domingo, 20 de enero de 2013

The Secret Dreamworld of a Shopaholic, by Sophie Kinsella


Si me conoces, o has leído alguna de mis entradas anteriores, sabrás que yo leo mucho (o, más bien, todo lo que puedo). Y si, además, has tenido el gusto de hablar conmigo sobre libros, también estarás al tanto de una de mis normas de oro: nunca leo la sinopsis ni los resúmenes que suelen aparecer en las contraportadas. Creo que dan demasiada información y no reflejan el estilo del contenido, cuyo papel es muchas veces fundamental para enganchar a un potencial lector. En esa misma línea, no suelo “permitir” que la gente con la que hablo de libros me desvele los finales, y ni siquiera los principios.

Este caso, sin embargo, es una especie de excepción. Primero, porque el título ya desvela una importante cantidad de información. Segundo, porque es uno de esos libros en los que el estilo del escritor (escritora en este caso) resulta vital. Y tercero, porque es tan bueno que hay que leerlo aunque sepas el final. Como la gente que va al cine a ver Titanic: saben cómo acaba, pero merece la pena (bueno, eso dicen, yo no la he visto).

Me explico. No hace falta ser muy listo para saber que la historia gira en torno a una chica adicta a las compras. También es fácil adivinar cuál será su perfil personal, qué problemas le acarreará su adicción y, si te adelantas y descubres que hay más libros que continúan la saga, también puedes intuir el final. Sin embargo, como ya he dicho, The Secret Dreamworld of a Shopaholic (Loca por las compras, título de su versión española) merece la pena a pesar de todo ello: es un libro divertido, ameno, dinámico, un poco disparatado, ligeramente crítico, irónico y lleno de pequeñas joyas. No busca una literatura elevada, ni un humor demasiado obvio. Sólo busca hacer que el lector disfrute con las pequeñas incidencias, las reflexiones y el tono directo de Rebecca, la protagonista y narradora.

Es el momento de recordar que yo soy un crítico poco exigente y que en estos momentos de mi vida lo que necesito es algo que no me haga pensar. Tal vez leas este libro y lo desprecies con toda tu alma. Sin embargo, te animo a que le des una oportunidad en cualquier caso, porque también puede ser que lo acabes colocando entre los libros más divertidos que has leído nunca… como probablemente haga yo si me decido a elaborar dicha lista.

Y, si la hago, la publicaré. De modo que tendrás oportunidad de verla y, con un poco de suerte, echarte unas risas gracias a mí.   

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