domingo, 30 de junio de 2013

Los traductores: los guardianes de la lengua

Hace un año hubo quien me dijo que el inglés es el idioma con mayor número de palabras. Y, hace más años todavía, leí un libro en el que se afirmaba que todas sus palabras tenían más de un significado. Si sumamos ambas cosas, obtendremos como resultado una mayor dificultad para los que nos ganamos la vida traduciendo del inglés (ya me incluyo, qué optimista que soy), pero para mí tan sólo refleja la increíble riqueza que se esconde detrás de una lengua.

Sin embargo, no niego que tanta variedad pueda ser un problema de difícil solución. Cada palabra tendrá unos cuantos equivalentes en el idioma de destino (en mi caso, el español), pero no todos servirán en todos los contextos. Y ahí es donde entra en escena el traductor, cuyo deber es optar por la mejor opción.

Tal vez por eso me marcó tanto una frase que pronunció mi profesora de Interpretación Simultánea en la última clase a la que asistí. Después de que uno de mis compañeros tradujera implement por 'implementar', ella le alentó a que eligiera algún otro término, porque lo de 'implementar' sonaba a calco del inglés y porque, en este caso, había muchas alternativas: poner en marcha, llevar a la práctica, desarrollar... Cierto, 'implementar' no es una opción mala, pero las hay mejores. Además, nosotros somos 'guardianes de la lengua' y tenemos que evitar este tipo de “errores”.

Independientemente de que le dé la razón a la profe (que se la doy) o no, me gustó mucho cómo sonaba eso de 'los guardianes de la lengua'. Me hace pensar en batallas épicas, dragones, mazmorras y tesoros escondidos. Hace que me sienta como uno de esos caballeros de los cuentos, lleno de valor y de fuerza. Pero es que, al fin y al cabo, la lengua es un tesoro que tenemos que cuidar y nosotros somos los personajes encargados de hacerlo. Debemos protegerla de todo el daño que quieran infringirle los dragones lingüísticos y mantener en buen estado las mazmorras que los encierran.

Así pues, yo pienso ponerme la armadura y desenvainar la espada. No permitiré que el español sufra daño alguno en mi presencia y lucharé con honor para defenderlo. Es cierto que un idioma está expuesto a incontables peligros, desde la incultura de sus hablantes hasta la invasión por parte de los términos de otros idiomas. No siempre podremos conseguir que nuestra protegida quede indemne (y siempre hay que tener en cuenta que este tipo de puntos débiles son los que permiten que la lengua evolucione), pero sí podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para que dicha evolución siga una senda razonable por los caminos de “un país muy lejano” y no una caída vertiginosa ladera abajo, hacia el abismo de la sinrazón y la barbarie.


Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.

domingo, 23 de junio de 2013

Que la suerte os acompañe

A medida que se acerca la temida pruebade acceso para el grado de Traducción e Interpretación de la Usal, crecen los comentarios y las preguntas, pero también la inquietud y el miedo. Mis futuros compañeros están asustados porque no deja de ser un examen que hay que aprobar, mientras que los veteranos recordamos viejos tiempos y pensamos en las diversas formas de asustar a los aspirantes. De hecho, ayer decidimos que era buena idea ir a la facultad y exclamar cosas como '¡Ya es la quinta vez que me presento!', '¡No me ha dado tiempo a estudiármelo todo!' o 'El año pasado tuvimos que traducir versículos de la Biblia'. Al final no lo vamos a hacer (yo por lo menos), os dejaremos tranquilos mientras dure la prueba.

Por eso, aunque queden sólo unas horas para que os tengáis que sentar a escribir la redacción y el resumen, queridos novatos, desde aquí os deseo toda la suerte del mundo y os animo a que os tranquilicéis, porque de verdad que no es para tanto. No necesitáis prepararos, basta con que dominéis el español y, por qué no, alguna de las tres lenguas que se ofrecen. Y, a los que aprobéis tanto la parte escrita como la oral, ya nos veremos por la facultad. ¡Hasta pronto!

domingo, 16 de junio de 2013

Papel mojado, de Juan José Millás

-Esto es papel mojado, amigo, letra muerta


Seguro que te suena el nombre de Juan José Millás. ¿No? Pues es muy conocido. Es uno de los periodistas españoles con mayor renombre y, además, tampoco se defiende nada mal como escritor.
Reconozco que yo sólo sabía quién era gracias a las clases de Lengua Castellana de segundo de bachillerato (qué lejos queda ya todo eso...) y me había limitado a leer los artículos que nos traía la profesora o que elegíamos los propios alumnos para analizar posteriormente, pero sí que tenía ganas de profundizar en su obra. Por eso, cuando vi el escuálido tomo de este libro en uno de los puestos que inundaban la Plaza Mayor de Salamanca el día 23 de abril, decidí que seguramente esta historia sería tan buena como cualquier otra y que, con toda probabilidad, valdría los pocos euros que debía pagar por él.

