viernes, 26 de diciembre de 2014

La analfabeta que era un genio de los números, de Jonas Jonasson (traducido por Sofía Pascual Pape)

Después de unos meses bastante ajetreados, en los que el estrés fue una constante en mi rutina, llegó el ansiado último día de clase y, por tanto, el comienzo de las vacaciones. Y yo celebré mi renovada libertad con una exhaustiva sesión de biblioteca. Sin embargo, esta vez cambié los apuntes y mi eterno acompañante -mi portátil- por hileras de estanterías, miles de volúmenes a mi alcance y un suelo que crujía con cada paso. El resultado fue que me fui a casa con tres libros a los que pensaba dedicar gran parte de mi tiempo durante el merecido periodo de asueto navideño.

Mi búsqueda giró en torno a tres principios: quería un libro con garantías de que me fuera a gustar (cualquiera conocido me bastaba), no demasiado largo (por si las moscas) y, a ser posible, en versión original. En un momento dado, se me vino a la cabeza este título (o uno parecido... Los títulos largos son más difíciles de memorizar): cumplía dos de los tres requisitos y, gracias a un vacío legal y al hecho de que el sueco sigue siendo un idioma mayoritariamente desconocido para mí, me permití leerlo traducido al castellano. Vi en el registro que estaba disponible y, aunque no se encontraba en su sitio, tuve la suerte de encontrarlo.

Me lo llevé a casa y la falta de tareas pendientes me permitió devorarlo a la velocidad de la luz. Tal vez el libro ayudó, pues no podía dejar de pasar las páginas. Jonas Jonasson se ha mantenido fiel al estilo con el que me cautivó en El abuelo que saltó por la ventana y se largó y sigue sorprendiendo con sus giros, tan sublimes como... ¿alocados?

En la misma línea que su antecesor, demuestra una fluidez exquisita, refleja situaciones cómicas, a veces por su sencillez, y, algo también muy importante, ilustra al lector sobre la situación económica, política y social del planeta a lo largo de los años. Y lo hace de una manera soberbia, entrelazando unos acontecimientos con otros y relacionando a distintos personajes históricos. De hecho, me pregunto qué opinarán los aludidos cuando le echen la mano a esta novela... O qué han opinado en caso de que ya la hayan leído.


Yo, por mi parte, sólo puedo recomendarte encarecidamente que lo leas (y, ya de paso, el de El abuelo que saltó por la ventana y se largó). También aprovecho para desearte una feliz Navidad o, si estás leyendo esto en cualquier otra fecha, una feliz semana.

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