Cuando estás en un país extranjero, y tu condición de foráneo queda muy
patente (como es mi caso, por distintos motivos), es bastante habitual que te pregunten de dónde eres.
A veces, la respuesta ‘España’ se queda un poco corta y tu interlocutor querrá
que seas más específico. En mi caso, me toca aclarar que soy de Salamanca.
El caso es que Salamanca tampoco es que sea una metrópoli mundialmente
conocida. Muchas veces hay que explicar que es una ciudad pequeña, no muy lejos
de Madrid (o entre Madrid y Portugal, cualquier referencia es válida). Por
suerte, muchos alemanes tienen una vaga (o no tan vaga) idea de dónde está.
Algunos la conocen y a otros muchos les suena. Ahí es cuando yo añado que tiene
una universidad muy conocida (la más antigua de España), que muchos estudiantes
hacen allí su Erasmus y que hay mucha gente que va a aprender español
porque es donde se habla ‘el mejor español del mundo’. Aprovecho para aclarar
que esto lo he oído y leído, no es una aportación mía por ser salmantino
autóctono.
Lo normal es que los alemanes no argumenten nada al respecto y se lo crean
sin reservas, pero entiendo que muchos hispanohablantes nativos no estén de acuerdo
y argumenten en contra. Habrá quien diga que el mejor español se habla en
Valladolid, Andalucía o Colombia, por poner algunos ejemplos. Y lo cierto es
que yo no sería quién para rebatirlo, porque no soy un experto ni pretendo
serlo.
Sin embargo, sí que defiendo con cierto orgullo que en Salamanca SÍ se habla
el mejor español del mundo… En mi humilde opinión. ¿Que por qué me atrevo a
afirmar algo tan peliagudo? Pues por dos motivos: el primero es que no hay un
español que sea categóricamente mejor que el resto, pero tal vez sí uno que se
acerque más al concepto que tenemos de ‘español estándar’. El segundo es que es
la variedad que he conocido toda mi vida y puedo defender que, efectivamente,
está lo suficientemente cerca del artificial español estándar. Me explico:
no tenemos un acento significativo (aunque algunas personas tienen un deje y
terminan las frases con un tono un poco más alto); nos ceñimos en la mayoría de
los casos a las normas gramaticales en cuanto a tiempos verbales, pronombres o colocaciones
y nuestra pronunciación, aunque minoritaria si la comparamos con el total de
hispanohablantes del mundo, es la que suelen recoger diccionarios y gramáticas.
No diré nada del vocabulario habitual de Salamanca, pues tiene sus localismos
como cualquier otra región y no son mejores ni peores que los de ningún otro
sitio.
Dicho esto, y una vez defendida la calidad del español que se habla en
Salamanca, insisto en que es sólo una opinión mía y que a nivel objetivo nunca
podría hablar de él como el ‘mejor español del mundo’. Tampoco estoy diciendo,
ni mucho menos, que todos los salmantinos hablen español mejor que todos los demás
hispanohablantes del mundo. Simplemente transmito algo que he leído, junto con
las razones por las que, aunque allí no se hablara el mejor español del mundo,
opino que Salamanca sí sería un buen lugar para estudiarlo.
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