sábado, 2 de junio de 2012

Blood from a Stone, parte I (no es que sean dos libros, ya lo entenderás)


Cualquier estudiante universitario que se precie debería adorar esas bonitas semanas de junio que reciben el fatídico nombre de ‘periodo de exámenes’. Es todo tan maravilloso… El calor humano de los compañeros de fatiga, la fría luz azulada de las bibliotecas, la cantidad de conocimientos que se adquieren después de las largas jornadas de estudio… A se le suma el calor asfixiante de principios de verano, el ritmo de vida irregular, la pasta que se va en fotocopias y los nervios. ¿Qué más se puede pedir?
Pero los exámenes también tienen su parte negativa. Yo llevo ya unos días sin actualizar y, en general, me queda poco tiempo para cualquier otra cosa. Por ejemplo, el martes tengo que devolver los libros a la biblioteca y ni siquiera me ha dado tiempo de empezar uno de ellos. ¿Solución? Leer al menos las primeras páginas para ver si merece la pena ampliar el plazo.
De modo que he cogido Blood from a Stone, de Donna Leon, (en el inglés original, que para algo tengo el examen de la lengua de Shakespeare la semana que viene) y he leído el principio. No sólo tiene muy buena pinta, sino que el vocabulario es perfectamente comprensible para mí (lo cual es bueno, si tenemos en cuenta que tal vez me acabe dedicando a esto) y está en la línea de novela policiaca que tanto me gusta.
Por lo pronto, aquí te dejo un párrafo de una de las primeras páginas. Así no desvelo gran cosa. Espero que te guste.

“Last-minute buyers, their number reducer by the cold, requested products they all suspected could be found at better prices and of more reliable quality at local shops that were open even on this Sunday, and how better to assert one’s independence and character than by buying something unnecessary?”   

Conclusión: próxima parada: Venecia. Cuando termine el libro, le dedicaré una nueva entrada en condiciones.

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