El Litio mola un montón. Llámame friki si
quieres, pero seguro que no sabes que, además de ser el tercer elemento de la
tabla periódica, es uno de los pocos tratamientos conocidos para la
bipolaridad. Sí, esa extraña enfermedad que padecemos todos. Yo el primero… O
no.
También es uno de los más pequeñitos, así que se
le coge cariño rápidamente; y su símbolo (Li) puede llegar a ser muy útil. Yo
lo he utilizado para felicitar la Navidad y en algún que otro cumpleaños, para
hilaridad de los afectados… O no.
En fin, al tema, que si me pongo a hablar de la
tabla periódica igual no acabo.
El caso es que traducir mola mucho más que el
Litio. Siempre he creído que hay algo mágico en el lenguaje y en cualquier
idioma. Poder expresarte con palabras es algo tan cotidiano que no lo
valoramos, pero no deja de resultar sorprendente y casi inexplicable. Sobre todo
si puedes hacerlo en algo más que tú lengua materna. Por ello, el hecho de
poder entender un texto en (pongamos) inglés y ser capaz de reproducirlo en
(pongamos) español es increíble. Eso sin meternos en polémicas de si existe o
no la traducción perfecta, supongo que ya habrá tiempo para ello.
Así que aquí estoy. Olvidando todo lo que sabía
acerca del Litio y demás sustancias farmacológicamente activas para meterme de
lleno en el mundo de la traducción. A ver qué pasa.
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