En parte debido a mi
desconocimiento absoluto de todo lo relacionado con el séptimo arte,
no tengo muy claro si el cine alemán goza de prestigio
internacional,... Diría que no. Mi teoría es que si su fama hubiera
traspasado fronteras, lo sabría.
Sin embargo, sí hay
películas que han conseguido llegar incluso a oídos de una persona
cinematográficamente inculta como yo. Ésta es una de ellas. Sabía
que había sido nominada a un Oscar y que las críticas recibidas
eran excelentes. Del mismo modo, muchos amigos (tanto alemanes como
de otros países) me la habían recomendado y habían insistido en
que la viera. La carta de presentación difícilmente podía ser
mejor.
Resulta que Das Leben
der Anderen es una de esas películas aparentemente inofensivas,
en las que parece que no ocurre nada hasta que te das cuenta de que
tienes un nudo en la garganta. Después de un principio tal vez un
poco errático, avanza hasta centrarse en sus principales objetivos,
que permiten al espectador seguir dos historias paralelas y que
desembocan en un final tan sorprendente como predecible. Todo al
mismo tiempo (y, ojo, eso es difícil de conseguir).
Además, y lo que es más
importante, en mi humilde opinión de residente en Alemania, refleja
la vida en el Berlín Oriental de los años ochenta de forma fiel.
Muestra, por ejemplo, el interior de una de las cárceles de la Stasi
(la policia secreta de la RDA) o la fachada de la librería más
emblemática de la ciudad. Y también cómo era el interior de esta
organización: los dilemas que suponía trabajar para ellos y la
inseguridad que entrañaba el no hacerlo.
Hace poco, precisamente,
estuve de viaje en Berlín. No fueron suficientes días ni para
conocer la quinta parte de lo que esta ciudad puede ofrecer, pero sí
que volví encantado con todo lo que pude aprender y empapado de
historia. Gracias a Das Leben der Anderen he podido revivirlo
y he reforzado mi convicción de que la capital alemana es una de las
ciudades más interesantes del orbe. Por tanto, en esta entrada
aprovecharé para recomendarte en primer lugar que veas la peli y, en
segundo lugar, que vayas a Berlín. No te arrepentirás de ninguna de
las dos.
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