viernes, 27 de septiembre de 2013

Un español en Heidelberg: primer mes

Después de haber hablado acerca del papeleo previo a una experiencia Erasmus y de todas las angustias que a veces conlleva, he conseguido llegar a mi destino y actualmente disfruto de tan famosa beca en la teutona ciudad de Heidelberg. Aquí llevo ya prácticamente un mes y, poco a poco, he aprendido a sobrevivir entre sus calles y sus gentes, acostumbrando el oído al brusco idioma germano y adaptándome a la vida en otro país.

El caso es que los principios siempre son difíciles. Nada más llegar te das cuenta de que estás en una ciudad que no conoces y la realidad te da una bofetada en la cara: aquí vas a pasar una larga temporada y hay demasiadas cosas pendientes. Por eso, toca moverse: ir a la universidad, a la oficina de relaciones internacionales, al banco, al supermercado... (no te rías, es un paso tan imprescindible como cualquier otro... y puede llegar a ser igual de complicado).

A medida que pasan los días, por suerte, los problemas se van resolviendo y la lista de asuntos pendientes se vuelve cada vez más exigua. Además, en ese periodo ya te ha dado tiempo a conocer a algunos de los que serán tus compañeros de viaje durante los próximos meses. Las quedadas Erasmus se suceden día tras día, con caras nuevas en cada fiesta y vas aprendiendo cuáles son los mejores locales. Además, es muy enriquecedor convivir con gente de tan diversas procedencias y también es divertido mantener conversaciones con tantas personas desconocidas en una noche, sobre todo si al mismo tiempo puedes practicar uno (¡o varios!) de tus idiomas.


Supongo que por esta experiencia ya han pasado miles de estudiantes antes que yo y no puedo aportar nada nuevo. Por ello, creo que sólo me falta mandar un saludo a mis nuevos amigos de toda Europa... y, cómo no, a mis compatriotas españoles.

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