domingo, 6 de mayo de 2012

Los Juegos del Hambre (The Hunger Games), traducido por Pilar Ramírez Tello


Después de la lista de libros que hice en mi última entrada, me veo en la necesidad de profundizar en algunos de ellos, y ahora le toca a Los Juegos del Hambre. Ya comenté que me había enganchado como pocos otros libros lo han hecho y que, aunque la historia no deja de ser una barbaridad, esconde detrás algo mucho más grande que un simple… Juego del Hambre. Además, no veo el momento de ver la película y puedo adelantarte que la segunda parte de la trilogía tiene muy buena pinta.
Pero si me he decidido a escribir sobre este libro en concreto es por una conversación que he tenido hoy. Ha sido algo así.

 -Me encantó Los Juegos del Hambre.
-¿Sí? ¿De qué va?
-Si te lo cuento, te lo destripo. Te diré sólo que está en la línea de Un mundo feliz.
-¿Y qué tal la traducción?
-Francamente buena, la verdad. Hay alguna cosilla que me ha llamado la atención, pero es normal ver algo que tú pondrías de otra forma.


No puedo negar que ha sido una conversación “especial”. Primero, porque efectivamente había pensado en algún momento que era una traducción francamente buena (lo suficiente para suplir el enorme delito que supone el no haberlo leído en versión original). Y, sobre todo, porque nunca me habían hecho esa pregunta… “¿Qué tal la traducción?”. Supongo que el noble trabajo de los traductores empieza a ser mejor valorado. O tal vez sólo en mi presencia. En fin, no importa. El caso es que “nuestra” labor se va notando cada vez más y eso es bueno. ¡Traductores al poder!

PD: he considerado más oportuno escribir el nombre de la traductora en el título, como un guiño a ese colectivo al que pronto perteneceré. Pero en ningún momento he pretendido quitarle mérito a la autora, Suzanne Collins. Al fin y al cabo, en mi anterior entrada ya había puesto quién era la escritora y es ella la que se ha sacado de la manga ese pedazo de historia.

1 comentario:

  1. Yo solo te digo que creo que pasé la parte oral de la prueba de acceso por nombrar a José María Faraldo, traductor de la saga de Geralt de Rivia (que, si te ha gustado Canción de Hielo y Fuego, debes leer sí o sí).
    Y olvídate del original, que está en polaco.

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