Bien. Resulta que este
año la ilustre Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de
Salamanca cumple la tierna edad de veinte años. Quién los pillara, dirán los
más mayores. Yo seré un poco menos profano y me limitaré a mandarle desde aquí
una cordial felicitación.
Happy birthday.
No soy amigo de todas
las instituciones públicas y no voy a fingir que en dicha facultad todo
funciona de manera impecable, porque no es cierto. Sin embargo, tampoco voy a
pasar por alto la fantástica labor que se lleva a cabo entre sus cuatro paredes
cada día.
Tanti auguri.
El trabajo que se
realiza en ella merece, al menos, cierto reconocimiento. Los profesores son,
por norma general, excelentes profesionales que imparten sus materias de forma
incuestionable. Y no sólo es destacable la forma en que dan clase y comparten
sus conocimientos, también lo es la alta calidad humana de la mayoría de ellos.
Cosa rara, la verdad.
Joyeux anniversaire.
Y, si el personal
docente está a la altura, los estudiantes no nos quedamos atrás. En pocos
sitios se encuentra esa mezcla de culturas y procedencias, y pocas facultades
pueden presumir de haber permitido a tantos de sus alumnos haber explorado
Europa con la ayuda de una beca Erasmus. Además, no creo que haya muchos lugares
en los que se organicen fiestas de forma tan activa y donde tan alta proporción
de personal participe. Ver una oda al diccionario en pleno salón de actos o
cómo Abba vuelve a resurgir para representar a Suecia (esta vez en un festival
de menor tirada) provoca un sentimiento que no se puede expresar con palabras.
Al igual que presenciar cómo escenifican el anuncio de la batamanta un trío de
profesoras. Sí, he dicho profesoras.
Molts d’anys.
Sin embargo, no todos los buenos momentos han
tenido lugar en el marco de una distendida fiesta de facultad. Desde
conferencias hasta carreras por la clase o recitales de poesía improvisados, yo
me he reído mucho cada día que mis pies han pisado el suelo del indescriptible
edificio (y lo de indescriptible lo digo con conocimiento de causa). Incluso
les he cogido cariño a las incontables horas que he pasado en la biblioteca.
Alles gute zum
Geburtstag.
Por no hablar de
aquellos compañeros de clase, de carrera o, al menos, de facultad, que acaban
abriéndose paso en tu lista de amigos. Aquellas personas sin las que tu vida no
habría sido la misma. Me estoy poniendo sentimental, así que lo dejaré aquí.
Además, ya sabéis quién sois, no necesito nombraros.
Feliz Aniversário.
De modo que aquí lo
dejo. Es una de mis entradas más largas, no te puedes quejar. Y, evidentemente,
tengo que terminar diciendo…
¡CUMPLEAÑOS FELIZ!