domingo, 10 de enero de 2016

El misterio de la cripta embrujada, de Eduardo Mendoza



Hace unos meses, cuando entré en una librería durante uno de mis paseos por la capital, me llamó la atención el último libro publicado de Eduardo Mendoza. El secreto de la modelo extraviada, para más señas y presuponiendo que seguirá publicando libros y que, por tanto, está información está destinada a quedarse obsoleta y, sobre todo, ambigua. Al tratarse de un autor que conozco y admiro (como, seguramente, cualquier persona que haya leído Sin noticias de Gurb), leí las primeras páginas y quedé prendado del estilo fluido y de la increíble riqueza léxica de que hace gala Eduardo Mendoza. Un breve vistazo al resumen de la biografía del autor, sin embargo, me dio la información que necesitaba: que este título formaba parte de una saga, de la que el primero era El misterio de la cripta embrujada.

Con ánimo de hacer las cosas en orden, tal vez porque soy una persona metódica y ordenada, decidí que tendría más sentido empezar por el primero y proseguir con el resto de títulos hasta, eventualmente (tanto en el sentido castizo como en el adoptado del inglés) pudiera leer El secreto de la modelo extraviada). La suerte quiso que fuera uno de los títulos de la biblioteca a la que acudo habitualmente y que estuviera disponible cuando pregunté por él, así que me lo llevé a casa y lo empecé esa misma noche. Apenas un par de días después, y en parte gracias a un aburrido y eterno viaje en tren, leí las últimas frases de la última página y finalicé así el último libro del año. Y, creo que huelga decirlo, no se me ocurre una forma mejor de hacerlo.

Resulta que El misterio de la cripta embrujada es un libro único, de los que dejan huella. De los que recomendarías sin dudar (de hecho, de los que se te vendrían a la cabeza en cuanto alguien te pidiera consejo literario). De los que te enganchan y te dejan con ganas de más. Menos mal que Eduardo Mendoza decidió aprovechar el filón y sacar más libros con el mismo personaje y, presumiblemente, temáticas parecidas. En él se entremezclan una trama cautivadora, unos variopintos personajes con gran personalidad y un estilo especial, en el que el autor recurre a frases largas, explicaciones que por ser totalmente innecesarias resultan hilarantes y, como ya he dicho, un vocabulario admirablemente amplio.

 También me ha hecho reflexionar sobre algo a lo que ya había dado vueltas anteriormente… Resulta que en muchos de los libros que más nos gustan los protagonistas son personas con peculiaridades y características, digamos, estrafalarias; seguramente personas que en la vida real nos causarían indiferencia, rechazo e incluso cierta repulsión. Sin embargo, eso es lo que muchas veces hace que una historia nos resulte un poco más única. No sé si me he explicado del todo bien, pero cuando leas este libro (entre otros), lo entenderás. 

De momento, doy por concluida la campaña de 2015 y pronto empezaré a comentar algún otro libro que, eso sí, pertenecerá a la de 2016.

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