Independientemente del valor económico, sin embargo, debo admitir que fue una gran adquisición. Papel mojado consigue enganchar desde el primer momento (gracias a un principio tan contundente como bello) y su nivel no disminuye en ninguna de sus siguientes 140 páginas (ya he dicho que su tomo es escuálido: es un libro muy cortito).El protagonista tiene es una de esas personas a las que les coges cariño rápidamente y el final está a la altura; no daré más detalles.


Además, hacía mucho que me apetecía leer algo así. Un libro que no quisiera soltar, que pudiera devorar en pocos días y que me descubriera un nuevo mundo (en este caso, la obra de Juan José Millás más allá de los artículos que analicé cuando aún era un inocente preuniversitario). De hecho, en cuanto pueda volveré a leer algo suyo. Tengo un par de títulos en mente y todo el verano por delante. Ya te contaré.

domingo, 2 de junio de 2013

Prueba de acceso al Grado en Traducción de la Usal

Hace unas semana vi en un blog lo que una traducompi había escrito respecto a la prueba de acceso para el Grado de Traducción e Interpretación de la Universidad de Salamanca. No sólo explicaba el procedimiento, sino que incluso daba una serie de consejos para superarla. Fue entonces cuando me pregunté ¿y yo por qué no? Al fin y al cabo, un blog no está completo hasta que el autor explica quién es, de dónde procede y cómo ha llegado hasta allí.

Pues bien, yo ya me presenté en su día, narré brevemente mis peripecias en el mundo de las ciencias y ahora toca explicar cómo he acabado siendo un proyecto de traductor en una de las facultades más prestigiosas de España.

Resulta que, independientemente de cuál era mi vocación inicial, hubo un momento en el que decidí que tenía que darle un giro a mi vida y llegué a la conclusión de que empezar esta carrera sería una buena forma de hacerlo. De modo que hice todo el papeleo, compré un billete de avión desde Barcelona, ciudad en la que residía por aquel entonces, me puse las cuatro capas de ropa reglamentarias para todo viajero de Ryanair y me metí en el bolsillo el primer libro de Harry Potter, en inglés (Harry Potter and the Philosopher's Stone), para cambiar el chip y empezar a pensar en inglés.

¿Que por qué un libro en inglés? Lo que pensé en aquellos momentos fue que mis títulos en la lengua de Shakespeare y mis años de formación no servirían de nada si no iba con un poco de preparación previa, la del día anterior a un examen. Poco importaba que prácticamente me supiera el libro de memoria, lo que yo necesitaba era que frases enteras salieran de mi mente sin tener que pensar, poder formularlas inconscientemente. ¿Que por qué ése en concreto? Supongo que mi devoción por Harry Potter tuvo algo que ver...

En realidad, estaba bastante equivocado. Es cierto que hay que saber defenderse en inglés y que la prueba no puede superarla cualquiera, pero yo enfoqué mal una cosa: lo verdaderamente imprescindible es un dominio absoluto del español.

Sí, ya sé que he insistido mucho en eso, igual que todos mis profesores a lo largo de todos los semestres de carrera que llevo cursados. Pero es que es verdad. La prueba de acceso se aprueba si eres capaz de producir algo legible en inglés, sin errores evidentes, y si también puedes escribir en castellano un resumen “perfecto” de un texto escrito, mira por dónde, en castellano. Y, sinceramente, creo que aquí es donde se queda mucha gente. Ya comenté en su momento que un origen español no garantiza un dominio absoluto de la lengua de Cervantes, y sin embargo, ésa es la meta de todo traductor que se precie. Los profesores y miembros del tribunal, muy sabios ellos, son conscientes de ello y lo tienen en cuenta antes de dejar entrar en la carrera a uno de esos seres despreciables que confunde 'haber' con 'a ver', por poner un ejemplo.

Poco después le llega el turno a la prueba oral. Tal vez hablaré de ella más adelante, que ya me estoy alargando más de lo que pretendía.

Con un poco de suerte, tú eres un futuro aspirante a traductor y tal vez tendrás que enfrentarte en breves a la temida prueba de acceso. Si es el caso, espero haberte servido de algo. Y, una vez que sabes qué es lo que te van a pedir, es el momento de enfatizar cuan importante es leer a todas horas y, por qué no, escribir vivencias, opiniones y críticas como este humilde amago de bloguero.

¡Nos vemos por la facultad!