Hace poco comentaba la
importancia que tiene para un traductor especializarse en un ámbito concreto,
sea el científico, el jurídico, el técnico, el literario o incluso temas
concretos. Comenté que puede ser una baza a favor en muchos casos y que el
único inconveniente puede ser el hecho de que se puede acabar encasillado o
traduciendo proyectos sólo mínimamente relacionados con nuestro campo de
especialidad.
Pues hoy voy a especificar un
poco más y me centraré en un ámbito concreto: la traducción médica, el campo
con el que estoy en contacto más directo y del que también he habalado
anteriormente, incluso en público. Se trata de una rama del saber muy variada,
con una cantidad de palabras tal vez mayor que cualquier otra, con una altísima
variedad de tipos de texto y con características muy particulares, por lo que su
traducción no es precisamente fácil (si es que traducir alguna vez lo es) y hay
muchas cosas que hay que tener en cuenta.
Para comenzar, recordaré algo que siempre me ha llamado la atención: resulta que los estudiantes de medicina en los
primeros años de carrera tienen que aprender hasta 5000 palabras nuevas, más
que en la mayoría de cursos básicos de idiomas. Es un ejemplo lo
suficientemente ilustrativo de la diversidad terminológica a la que se enfrenta
un traductor especializado en su día a día (y también una curiosidad que me
hizo mucha gracia, insisto).
Además de esta vastísima variedad
léxica, hay otras cosas que no podemos olvidar cuando abordamos una traducción
médica. Por ejemplo, debemos recordar que muchos tipos de textos del ámbito de
la medicina tienen una estructura fija y suelen ser fieles a un estilo
semejante, tanto en español como en el idioma de partida. También son especialmente
frecuentes las siglas, que además de ser particularmente complicadas de entender
en muchos casos, nos plantean el dilema de si debemos traducirlas o no (en este
punto hay opiniones divergentes entre los expertos). Además, debemos adaptarnos
al registro y en algunos casos es especialmente fundamental que entendamos el
contenido y no nos limitemos a traducir las palabras o las frases sin saber qué
es lo que estamos diciendo, pues en ocasiones la vida del lector puede depender
de ello. Del mismo modo, y por el mismo motivo, tenemos que asegurarnos de que
nuestra traducción se entiende perfectamente.
En realidad, éste es un tema que
da para una tesis entera, y una entrada de blog se queda vergonzosamente corta.
Simplemente quería mencionar algunas de las particularidades de este campo en
concreto, por motivos personales, y enfatizar la importancia que tiene la labor
del traductor en algunos casos relacionados con la traducción de textos de
carácter médico.