sábado, 7 de julio de 2012

En llamas (Catching Fire), de Suzanne Collins, traducido por Pilar Ramírez Tello


Sí, hijo, sí. Volvemos a Los juegos del hambre. Es que es una trilogía, me veo en la obligación moral de hablar de los tres. Y eso que aún no he leído el último…

El caso es que tampoco hace falta para saber que el segundo (o penúltimo) es, con toda probabilidad, el peor. Mejor dicho, el menos bueno (si digo que “es el peor” parece que estoy dando a entender que es malo; y nada más lejos). Lo mismo ocurre con muchas otras trilogías y sagas. Desde El Señor de los anillos hasta Harry Potter, pasando por Millenium y La materia oscura, es inevitable que el penúltimo libro sea el menos recordable. Muchas veces es un mero introductorio al final de la saga (Harry Potter) o flaquea por el hecho de no tener ni principio ni fin (es la pega que le ponía todo el mundo a mi idolatrada versión cinematográfica de Las dos torres). Claro que muchas otras sólo son una forma de explotar un producto que ha dado resultado y sacarse un dinerillo…

Bueno, al tema, que me voy por las ramas y no son horas. En llamas es un libro más que aceptable, con la cruda intensidad de Los juegos del hambre, pero también con esa ñoñería propia de las novelas para adolescentes. Es una buena continuación del primer libro hasta que la historia evoluciona y te acabas dando cuenta de que en realidad se podría resumir con la última frase, que lo que en realidad importa vendrá en el tercero… Así que te dejo dos opciones: disfruta de las quinientas-y-pico páginas de “buena” literatura o léete la primera y la última página.

Nah, voy a dejar de decir tonterías. Ve a por él, túmbate debajo de un árbol (es verano, puedes hacerlo) y pasa las páginas mientras la brisa estival te acaricia y el sol se refleja en las hojas (las del libro o las de los árboles, las que más te gusten). Cuando acabes, estarás preparado para leer Sinsajo. Eso sí, no te lo acabes antes que yo.

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