sábado, 12 de abril de 2014

Palabras inventadas. Primera parte

Se dice que William Shakespeare, el celebérrimo autor británico, es también responsable de la acuñación de hasta 1.700 nuevos términos. '¿Cómo es posible?' Te preguntarás. Al fin y al cabo, 1.700 palabras son muchas. Pues hay una serie de explicaciones, a cada cual más lógica.

Por aquel entonces, para empezar, no había una estricta gramática inglesa que recopilara todos los términos existentes. También era una época en la que no todo quedaba recogido por escrito y no se puede decir, ni mucho menos, que los documentos de por aquel entonces perduraran en el tiempo. Por esta razón, es probable que se le achaquen palabras que ya existían. Él simplemente las escribió en documentos lo suficientemente duraderos. De hecho, sumando las palabras que ya existían pero que aparecieron por primera vez en un texto escrito en una obra de Shakespeare, llegamos a las 2.000. Recordemos que el inglés, además, en el siglo XVI era una lengua relativamente nueva y había poca literatura en ese idioma.

Sin embargo, el motivo fundamental por el que acuñó tantos nuevos términos era que si no existía una palabra que él necesitaba, sencillamente se la inventaba. Aunque parezca una locura, es un mecanismo de lo más dinámico, imaginativo y práctico. Además, reconozcámoslo, todos lo hemos hecho en algún momento. Lo que no podemos negar es que, gracias a su inventiva, hoy en día contamos con voces como lonely (solitario), to hurry (apresurarse) o to undress (desvestirse) Y podríamos añadir otras como assassination, cold-blooded, bedroom o birthplace... hasta superar las 1.700.


Resulta fascinante no sólo porque a veces se puede entrever el proceso de creación de la palabra en cuestión, sino porque la mayoría de ellas siguen en uso hoy en día. Supongo que no es más que otro ejemplo de la enorme influencia que tuvo el dramaturgo... y que sigue teniendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario