miércoles, 28 de mayo de 2014

Muy dignos todos

Hace poco, tuve una discusión virtual con un compañero proyecto de traductor. Después de que él escribiera 'por fin alguien se digna a venir a verme', yo repliqué que la estructura estaba mal y que sería más correcto quitar la preposición. Como recurso irrefutable, adjunté el enlace de la RAE correspondiente a la entrada del verbo dignarse.

Él, ni corto ni perezoso, contraatacó con un enlace de la Fundéu en el que se resolvía la eterna duda. Al parecer, tanto la estructura 'dignarse + infinitvo' como 'dignarse + a + infinitivo' están aceptadas. La segunda, menos correcta, no es en ningún caso censurable.

Ahora bien, yo me pregunto, ¿hasta qué punto se puede hablar de corrección si todas las estructuras acaban siendo aceptadas? Es evidente que las lenguas evolucionan y no podemos pretender que se mantengan imperturbables, o incluso estancadas. Sin embargo, ¿es éste el mejor mecanismo? ¿Aceptar los errores que se cometen de forma sistemática? Ya he alzado la voz (qué melodramático suena, por favor) en algún momento porque no estaba especialmente de acuerdo con determinados cambios efectuados por la RAE, en los que forzaba una evolución antinatural de nuestra lengua, pero tampoco puedo estar de acuerdo con que se toleren estas estructuras que, en el fondo, no dejan de ser errores. ¿No es mejor educar y fomentar un buen uso del español, en lugar de aceptar formas incorrectas basándonos únicamente en su uso?


Creo que me he encendido demasiado con un tema que, en realidad, no deja de ser anecdótico. Para finalizar, no obstante, diré que yo he usado durante toda mi vida la estructura 'dignarse a'. Un saludo.

martes, 27 de mayo de 2014

Palmeras en la nieve, de Luz Gabás

Las pasadas Navidades, recibí un regalo especial de parte de mi hermana: un libro electrónico. Aunque el formato tradicional presentará una dura batalla por ceder su trono, enseguida vi las virtudes de este novedoso invento y me apresuré a hacerme con algún título con el que poder estrenarlo. De este modo, una vez que mi nuevo aparato dejó de ser una cáscara vacía y pasó a estar lleno de historias, me lo traje a Alemania dispuesto a sacarle el máximo provecho... por motivos prácticos (prometo serle fiel al libro de papel en el futuro).

Y lo cierto es que, aunque no quiero hacer propaganda de estos cacharros, me gustó bastante la experiencia de leer mi primera historia en uno de ellos. Claro que el mérito en este caso fue de la novela elegida, que ya habrás deducido cuál es.

Resulta que Palmeras en la nieve es una historia amena, entretenida, dinámica, intensa. Engancha bastante, los personajes son descritos de una manera magistral, que hace que quieras saber más acerca de su vida, y los cambios de perspectiva son simplemente intachables. Y no sólo las descripciones de los personajes resultan excelentes: también los parajes en los que tiene lugar la acción son ilustrados de una manera clara y precisa, gracias a la cual casi puedes llegar a sentir el olor a selva ecuatorial, el sonido de los machetes contra la maleza y el roce del viento de las montañas.

Sin embargo, tal vez lo que más me ha entusiasmado ha sido el contexto histórico y la forma en que se explica en el libro. Hace unos años leí Guinea, de Fernando Gamboa (que, por cierto, sale mencionado en el apartado 'Nota de la autora'), una novela desgarradora y, en palabras de la propia Luz Gabás, dura y desasosegante, que me marcó de forma irremediable y me impulsó a documentarme tanto como pudiera sobre la historia del país, antigua colonia española. Si bien el proceso de investigación fue más entusiasta que efectivo, lo mejor que puedo decir ahora es que Palmeras en la nieve ha dejado una huella tan profunda como su antecesora geográfica.

Creo que un libro es realmente bueno cuando, tras pasar unas cuantas páginas sin apenas ser consciente del transcurso del tiempo, quieres buscar más información y saber tanto como puedas al respecto. Es lo que me ocurrió con grandes obras (El ocho, La pasión india, la ya mencionada Guinea...) y lo que me ha sucedido con Palmeras en la nieve.


Hacía mucho tiempo que no realizaba una “crítica” tan buena de un libro, y eso que yo soy muy optimista (a ves incluso demasiado). Espero, por tanto, que esto te ayude a hacerte una idea de cuánto he disfrutado con esta historia y, con un poco de suerte, te anime a leerla.

domingo, 25 de mayo de 2014

Juego de tronos: la serie

Si eres lector asiduo de mi blog o me conoces lo suficiente, sabrás que soy forofo de Canción de hielo y fuego y que he disfrutado lo indecible con los tres libros que he leído. Ahora espero con ansias el momento en que pueda ponerle las manos encima al cuarto, que tiene muy buena pinta... como todos los demás.

Y, ya que soy fan de la saga, era inevitable que acabara cayendo en la tentación de ver la serie, una superproducción que ha tenido bastante éxito y aceptación y que ha hecho que su popularidad aumente (aunque no tengo claro si eso es bueno o malo).

