-¿Antes de que hiele o antes que hiele?
-Las dos son correctas.
(Adaptación de un fragmento del libro Antes de que hiele,
de Henning Mankell)
Sí, ese fragmento me llamó
especialmente la atención porque huele a adaptación de la traductora a
kilómetros de distancia. Obviamente, no es lo mejor de un libro que, en
cualquier caso, tampoco es nada del otro mundo. Ya sé que ha sido un éxito de
ventas y que Henning Mankell es un escritor reconocido, pero no me ha
convencido. Supongo que esperaba otra cosa, o incluso que tenía el listón muy
alto. Me explico.
Resulta que tengo un libro
cuyas sabias enseñanzas me han orientado en tiempos difíciles. Sus páginas
recogen consejos y recomendaciones y cumple mi desconcertante obsesión con las
listas y los tops. Se llama Los 101 libros que deberías leer; y Antes de que hiele es uno de los
elegidos.
Eso siempre hace que las
expectativas suban y, además, Henning Mankell llevaba mucho tiempo en mi lista
personal. Es un autor sueco (¡bien!) escribe literatura policiaca (¡bien!) y
centra la trama de sus novelas en distintos puntos de Suecia y de toda
Escandinavia (¡bien!). Además, se le puede considerar una especie de precursor
de la ‘Generación Millenium’, a la que pertenecen autores como Camilla
Lackberg, Marie Jungsten, Asa Larsson, Arnaldur Indridasson o, en su papel de hombre
emblemático, Stieg Larsson (que, por otro lado, es quien dio nombre al grupo).
Y aquí es cuando empieza el
problema. Antes de que hiele es una
historia correcta, con un desarrollo aceptable (si bien un poquitín pesado) y
que plantea temas interesantes. Sin embargo, tras su lectura, me da la
impresión de que Henning Mankell no tiene la facilidad narrativa de Camilla
Lackberg ni el magnetismo de Stieg Larrson. No consigue la cruda intensidad de
Arnaldur Indridasson y los lugares donde transcurre la acción quedan poco
definidos: no opta por el clima benigno de Gotland como hace Marie Jungsten ni
por unas condiciones salvajes y extremas, como Asa Larsson. Tampoco los
personajes resultan demasiado atractivos, aunque tengo la impresión de que eso
es un fallo de este libro en concreto, no del autor.
Tras todo lo dicho, podría
parecer que la conclusión es algo así como ‘No leas Antes de que hiele si no necesitas completar una lista’. Para nada.
En realidad, es una novela que puede merecer la pena y que te hará pensar. Por
mi parte, yo no cierro las puertas a este hombre, y no descarto echarle el guante
a alguno de sus primeros títulos. Un libro no es, ni de lejos, material suficiente
para emitir un juicio (mucho menos negativo) y, como ya he dicho, creo que
cualquiera de los otros títulos de la saga pueden tener puntos positivos de los
que Antes de que hiele carece. Dejaré
pasar una temporada y le daré una nueva oportunidad a Henning. Ya te contaré.
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