No hay muchos libros en
los que los protagonistas sean intérpretes. Es relativamente habitual que aparezcan escenas en distintos idiomas que alguien tiene que traducir, e incluso que la
traducción tenga un papel importante en el desarrollo de la historia, pero
ahora mismo no recuerdo ningún otro en el que el personaje principal sea
intérprete de profesión.
Esto es lo que me predispuso
bastante a coger este libro de la biblioteca (sí, ya sabía que el protagonista
era intérprete, algún profesor lo comentó durante la carrera). No sabía muy
bien qué esperarme, y menos después de unas primeras páginas parcialmente
desvinculadas de la trama principal; sin embargo, me encontré con una historia
amena y, sobre todo, con unas grandes reflexiones sobre el mundo de la
traducción y la interpretación.
Es un punto de vista, como ya digo, bastante novedos y muy interesante para una persona relacionada con la traducción y la interpretación. Además, hay que tener en cuenta que Javier Marías no es sólo escritor: también trabaja como traductor. Esto hace que su visión sea precisa y acertada y, por qué no, mucho más creíble. Además, creo que todos los libros tienen algo de autobiográfico, y en este caso es algo más patente, lo cual en cierto modo es bueno.
En fin, a lo que iba. Resulta que algunas de las reflexiones que comento son auténticas joyas para cualquier persona que pertenezca a este "mundo". De hecho, algunas merecen una entrada entera para ellos solos. Yo mismo llevo un buen rato transcribiendo algunos de los que más me han gustado, y creo que los iré publicando en este mi querido blog, porque me parecen sencillamente perfectos y merece la pena compartirlos.