El caso es que ya he terminado la primera temporada y me ha dejado muy buen sabor de boca. Dicen que 'la película nunca es mejor que el libro' y, aunque yo he visto adaptaciones francamente correctas, reconozco que estoy mayoritariamente de acuerdo con esta afirmación. No siempre es fácil plasmar en unos pocos minutos de película lo que el escritor ha explicado en cientos de páginas. Por no hablar del papel que desempeña la imaginación de cada uno...

Sin embargo, la cosa cambia si hablamos de una serie, en la que el tiempo no es un factor tan limitante.Y si el autor toma parte activa en el doblaje, podemos dar por hecho que el resultado será, por lo menos, aceptable.

Evidentemente, es lo que sucede con la serie. Aunque ha conseguido que no se nombre correctamente a la saga (el título original, Canción de hielo y fuego, ha pasado a ser Juego de tronos), estamos ante una de esas adaptaciones que merecen más elogios que críticas. Fiel a la trama y a las descripciones, nos cuenta a lo largo de varias temporadas cómo transcurre la vida en Poniente (Westeros) y a qué situaciones tienen que enfrentarse sus habitantes.


Debo admitir que algunos actores no se parecen a los personajes que yo me había imaginado, y que no todo lo que sucede me ha resultado precisamente agradable, pero esto último ni siquiera es algo sancionable... o destacable. Por ello, a pesar de esta mínima y discutible pega, te animo a que lo veas. Claro que también me veo obligado a recomendarte los libros. Al fin y al cabo, se trata de la novela río más célebre de nuestro tiempo y George R. R. Martin es un gran escritor.

martes, 20 de mayo de 2014

La fuente de las sombras, de Toni Plaza

Nunca sabes con quién te puedes topar por el mundo, pero a veces resultan sorprendentes los encuentros que nos depara el destino. Si digo esto es porque esta novela cayó en mis manos gracias a una chica italiana a la que he conocido en Alemania. Amiga íntima del autor, me prestó este libro... y yo le aseguré que lo leería.

Como lo prometido es deuda y mi vida cultural está atravesando una especie de desierto cultural, desprovisto de libros y de nuevos títulos, me puse manos a la obra y me vi gratamente sorprendido por La fuente de las sombras.

La trama es bastante dinámica, con tres historias paralelas (de las que me gustan a mí) y tres trasfondos culturales y temporales distintos. Aunque en ocasiones peca de fantasioso, finalizar su lectura no supone un esfuerzo agotador y la parte biográfica que el escritor ha vertido en él tiene un encanto especial. Es como el libro que todos quisimos escribir y publicar... sin conseguirlo. Y Toni lo ha hecho.


Es cierto que hay numerosas imperfecciones, las más obvias de tipo tipográfico (perdón por la cacofonía), pero insisto en que su escritura resulta tan evidentemente personal que es inevitable pensar en ellas con cariño y no con reprobación. Además, creo que ninguna obra puede recibir el calificativo de perfecta, con lo que no voy a entrar en más detalles al respecto y solamente felicitaré desde aquí al autor. Enhorabuena por tu trabajo y recuerdos de parte de tu amiga.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Contra el viento, de Ángeles Caso

Hace ya un año, con motivo del Día del Libro, algunos compañeros de facultad organizaron un intercambio de libros. Book crossing, que se dice ahora. El procedimiento era sencillo: quien quisiera participar debía llevar sus libros y coger al día siguiente tantos como hubiera aportado. La iniciativa me pareció muy buena idea, por lo que yo fui corriendo a mi habitación para ver qué podía donar y, al final, conseguí cuatro títulos aceptables, en buen estado, y que consideraba lo suficientemente atractivos para otros lectores. A cambio me llevé a casa otros cuatro, uno de los cuales fue, evidentemente, Contra el viento.

Esta novela de Ángeles Caso ganó el Premio Planeta en 2009. No suelo fiarme mucho de los premios que otorgan jurados anónimos (y digo 'anónimos' porque normalmente no me informo acerca de los miembros). Si no me fío mucho no es porque sea desconfiado, sino porque nada me garantiza que los gustos de personas desconocidas vayan a coincidir con los míos. Tampoco puedo decir que esté de acuerdo con su decisión, porque para ello debería haber leído todos los candidatos. Pero en este caso no criticaré su veredicto, ya que he disfrutado mucho con su lectura.

Una amiga me comentó, antes de que lo empezara, que ella lo había leído y le había gustado. También me dijo que era 'un poco feminista, pero enganchaba mucho'. Lo cierto es que no pudo dar una mejor definición ya que, efectivamente, se trata de una novela que narra la historia de algunas mujeres (no lo hace desde un punto de vista exactamente feminista, pero sí que las suele dejar en buen lugar) y, lo que es más importante, es un libro que no puedes dejar de leer.


Al menos yo me enganché bastante, tal y como mi amiga predijo. Tal vez no se adapta del todo a lo que yo esperaba, pero no puedo ponerle pegas. Y, lo que es más importante, en cuanto lo terminé se lo regalé a una persona especial que, con un poco de suerte, disfrutará tanto como yo Contra el viento.