Por lo visto, Laurent Gounelle es un
experto en desarrollo personal y ha conversado con todo tipo de
especialistas en espiritualidad, desde sabios balineses y chamanes
peruanos hasta neurocientíficos occidentales. Yo no sabía nada de
esto cuando saqué el libro de la biblioteca y mi única referencia
era No me iré sin decirte a dónde voy (un libro qe me leí
hace años y que me entusiasmó), pero es lo que figura en la
contraportada.
Efectivamente, en El hombre que
quería ser feliz, Laurent Gounelle saca a relucir esta faceta de
especialista en esperitualidad y sume al lector en un mundo de
positividad, optimismo y aromas orientales. Es casi un manual de
autoayuda en el que uno aprende mucho sobre cómo gestionar
las emociones y en qué basar las decisiones que tomamos. Puede
ayudar al lector en situaciones difíciles y, si no es el caso, al
menos le proporcionará unos días de entretenimiento y de lectura
ligera.
La verdad es que no tengo mucho más
que añadir. Sus 141 páginas se pueden resumir en estas sencillas
palabras y, aun así, eso no quiere decir que no lo recomiende. Sin
embargo, puestos a elegir, me sigo quedando con No me iré sindecirte dónde voy.
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