Leipzig (Lipsia): te estarías preguntando si iba a aparecer Leipzig, ¿eh? Pues aquí la tienes, en un más que meritorio segundo puesto. La Nueva Berlín, la ciudad de los libros y la ciudad de los héroes (ya dije en mi última entrada que tenía muchos nombres) ha sabido florecer en los últimos años más que ninguna otra localidad de la antigua Alemania Oriental y ahora es un lugar vibrante, con muchísimo que ofrecer. Tanto si te gusta la música (Bach vivió allí casi toda su vida) como si te impresionan las grandes construcciones (en cuyo caso tendrás que visitar el Volkerschlachtdenkmal, o Monumento a la Batalla de las Naciones, así como la Leipziger Turm y el Ayuntamiento Nuevo), Leipzig es una ciudad que te cautivará.

1.-Heidelberg: si se quedó fuera de mi primer top ten, como ya expliqué en su momento, fue exclusivamente porque quería ser objetivo y no sabía hasta qué punto sería lícito tenerla en cuenta. Al fin y al cabo, es una ciudad en la que he vivido casi un año de mi vida y eso, tanto para bien como para mal, puede hacer que se desequilibre la balanza. No obstante, ahora que ha pasado el tiempo, creo que puedo afirmar con objetividad suficiente que Heidelberg es la ciudad más bonita de Alemania. Y lo es por muchos motivos: las encantadoras calles del centro, el casco histórico perfectamente conservado (es una de las pocas ciudades relevantes que no sufrió apenas daños durante la Segunda Guerra Mundial), su privilegiada situación, a orillas del río Neckar y rodeada de montañas… En otoño los árboles que la rodean se tiñen de amarillo y oro; en invierno, la magia de la Navidad invade cada esquina; en primavera, el buen tiempo permite disfrutar del río y de todos sus parques. Cualquier época del año es perfecta para visitarla, y seguro que no te llevarás una decepción. Primer puesto merecidísimo.

Pues bien, éste ha sido mi top ten. Ya he dicho que hay grandes ciudades que se han quedado fuera, pero creo que todas las que he elegido tienen mucho que ofrecer. Pasaremos por alto el hecho de que los dos primeros puestos los ocupan ciudades en las que he vivido y disfrutaremos de los impresionantes monumentos y de la increíble naturaleza que nos puede regalar cada una de estas ciudades… Y muchas otras de Alemania.

sábado, 20 de agosto de 2016

Un español en Leipzig, ¿fin de la historia?



Sí, ya sé que repito título, pero no podía dejar de hacerle un pequeño homenaje a mi estancia en Leipzig. Ha sido corta, pero bastante enriquecedora, y se merece sin duda una entrada en este mi querido blog.

Resulta que Leipzig es una de las grandes desconocidas de Alemania, tal vez eclipsada por Berlin, a apenas 140 kilómetros de distancia, y por Dresde, la capital del estado de Sajonia y una ciudad con un centro histórico indudablemente bello. Sin embargo, Leipzig tiene muchísimo que ofrecer: es una ciudad moderna, vibrante, con una vida cultural excepcional y un panorama musical tal vez único en el mundo. Además, su alta proporción de estudiantes hace que sea más abierta, un poco alternativa y que se haya ganado el sobrenombre de ‘la nueva Berlín’ (todo un piropo, por cierto).

Su historia también es fascinante, y algunos de los episodios más emblemáticos han sido su importancia como nudo de comunicaciones en la Edad Media y en la Edad Moderna, su auge cultural gracias a que Johan Sebastian Bach vivió allí gran parte de su vida o el importante papel que desempeñó en los prolegómenos de la caída del muro de Berlín, que hace que a veces incluso se la denomine ‘la ciudad de los héroes’. De hecho, Leipzig es seguramente la ciudad de la antigua República Democrática Alemana que ha experimentado el mayor cambio en los últimos años.

Tampoco puedo dejar de destacar la importancia que tienen los libros: además de albergar la biblioteca nacional, allí se celebra una de las ferias del libro más importantes del país, e incluso su edificio más alto tiene forma de libro abierto. Y puede que sea la ciudad a la que uno se puede referir de más maneras distintas, porque de hecho también se la conoce como ‘la ciudad de los libros’.

Lo cierto es que hay muchísimas más cosas que se pueden contar de Leipzig, y la mayoría buenas. Sin embargo, creo que de momento lo dejaremos aquí. Sólo añadiré que, como prometí, he actualizado mi top ten de ciudades alemanas después de estos meses y dejo dos preguntas en el aire: ¿se habrá colado Leipzig en la lista? Y, en ese caso, ¿en qué puesto? ¡Permanezcan a la espera!