Otro viejo conocido. Creo
que nunca me he leído ningún libro suyo entero pero sí que estaba
familiarizado con su estilo y me gustaba. También sabía que muchas veces escribía sobre
sus viajes, algo que siempre es un punto a favor. En definitiva, mi lado práctico decidió que esta elección
sería tan buena como cualquier otra, lo saqué de la biblioteca y me
dispuse a dedicarle parte de mis vacaciones de Navidad.
Tengo que reconocer que
las primeras páginas me desmotivaron un poco. Cierto, él escribe
muy bien (mejor dicho, de una forma que conecta conmigo) y el tema
parecía razonablemente atrayente... Sin embargo, la profusión de
términos específicos - ya fuera por la variante estadounidense o
por el tema en cuestión - hizo que incluso me costara seguir el
hilo. En mi línea, no obstante, seguí avanzando y me encontré con
una historia divertida, simpática y, sobre todo, que me trajo muchos
recuerdos.
Resulta que en Estados
Unidos existe algo llamado 'the Appalachian Trail' (el camino
apalache), una senda de más de 2.000 kilómetros de largo parecida
al Camino de Santiago, pero más alejado de la humanidad y sin ningún
tipo de origen religioso. Quienes se proponen recorrerlo a pie en su
totalidad, y eso es precisamente
lo que hizo Bill Bryson y lo que le dio material suficiente para
escribir un nuevo libro, pueden tardar meses en completarlo, y el porcentaje de infelices que abandonan antes de llegar a la meta es muy alto.
A Walk in the Woods,
sin embargo, no es sólo el relato de un paseante aficionado. Es un
libro entretenido y ameno, cargado de divertidas anécdotas y de
sutiles, o no tan sutiles, críticas a la sociedad y el gobierno
estadounidenses (Bill Bryson vivió muchos años en Inglaterra, pero
es originario de Iowa). Con su lectura se puede aprender no sólo
cómo acampar al aire libre en cualquier época del año o a defenderse de los osos, sino
también qué especies son más emblemáticas de cada Parque Nacional
de la costa este norteamericana o cuántos metros camina cada semana
un ciudadano medio en Estados Unidos. Sí, he dicho metros: la cifra
es tan baja que no merece la pena pasarla a kilómetros.
Ya he mencionado la única
pega, y es que no estoy familiarizado con todos los nombres de
animales, plantas y las partes del equipamiento de los “peregrinos”.
Esto ha hecho que, en algunos momentos, me costara comprender lo que
explicaba... O que lo hiciera pero no supiera a qué se refería.
Sin embargo, creo que la palabra 'pega' tiene matices demasiado
negativos y no debería usarla pues, al fin y al cabo, permite al
lector aprender muchos términos nuevos. Por ello, te recomiendo en cualquier caso que
le des una oportunidad y que no te desanimes si ves que no lo
entiendes todo. Lo que entiendas, sin duda, merecerá la pena. Además, como bien ha dicho una profesora mía en una ocasión, de Bill Bryson hay que leer hasta el listín telefónico.
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