martes, 19 de marzo de 2013

Barcelona


Hubo una época muy complicada de mi vida en la que mi obsesión era hacer listas de todo. De canciones, de países, de libros... Normalmente, el número se limitaba a diez y yo, en mi eterna sabiduría, me refería a ellas como «top ten».
Pues bien, el caso es que si hubiera hecho un top ten de ciudades (creo que no llegué a hacerlo o, al menos, nunca lo terminé), Barcelona habría ocupado un puesto de honor. Es cierto que tal vez no pueda ser del todo objetivo. Al fin y al cabo, allí he pasado un año entero de mi vida (probablemente, el mejor) y me trae recuerdos maravillosos a la mente. También tiene ciertos efectos beneficiosos sobre mi organismo: hace que se me pinte una sonrisa estúpida en la cara, que me entren ganas de saltar y cantar, que se me vengan a la mente palabras en catalán...
Puede que éste no sea el mejor texto para describir a la ciudad condal, y nunca verás nada similar en una guía turística. A lo mejor debería haberme centrado en la majestuosidad de la Sagrada Familia, el vibrante bullicio de las Ramblas o la magia del Laberinto de Horta (un enclave algo desconocido pero no por ello menos espectacular), pero no podría limitarme a dar una breve descripción de los monumentos. Supongo que son demasiadas las cosas que he vivido allí y no serviría para algo tan frío y desprovisto de sentimientos como una guía turística.
Llegados a este punto, tal vez también debería hacer una mención especial a las personas a las que conocí allí y que, a día de hoy, siguen siendo tan importantes en mi vida... Pero eso haría que me pusiera demasiado sentimental y esto es un blog serio. Por eso, lo dejaremos aquí... Y yo me autodesafío a terminar el top ten inacabado y a publicar algo sobre mis diez ciudades predilectas. Así que permanece a la espera, a ver si coincidimos en alguna.

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