Hace poco hablé de los títulos de los libros y del papel fundamental que
pueden llegar a desempeñar. Comenté que podían tener fuerza por sí mismos pero,
al mismo tiempo, también reflejar el estilo del autor o la temática del libro.
Aquí estamos ante un título que cumple la primera característica, ya que
tiene mucha fuerza. Sin embargo, después de haberlo terminado, creo poder
asegurar que no se le podrían aplicar las otras dos. Yo lo escogí porque su
autor me sonaba (de unas traducciones que nos mandaron en una asignatura de la
carrera… ¡Qué ironía!), y pensé que en él encontraría algo parecido a un
ensayo, con moralinas y reflexiones del autor, el protagonista, o ambos.
También me imaginaba una trama que girara en torno a un hombre depresivo o
derrotado. Sobre todo, di por hecho que sería una frase que apareciera en el
libro, probablemente en el punto culminante.
Aunque todos mis razonamientos parecían lógicos, la realidad fue otra: ni
reflexiones, ni hombre derrotado (paseando bajo la lluvia), ni la más mínima
mención a la lluvia. Y sólo una breve referencia a la palabra mojado, que
aparece explicada al principio del libro (¡no es spoiler!).
En fin. Paradojas aparte, lo cierto es que he disfrutado bastante con esta
novela y, sobre todo, me alegra haber descubierto un nuevo autor. Especialmente
uno tan prolífico como Juan Madrid y con tanto reconocimiento. Resulta que,
entre los muchos libros que ha publicado, algunos de ellos conforman una saga
de novela policiaca de las que a mí me gustan. Creo que esto puede ser el
principio de una hermosa amistad…
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