Con la llegada del 2015,
salieron a la luz los eternos propósitos de año nuevo. Salir menos
y estudiar más, ir al gimnasio o aprender un nuevo idioma son
algunos de los clásicos. El que hoy nos ocupa es un poco distinto y,
sin embargo, es el que más me llamó la atención y el único que
pretendo cumplir... en la medida de lo posible.
Dicho propósito, señoras
y señores, consiste en leer un libro a la semana. Está claro que
hay que fomentar la lectura y que leer nos abre la mente y las
puertas de todo tipo de universos fantásticos (o no tan fantásticos). También nos enseña
a redactar, a escribir y, por qué no, nos puede ilustrar acerca de
distintas partes del mundo y de distintos periodos históricos. Nadie
que se haya leído Las aventuras del Capitán Alatriste tendrá
problemas para describir el Siglo de Oro de la literatura española,
del mismo modo que muchos lectores de Canción de hielo y fuego
conocen mejor la historia de los distintos reinos de Poniente que los
de cualquier país real.
En fin. Yo no necesito
excusas para leer, me basta con un libro en buen estado y la
suficiente luz. Sin embargo, voy a intentar cumplir con el propósito,
o acercarme tanto como pueda. Existe el riesgo de que
acabe rechazando algunos libros simplemente porque son demasiado
largos y no me permitirían llegar a la cifra deseada, y eso no es bueno, pero al menos
tengo un motivo para llevar la cuenta de todos los títulos que vayan
pasando por mis manos.
¡Hasta 2016!
¡Hasta 2016!
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