A veces pienso que desde
que empecé la carrera mi nivel de inglés se ha resentido. ¿Cómo
es eso posible?, dirás; trabajas con los idiomas en la mayoría de
tus clases y se te presupone un conocimiento avanzado de tu lengua de
trabajo. Pues te responderé que tienes razón, pero eso no quita que
mi inglés no sea mejor que hace (ya) tres años. Primero, porque ya
tenía un nivel aceptable (el hecho de no haber mejorado no quiere
decir que ahora sea nefasto). Segundo, porque mi prioridad en estos
últimos cursos se ha convertido en... el español.
Sí, ya he explicado
alguna vez cuán importante es el español para un traductor nativo.
El texto de llegada tiene que ser perfecto. Por supuesto, debe
reflejar el contenido del original en su totalidad, pero también es
vital que no haya errores. Esto hizo que yo adoptara la -errónea-
postura de no darle importancia al inglés en favor del español.
Sin embargo, no contaba
con un factor fundamental: en la carrera (y, presumiblemente, también
en nuestra vida laboral) nos tenemos que enfrentar a la traducción
inversa. Ya tuvimos una toma de contacto en segundo curso y ahora, en
cuarto, volvemos a vernos las caras. El objetivo es que todo
traductor que se precie sea capaz de redactar un texto en inglés de
calidad incuestionable: es decir, que mantenga el significado
original y esté desprovisto de errores.
Claro que, al no ser
nuestra lengua materna, ¿seremos capaces de hacerlo? ¿No habrá
cientos de miles de hablantes nativos mejor capacitados que nosotros?
Yo tengo que responder firmemente que... no sé qué decir.
Por un lado, es obvio que
hay más opciones de equivocarse cuando te enfrentas a una lengua
extranjera, por mucho que la domines. Por otro, el hecho de que una
persona sea hablante nativa de un idioma no quiere decir que no vaya
a cometer errores. Además, hay tipos de textos tan protocolarios que
no importa estar trabajando con la lengua materna, lo fundamental es
conocer las fórmulas necesarias.
Yo, por mi parte, no me
veo capacitado para hacer una traducción inversa al alemán y
tendría que pensármelo mucho antes de aceptar una al inglés. No
obstante, supongo que ése es el objetivo de la carrera y tal vez mi
postura sea distinta cuando tenga el título en mis manos. Fecha para
la cual, por cierto, cada vez queda menos.
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