Esta entrada es todo un
reto para mí. ¿Por qué?, te preguntarás; al fin y al cabo, vas a
hablar de uno de uno de tus autores recurrentes. Pues porque, por
primera vez, mi crítica no será mayoritariamente positiva. Y esto
es especialmente difícil si tenemos en cuenta que encima es, como ya
he dicho, de un escritor con el que estaba familiarizado y que, hasta
ahora, contaba con mi plena aprobación y admiración.
La química secreta de
los encuentros es una historia aceptable (tirando a buena, de
hecho), con un argumento correcto y capaz de enganchar... pero con un
desarrollo un poco pesado. En mi humilde opinión, y tal vez debido a
las altas temperaturas estivales, no cuenta con la fluidez que se
podría esperar de un autor de best-sellers, ni con una
cohesión perfecta. La acción, interesante y original, se ve
eclipsada por frases innecesariamente raras, por cambios bruscos y
desprovistos de conectores, por un vocabulario casi inadecuado.
A su favor, y en mi línea (ya sabes que las críticas negativas no son lo mío), resaltaré que es un argumento relativamente original, que introduce el factor de la memoria olfativa como parte de la trama y que conserva el encanto inglés de sus protagonistas, el exotismo de un lugar que no voy a desvelar y la autenticidad de las frases típicamente francesas (no olvidemos la procedencia de Marc Levy), que se ha mantenido también en la versión en castellano.
A su favor, y en mi línea (ya sabes que las críticas negativas no son lo mío), resaltaré que es un argumento relativamente original, que introduce el factor de la memoria olfativa como parte de la trama y que conserva el encanto inglés de sus protagonistas, el exotismo de un lugar que no voy a desvelar y la autenticidad de las frases típicamente francesas (no olvidemos la procedencia de Marc Levy), que se ha mantenido también en la versión en castellano.
Del final, por supuesto,
no voy a decir nada. También en mi línea...