Sí, ya sé que soy un
pesado con el tema de Los juegos del hambre; pero como es
una saga que me gustó tanto, y puesto que he visto la película hace
poco, me veo en la obligación moral de hablar al respecto.
La verdad es que salí
del cine bastante satisfecho. La adaptación es más que aceptable y,
como ya ocurrió con la primera película, no eres consciente de lo
que se narra en el libro hasta que ves las imágenes, con lo cual es
un requisito casi indispensable para los seguidores de la saga. Las
interpretaciones son, desde mi inexperto punto de vista, bastante
competentes y hasta la banda sonora ha estado a la altura. Todo esto
en mi humilde opinión.
Sin embargo, me hizo
gracia un comentario que escuché justo después de los créditos.
“No me ha gustado mucho el final”. No soy quién para decir qué
le tiene que gustar a la gente y qué no, pero supongo que en este
caso resultaba un poco improcedente. Al fin y al cabo, se trataba de
una adaptación y, si el libro terminaba así, el director no tenía
otro remedio que ser fiel a él. O no... Podía haber escrito un
guión totalmente distinto para satisfacer a los ajenos a este mundo
y haber conseguido una película con otro final. En ese caso, tal vez
estaríamos hablando de una mala adaptación, pero una grandísima
peli (por cierto, chicos, el superlativo de 'grande' es 'máximo'; 'grandísimo'
es la forma coloquial: no la utilicéis). Y, ¿qué es mejor? ¿El
objetivo principal no debería ser una reproducción fiel al libro?
¿No es, al fin y al cabo, una traducción como cualquier otra? Yo
soy feliz si la adaptación es buena, independientemente de que el
final del libro me haya gustado más o menos, y si fuera director de
cine, ése sería mi principal objetivo. Pero respeto otros puntos de
vista.
¿Tú qué opinas?
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