24 de diciembre, 18:00 h
según escribo esto. Las preparaciones navideñas comienzan. Desde la
cocina se oye ajetreo, y el árbol de Navidad que acabo de poner en
el recibidor luce en todo su esplandor. Además, el móvil suena cada
pocos segundos (¡cuántos deseos navideños me llegan ahora que
tengo Whatsapp!) y el viento que sopla en la ventana parece menos
incómodo que cualquier otro día.
Resulta que la magia de
la Navidad empieza a ser más evidente y no puedo evitar sentirme un
poco emocionado por lo que nos espera esta noche: reencuentros,
regalos, villancicos, cantidades ingentes de comida... Todo ello en
buena compañía y con una sola preocupación: no tirar la copa -
tarea ardua, si tenemos en cuenta que en la mesa no quedará un
centímetro libre.
Pues sí, el espíritu
navideño me ha invadido (ya estaba tardando) y no pondré objeciones
a que se manifieste, ya sea controlando la decoración, ayudando en
la cocina, poniendo velas por toda la casa (espero que la cosa no
acabe en incendio) y, como no, deseándote una feliz Navidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario