viernes, 27 de febrero de 2015

La joven de las naranjas, de Jostein Gaarder (traducido por Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo)



El hecho de que últimamente esté evitando los libros traducidos (algo que dejaré de hacer en un futuro próximo, porque es tirar piedras a mi propio tejado) hace que me vea limitado en algunas ocasiones. Al fin y al cabo, y  por mucho que adore la biblioteca municipal, la selección de libros en versión original o, mejor dicho, en distintos idiomas, no es tan amplia como la de ejemplares en español. Y muchos de estos últimos están traducidos, evidentemente.

Por suerte, sigue habiendo idiomas que no domino, o de los que no sé una sola palabra, y entonces las traducciones son perfectamente válidas y justificables. Es el caso del noruego. Además, Jostein Gaarder es un viejo conocido y ya me habían hablado –bien- de La joven de las naranjas, ¿por qué iba a dejar de leerlo?

Además, resultó ser una historia entrañable, con descripciones precisas y evocadoras y con un estilo original. A veces parece que le cuesta avanzar y el lector desea que ocurra algo, pero incluso en ese momento el autor nos regala pequeñas joyas con las que mantenernos entretenidos.

Sí es cierto que recuerda un poco a otras de sus obras, por lo menos a las que he leído. Supongo que eso es algo que hay que tener en cuenta antes de volver a coger un libro suyo, pero no me ha molestado con La joven de las naranjas. De hecho, aprecio que los escritores tengan un estilo definido, sobre todo si es tan particular como el de Jostein Gaarder.

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