Ya comenté hace poco que
tenía un nuevo propósito para este año: leer un libro semanal. Me
enorgullece anunciar que ha llegado a marzo y sigo cumpliéndolo,
pero la parte negativa es que eso hace que haya excluído otros temas, a veces interesantes,
de este mi querido blog.
Por ejemplo, no te había
dicho que este cuatrimestre tengo una asignatura de traducción
italiano-español.
Pues sí, y en algún
momento hablaré de ello. Por lo pronto, tan sólo la saco a colación
porque es lo que me impulsó a coger este libro de la biblioteca.
Quería cambiar el chip y familiarizarme con el vocabulario,
la gramática y las estructuras italianas para rendir al máximo en
dicha materia. El hecho de que no hubiera una selección
excesivamente amplia fue en cierto modo una ventaja, porque no tuve
que pensar mucho cuál coger. Sin embargo, si hubiera tenido un poco
más de información, creo que me habría decantado también por Che
animale sei.
Resulta que se trata de
una novela divertida, enriquecedora y, sobre todo, tierna. Infantil
tanto en su redacción como en su formato, que incluye dibujos y una
bonita portada, por momentos me daba por pensar que es una historia
que se le puede leer tanto a un niño, porque la disfrutará como a un adulto, que sabrá ver mucho más allá. También creo que
se pueden ver muchas críticas latentes dentro del argumento
aparentemente pueril, así como episodios razonablemente divertidos.
Las comparaciones son odiosas, pero creo que nadie se llevaría las
manos a la cabeza si dijera que me ha recordado a El Principito.
Dentro de poco hablaré
de la traducción italiano-español, pero de momento me limito a
dejar esta pequeña reseña y recomendarte encarecidamente que leas
este libro. También aprovecho para comentar que no hay traducción
al español (o, al menos, yo no la he encontrado), así que ya tienes
una excusa para aprender o perfeccionar tu italiano.
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