sábado, 4 de abril de 2015

Microrrelatando (II)

Hace unas semanas, tuvieron lugar las fiestas de la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca. Parte del programa era un concurso de microrrelatos, abierto para que participara todo estudiante que así lo deseara. Tan sólo había dos requisitos: el microrrelato tenía que ser original y el tema debía estar relacionado con la facultad o las carreras que allí se imparten. Yo sentí que no debía dejar pasar la oportunidad de enviar mi propuesta (ya había hecho mis pinitos en alguna ocasión) ... y tengo el orgullo de anunciar que me alcé vencedor entre todos los candidatos.

Aquí te dejo el microrrelato, por si quieres echarle un vistazo.



Cuando leyó lo que tendría que hacer, su corazón dio un vuelco. No sólo tendría que ser testigo invisible de un asesinato injustificado, sino también verdugo indirecto. No podía negarse. En cierto modo, lo peor de todo era la impotencia, pensaba mientras las lágrimas inundaban sus ojos, el hecho de que no podía hacer absolutamente nada. Contó hasta diez para serenarse, mientras pensaba en las mil formas en que el autor del homicidio podía haberlo evitado si hubiera querido… Finalmente, consiguió recuperar la calma y terminar el trabajo sucio para todos aquellos que no tenían forma de acceder a la información relativa a esa muerte. Aunque pensar en ellos hizo que se animara un poco, la tristeza perduró unos minutos más. ¿Quién dijo que fuera fácil ser traductor?

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