martes, 27 de mayo de 2014

Palmeras en la nieve, de Luz Gabás

Las pasadas Navidades, recibí un regalo especial de parte de mi hermana: un libro electrónico. Aunque el formato tradicional presentará una dura batalla por ceder su trono, enseguida vi las virtudes de este novedoso invento y me apresuré a hacerme con algún título con el que poder estrenarlo. De este modo, una vez que mi nuevo aparato dejó de ser una cáscara vacía y pasó a estar lleno de historias, me lo traje a Alemania dispuesto a sacarle el máximo provecho... por motivos prácticos (prometo serle fiel al libro de papel en el futuro).

Y lo cierto es que, aunque no quiero hacer propaganda de estos cacharros, me gustó bastante la experiencia de leer mi primera historia en uno de ellos. Claro que el mérito en este caso fue de la novela elegida, que ya habrás deducido cuál es.

Resulta que Palmeras en la nieve es una historia amena, entretenida, dinámica, intensa. Engancha bastante, los personajes son descritos de una manera magistral, que hace que quieras saber más acerca de su vida, y los cambios de perspectiva son simplemente intachables. Y no sólo las descripciones de los personajes resultan excelentes: también los parajes en los que tiene lugar la acción son ilustrados de una manera clara y precisa, gracias a la cual casi puedes llegar a sentir el olor a selva ecuatorial, el sonido de los machetes contra la maleza y el roce del viento de las montañas.

Sin embargo, tal vez lo que más me ha entusiasmado ha sido el contexto histórico y la forma en que se explica en el libro. Hace unos años leí Guinea, de Fernando Gamboa (que, por cierto, sale mencionado en el apartado 'Nota de la autora'), una novela desgarradora y, en palabras de la propia Luz Gabás, dura y desasosegante, que me marcó de forma irremediable y me impulsó a documentarme tanto como pudiera sobre la historia del país, antigua colonia española. Si bien el proceso de investigación fue más entusiasta que efectivo, lo mejor que puedo decir ahora es que Palmeras en la nieve ha dejado una huella tan profunda como su antecesora geográfica.

Creo que un libro es realmente bueno cuando, tras pasar unas cuantas páginas sin apenas ser consciente del transcurso del tiempo, quieres buscar más información y saber tanto como puedas al respecto. Es lo que me ocurrió con grandes obras (El ocho, La pasión india, la ya mencionada Guinea...) y lo que me ha sucedido con Palmeras en la nieve.


Hacía mucho tiempo que no realizaba una “crítica” tan buena de un libro, y eso que yo soy muy optimista (a ves incluso demasiado). Espero, por tanto, que esto te ayude a hacerte una idea de cuánto he disfrutado con esta historia y, con un poco de suerte, te anime a leerla.

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