viernes, 17 de junio de 2016

¿De verdad tengo que traducir esto?



Hace poco se me planteó una cuestión relacionada con la traducción. Algo tan sencillo como que a veces alguien se puede negar a traducir un texto en concreto.

Evidentemente, no es una situación que se vaya a dar con frecuencia. Parte de los textos que circulan (y, por tanto, de los que tenemos que traducir) serán bastante anodinos y el único motivo que podemos tener para no querer traducirlos es el aburrimiento que nos puede llegar a provocar. Otros serán más entretenidos, pero igualmente inofensivos y un pequeño porcentaje es el que nos puede poner en esta “delicada” situación.

La verdad es que hay que irse a casos un poco extremos. Libros que reflejen una ideología con la que no estemos en absoluto de acuerdo, canciones con una letra ofensiva, artículos (y textos en general) escritos por alguien con quien cuyas ideas no compartimos… Insisto, no es lo habitual que esto ocurra, pero… ¿Qué hacemos si se da esta situación?

Evidentemente, la mayoría de las veces podemos “negarnos” a traducirlos. No es raro que los traductores profesionales tengan que rechazar proyectos (por falta de tiempo, por no dominar el tema o el idioma…) y nadie va a obligar a nadie. Tal vez lo más profesional sería aceptar el encargo en cuestión; al fin y al cabo, el traductor es un intermediario y todo el mundo tiene derecho a entender un texto específico aunque no esté en uno de los idiomas que controle. No obstante, yo opino que sería comprensible no traducir algo con lo que no vamos a estar cómodos y eso sólo podemos decidirlo nosotros.

Como ya he dicho, se trata únicamente de mi opinión y es probable que haya personas que no estén de acuerdo. Todo es perfectamente respetable y habría que mirar cada caso antes de "juzgar". Eso sí, yo me quedaré más tranquilo si en el futuro no tengo que encontrarme en la tesitura de traducir un texto que me provoque urticarias o males varios y que a la postre tenga que rechazar.

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