viernes, 28 de marzo de 2014

Das Leben der Anderen

En parte debido a mi desconocimiento absoluto de todo lo relacionado con el séptimo arte, no tengo muy claro si el cine alemán goza de prestigio internacional,... Diría que no. Mi teoría es que si su fama hubiera traspasado fronteras, lo sabría.

Sin embargo, sí hay películas que han conseguido llegar incluso a oídos de una persona cinematográficamente inculta como yo. Ésta es una de ellas. Sabía que había sido nominada a un Oscar y que las críticas recibidas eran excelentes. Del mismo modo, muchos amigos (tanto alemanes como de otros países) me la habían recomendado y habían insistido en que la viera. La carta de presentación difícilmente podía ser mejor.

Resulta que Das Leben der Anderen es una de esas películas aparentemente inofensivas, en las que parece que no ocurre nada hasta que te das cuenta de que tienes un nudo en la garganta. Después de un principio tal vez un poco errático, avanza hasta centrarse en sus principales objetivos, que permiten al espectador seguir dos historias paralelas y que desembocan en un final tan sorprendente como predecible. Todo al mismo tiempo (y, ojo, eso es difícil de conseguir).

Además, y lo que es más importante, en mi humilde opinión de residente en Alemania, refleja la vida en el Berlín Oriental de los años ochenta de forma fiel. Muestra, por ejemplo, el interior de una de las cárceles de la Stasi (la policia secreta de la RDA) o la fachada de la librería más emblemática de la ciudad. Y también cómo era el interior de esta organización: los dilemas que suponía trabajar para ellos y la inseguridad que entrañaba el no hacerlo.

Hace poco, precisamente, estuve de viaje en Berlín. No fueron suficientes días ni para conocer la quinta parte de lo que esta ciudad puede ofrecer, pero sí que volví encantado con todo lo que pude aprender y empapado de historia. Gracias a Das Leben der Anderen he podido revivirlo y he reforzado mi convicción de que la capital alemana es una de las ciudades más interesantes del orbe. Por tanto, en esta entrada aprovecharé para recomendarte en primer lugar que veas la peli y, en segundo lugar, que vayas a Berlín. No te arrepentirás de ninguna de las dos.


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